La cara del Gran Capitán lo decía todo. Como si Gonzalo Fernández de Córdoba viniese de la mismísima guerra de Nápoles, el traje embarrado, el bronce enlodado, resbaladizo, el caballo pringoso. La borrasca Celia pasó por la ciudad dejando un rastro de lodo que solo ha obrado el milagro de democratizar la suciedad en todos los barrios de Córdoba: desde El Brillante al Guadalquivir. ¡Tós por igual mis valientes!

Sadeco ha comprometido un plan de limpieza especial (60.000 euros y 20 contrataciones extras) y sus operarios tendrán que emplearse a fondo para sacar la mugre de bancos y toboganes, esculturas y aceras, papeleras y patios de colegios. Si lo consiguen o no se verá en cuestión de días. Nunca fue más fácil la prueba del algodón, industrial, en este caso.

El telón de fondo de la guerra de Ucrania y la calima del Sáhara ensombrecieron el ánimo de los cordobeses en una semana en la que la huelga de transportistas ha hecho saltar por los aires la cadena de distribución y está poniendo ya en serio peligro a la industria cordobesa. Para Cunext, la principal fábrica de tratamiento de cobre de España, que no paró ni en la pandemia; camiones de Covap escoltados por la Guardia Civil; el frío industrial de Lucena, sin suministros, y Mercacórdoba, a medio gas.

Para no sentarse a negociar (aunque parece que finalmente habrá encuentro el lunes), el Gobierno sigue sosteniendo que estos camioneros son minoritarios y violentos, que la ultraderecha instiga sus protestas y sigue defendiendo el acuerdo alcanzado en diciembre con el Comité Nacional de Transporte por Carretera. Mientras, en las estanterías de los supermercados faltan leche, pescados y frutas, y los hosteleros hacen malabares con las cartas, esquivando ingredientes y platos.

Corren de móvil en móvil los memes, la Córdoba de Marte, las listas de las siete plagas bíblicas, el meteorito que caerá en mayo. ¿De verdad no dijo Nostradamus nada de esto? Pues vaya (...) de adivino. Reír por no llorar.

Con una semana tan intensa, la vida municipal parece haberse disipado como un azucarillo en un café. Y eso que los argumentos de la asesoría jurídica y la intervención municipales nos han librado de tener que pagar a AENA 20 millones de euros por las expropiaciones que se acometieron hace 15 años para ampliar la pista del aeropuerto que, por otro lado, tantos beneficios y pasajeros nos ha traído (ironía).

Si el Gobierno no recurre la sentencia -algo que está aún por ver, pero que le han pedido ya diputados socialistas como Antonio Hurtado-, el alcalde ha propuesto dedicar el dinero que hasta ahora se dibujaba en los sucesivos presupuestos para enfrentar la posible derrama (7,4 millones) a un plan integral para los colegios públicos, que son de titularidad municipal. Los socialistas han acogido la idea con escepticismo y piensan que algo así, a un año vista de las elecciones, no es ya más que «propaganda electoral», sobre todo porque no han sido capaces ni de culminar el expediente para la climatización de un puñado de colegios que se inició en el mandato anterior.

Precisamente, el jefe del PSOE-A, Juan Espadas, vino a ver el lunes pasado a los compañeros cordobeses que andan, por la probable salida de Isabel Ambrosio a tierras sevillanas, sin candidato aún para Córdoba. Están agobiados por el vacío que dejará la exalcaldesa en el grupo municipal si Juanma Moreno convoca en junio y se han puesto mayo de tope para elegir alcaldable. En realidad, el resto de partidos, a excepción del PP que repetirá con José María Bellido, están en la misma circunstancia: ni Unidas Podemos, ni Cs, ni Vox (que por cierto recibe la semana próxima la visita de su secretario de Organización, Javier Ortega Smith), tienen aún designados a sus candidatos.

Esta semana también se ha conocido una sentencia que suena extemporánea porque afecta a Cosmos y a una plantilla laminada hace poco por un ERE. El fallo da la razón a la cementera y dice que no necesita una licencia nueva para valorizar residuos, una actividad que, por otro lado, hace desde el 2016. El Ayuntamiento debe ahora pensar si recurre o no el fallo (Ecologistas en Acción lo hará casi seguro), ya que este permite valorizar a priori en cualquier suelo industrial con la misma calificación que el del polígono de Chinales. Y eso ya no suena tan extemporáneo.

Con viento del Sáhara empezó la semana y con viento del Sáhara acaba: un buen acuerdo con Marruecos para zanjar problemas de inmigración y desatascar el suministro de gas, que no impedirá que se oigan las voces del pueblo saharaui. Sus gritos, desde el desierto, llegan a España con más intensidad que la calima.