Diario Córdoba

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SITUACIÓN EN CÓRDOBA CAPITAL

Las aguas residuales muestran el mayor rastro covid de la pandemia

El nivel de positividad refleja el incremento de los casos del último mes, que ya no se contabilizan | El pico de transmisión del virus en la última semana está muy por encima del récord de la sexta ola ==

Estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de La Golondrina, en Córdoba. CÓRDOBA

Sin datos cuantitativos sobre el número real de casos positivos por coronavirus que se producen en Córdoba, ya que desde principios de abril la Consejería de Salud solo registra y hace seguimiento de los casos con síntomas graves y los que se dan en colectivos vulnerables como mayores de 60 años y pacientes inmunodeprimidos, una de las pocas evidencias para conocer el índice de positividad y transmisión del covid se encuentra en las aguas residuales. Los informes semanales de depuradoras, como la de La Golondrina de Córdoba, que realiza desde que empezó la pandemia el Ministerio de Transición Ecológica son uno de los indicadores más fiables para hacer seguimiento del rastro del virus, que en este momento se encuentra en niveles máximos.

La información recabada en dichos informes, trasladada a una gráfica desde que empezaron a hacerse públicos los datos por el graduado en Económicas José Ojeda, muestran claramente la evolución registrada en la concentración del virus en las distintas olas y la coincidencia de los picos más altos con los momentos de más concentración de casos en la capital. El Ministerio de Transición Ecológica establece unos parámetros según los cuales documenta la presencia o no del virus en las aguas residuales y la tendencia respecto a la semana anterior (Disminución significativa / Disminución / Estable / Aumento / Aumento significativo), así como la variación del material genético medido respecto la semana anterior expresado en unidades logarítmicas.

Presencia del coronavirus en las aguas residuales de Córdoba. GRÁFICO: RAMÓN AZAÑÓN

El análisis de estos datos permite detectar si el virus está en una comunidad en función de la presencia o ausencia del mismo en la red de saneamiento. La presencia del virus muestra que hay personas infectadas que están excretando virus en las heces. Asimismo, permite conocer si el número de personas infectadas aumentan o disminuyen y saber cómo se está propagando el virus en la población, en función de la evolución de los niveles detectados.

En el caso de Córdoba, la evolución de la concentración del virus revela que los niveles se han mantenido estables o al alza desde principios de marzo, cuando se constató un leve descenso después de un mes de in crescendo.

Los datos que había en enero

Tal y como indica la gráfica, la media mensual de positividad alcanzó en el momento cumbre de la sexta ola una concentración de 2,5 puntos a finales de enero. Tras un leve descenso, esa concentración ha seguido creciendo hasta que en la semana del 1 al 7 de mayo (últimos datos disponibles) ha superado en un punto el máximo de la sexta ola, lo que constata el aumento exponencial de los contagios, por más que estos no se estén contabilizando en las estadísticas oficiales ni se esté haciendo seguimiento de ellos por las autoridades sanitarias. Córdoba lleva un mes instalada en el momento de mayor positividad de la pandemia. Afortunadamente, el enorme volumen de casos que se están registrando desde que la mascarilla se retiró de los interiores no se ha traducido en un aumento proporcional de la presión asistencial en los hospitales y ucis de la provincia, gracias al efecto de las vacunas, que están consiguiendo paliar en gran medida los síntomas y gripalizar el coronavirus a marchas forzadas.

A falta de registros oficiales sobre el número real de infectados, basta hablar con conocidos y amigos para constatar que el virus está propagándose entre la población que aún no se había contagiado y cómo está afectando más, con consecuencias más o menos graves según la edad o las patologías previas, a quienes no habían recibido las tres dosis de la vacuna. El mes de mayo y las concentraciones de personas están dejando un rastro de contagios que, según la lectura de las aguas residuales, arrojaría tasas máximas si se estuviera haciendo seguimiento de todos los casos como en olas anteriores.

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