La Cata del Vino Montilla-Moriles ha regresado en loor de multitudes, tras dos años de obligada ausencia por la pandemia. Aunque el Consejo Regulador de la Denominación de Origen muestra «una satisfacción contenida», la verdad es que el lleno ha sido absoluto durante los cinco días que han permanecido abiertas las casetas en la explanada del aparcamiento del Palacio de la Merced, sede de la Diputación, y el público asistente, y paciente, se mostraba contento una vez en el interior, pese a las largas esperas para acceder.
Aunque la lluvia hizo acto de presencia en los dos primeros días, los cordobeses no se amilanaron y respaldaron con su presencia la primera de las celebraciones festivas del Mayo cordobés. Por ello, se puede considerar un auténtico éxito lo que desde la DO Montilla-Moriles han venido a denominar ya «cita eno-gastronómica», pues las especialidades de varios restaurantes de la provincia se han convertido en un auténtico y necesario complemento para la degustación enológica.
El Consejo Regulador justifica su moderada satisfacción en que pese al «magnífico resultado tanto a nivel de asistencia y respuesta cívica de los cordobeses, como por el sentir general sobre la misma», valoran la responsabilidad que supone «asumir los cambios que haya que adoptar en el futuro para su mejora, ya que se ha convertido en una referencia turística y promocional de primer orden».
Desde la organización se dan «por cumplidos todos los objetivos», sin embargo no se atreven a dar datos de asistencia ni de resultado económico, por considerar que «no será este año el más apropiado para buscar datos ni récords de participación, pues la organización se congratula cuando la responsabilidad gana a la economía». Lo que no impide reconocer que «todas las actividades programadas, tanto el estand institucional del Consejo Regulador como en las propias instalaciones de la Diputación, caso de las catas dirigidas de bodegas, han sido un completo éxito de convocatoria, llegando al pleno en su totalidad».
Otra muestra de la importancia que tiene la muestra cordobesa de vinos, a juicio de sus responsables, es la repercusión que tiene el evento de medios de comunicación y la respuesta recibida de las instituciones, cuyo máximo exponente ha sido la visita del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. Desde el Consejo Regulador apuntan que «es muy satisfactorio haber podido cumplir las expectativas de todos los intereses representados, tanto el del sector vinícola como el hostelero al que se le ha dedicado, y que ha respondido, de un modo claro y directo, a la llamada de la organización para convertir en el futuro la Cata del Vino en un espacio eno-gastronómico y turístico de primer nivel».
Sin embargo, añaden desde el órgano gestor de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, el éxito obtenido en la trigésimo séptima edición de la cata, «no debe eclipsar la necesidad de una revisión de determinadas actuaciones que la rodean y que, mal entendidas o mal comunicadas, pueden dar con ciertas situaciones que nada tienen que ver con la realidad, más allá de casos muy concretos y lejos de la generalidad».
Asegura la organización del evento, al inicio del desmontaje de los expositores, para terminar, que «la revisión del modelo siempre ha estado en la mente de todos, y por eso, con esta clausura damos comienzo a la preparación de la próxima Cata del Vino Montilla-Moriles».
