Podrían parecer jóvenes inquietos, sin interés o rebeldes a la hora de acatar algunas órdenes, pero la realidad es que las características de quienes son diagnosticados con un Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) son muy diferentes en unos casos y en otros. Cierto es que, estos adolescentes, ante situaciones como las Pruebas de Evaluación para el Acceso a la Universidad (PEvAU), pueden experimentar "cierta inquietud y dificultades sobrevenidas a la hora de ejecutar la prueba", explica Mariela Puya, psicóloga dedicada a la enseñanza basada en el Análisis Aplicado del Comportamiento y especialista en Terapias Contextuales.
La delegada de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía en Córdoba, Inmaculada Troncoso, señaló el pasado martes, en una rueda de prensa con motivo del inicio de la PEvAU, que cada vez hay más estudiantes que presentan TDAH o dislexia. Estos alumnos, aclaró Troncoso, podían solicitar hasta media hora más para realizar los exámenes, debido a las dificultades añadidas que pueden entrañar para ellos. Según datos de la Universidad de Córdoba (UCO), a los que tuvo acceso este periódico, este año se ha presentado a las pruebas de acceso a la universidad un total de 42 jóvenes con necesidades especiales. Aunque cabe recordar que no todos solicitan ese tiempo extra.
Las novedosas condiciones del examen hacen probable, cuenta Mariela Puya, "algunas reacciones emocionales" en alumnos con "TDAH u otras dificultades en el aprendizaje como el déficit de atención o dislexia". Sin embargo, la realidad es compleja. "Siempre depende del repertorio de habilidades de cada adolescente, cual sea su historia de aprendizaje, su entorno y el entrenamiento previo para exponerse a situaciones como la Selectividad, que suponen realizar una tarea compleja que no es habitual", analiza la psicóloga. E insiste en que el TDAH "se manifiesta de forma heterogénea, por lo que hay que tener en cuenta que no todas las personas diagnosticadas presentan los mismos síntomas, sino que existe una gran variabilidad".
A rasgos generales, se trata de "un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por presentar dificultades en la atención, hiperactividad e impulsividad". Estas características tienen un impacto significativo, precisa la experta, no solo en el ámbito familiar y social, sino a nivel académico. En este último aspecto, señala Puya que "la heterogeneidad" del trastorno hace más compleja la adaptación de los recursos. "Habrá casos en los que el sistema educativo proporcione los recursos necesarios a estos alumnos y en otras ocasiones se requiera de la atención de un especialista externo", apunta. Y, en concreto, para la PEvAU, conviene poner en práctica habilidades como "lectoescritura y numéricas, lectura comprensiva fluida, atención, planificación de tareas y gestión del tiempo de manera eficaz y eficiente".
La profundización en este área de la psicología hace, según explica Puya, que haya "más información, visibilidad y formación a todos los niveles", algo que "favorece la detección precoz y disposición de medios para que el niño desde una edad temprana inicie una intervención especializada y adaptada a sus necesidades individuales", con el objetivo de "que le permita aprender un repertorio funcional en su contexto, tanto a nivel académico, de lenguaje, social y autonomía personal".
