A punto de cumplir 40 años de servicio, la Fundación Emet Arco Iris recibirá el Cordobés del Año, un premio que pretende reconocer cuatro décadas de trabajo continuado en beneficio de la sociedad, como ya lo hicieron antes instituciones como el Defensor del Pueblo. Con la mirada puesta siempre en la realidad para atender las necesidades de los colectivos más vulnerables, Emet Arco Iris ha sido capaz de abanderar desde sus inicios proyectos pioneros como la puesta en marcha en 1999 del servicio de atención a menores con trastorno de conducta, «una problemática que en su día era incipiente y que no ha dejado de crecer desde entonces», ha destacado el presidente de la entidad, Alfonso Fernández Zamorano. Su intervención en la preadolescencia y adolescencia aportando afecto, escolarización y estableciendo límites a menores con problemas de adaptación ha hecho posible que la mayoría de los que han pasado por sus manos se hayan podido reintegrar en su entorno familiar y reanudar sus vidas con normalidad, algo de lo que se sienten especialmente satisfechos.

La atención a personas drogodependientes ha sido piedra angular del proyecto, que con los años ha ido incorporando nuevas vertientes como la perspectiva de género. En este contexto, se puso en marcha el programa NARA, dirigido a mujeres en situación de adicción que además son víctimas de violencia de género. Según Fernández Zamorano, «nos dimos cuenta de que al tener este problema no podían estar en pisos de acogida para mujeres maltratadas y lo propusimos, siendo un proyecto también pionero».

En los últimos años, la iniciativa más novedosa ha sido la de atención a mujeres subsaharianas embarazadas y con hijos, impulsada en estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Montilla, donde se encuentra el refugio donde se les atiende desde el 2018. La atención ofrecida a este colectivo en Córdoba ha permitido sacar a la luz el problema de los niños nacidos en tránsito, a los que hasta ahora no se reconocía nacionalidad ni en su país de origen ni en el país donde nacieron de forma fortuita ni en España. El empuje de Emet Arco Iris y el Ayuntamiento de Montilla se tradujo en una sentencia del juzgado de la localidad que reconoce el derecho de estos menores a que se les reconozca la nacionalidad y ahora hay un número creciente de niños subsaharianos de Montilla, todo un logro, ya que muchos en la misma situación habían sido víctimas anteriormente de trata de personas o tráfico de órganos. «Quiero destacar la involucración de la Diputación y, en especial, del Ayuntamiento de Montilla y de sus ciudadanos por la excepcional acogida que han ofrecido a estos menores», destaca Fernández Zamorano. Con la pandemia cada vez más lejos, la entidad confía en celebrar su 40 cumpleaños como merece un número tan redondo, «reuniendo a muchos usuarios rehabilitados en los distintos programas a lo largo de este tiempo».