A pesar de los 40 años que lleva dedicado al sector, para Juan Rafael Leal, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, resulta complicado recordar una situación como la actual. Para él, se trata de «la tormenta perfecta». Pero no por ello se muestra menos optimista. Y mucho menos pierde las ganas de luchar por el campo andaluz y por el cooperativismo.

Altos costes, altibajos en los precios, incertidumbre con la PAC, sequía... Se ha juntado todo para el sector agroganadero, ¿no?

Es una tormenta perfecta. Se ha llegado a esta situación por la falta de previsión política. A la agricultura y a la ganadería siempre nos han dejado en segundo plano, pese a que estamos demostrando que somos un sector esencial y estratégico. Me acuerdo cuando nos aplaudían en la pandemia. La coyuntura no es favorable: subidas indiscriminadas en los costes de producción, falta de previsión de las administraciones y la sequía, que es algo que no podemos controlar pero que nos tiene asfixiados. Las medidas políticas y económicas son insuficientes. Y a todo ello hay que sumar acontecimientos imprevistos como el conflicto bélico o la huelga de transportes.

¿Por dónde pasa la mejoría?

La administración tiene las herramientas necesarias para favorecer la estabilidad de las explotaciones. Al igual que existe gasóleo B, necesitamos tarifas eléctricas propias. No tiene sentido que un agricultor con riego pague electricidad todo el año. También habría que aplicar una reducción del IVA en las producciones hortofrutícolas. Un IVA acorde a la situación, especialmente por el tema de la sequía. Aquí lo que nos hace falta ya son políticas hidráulicas adaptadas a la situación real. Una muestra es la rapidez con la que el Ministerio de Agricultura ha reaccionado para poner solución en cierta medida a los problemas del conflicto bélico en Ucrania, sobre el abastecimiento de cereal. Porque si no la alimentación del ganado la tendríamos muy mal.

¿Qué le parecen los nuevos regadíos que demanda Córdoba?

Los nuevos regadíos que demanda Córdoba son de justicia. Dentro de la cuenca del Guadalquivir, la provincia peor tratada es Córdoba. Además, con mucha diferencia. Yo creo que se conseguirá y se debe desarrollar el regadío. Es implementar medidas como balsas de escorrentía, no cargarse ningún acuífero. Un sistema de goteo bien hecho es perfectamente compatible con el medioambiente. Nos hacemos un mundo de algo que es fácil. Se deben potenciar.

Estas crisis en el campo no son nuevas, ¿por qué sois uno de los sectores más vulnerables?

Protestamos quizás menos de lo que deberíamos. En Andalucía llevamos mucho tiempo, desde el inicio de la nueva PAC y demás, diciendo que esto afecta mucho. Sin una PAC justa, no habrá paz en el campo andaluz. Nosotros nos hemos sentido discriminados. Desde el inicio nos opusimos a ella. Empezamos el año pasado con el tema de la convergencia. Vimos también el cambio de las regiones productivas. Hemos pasado en Andalucía de 50 regiones a 20. Eso se pasa por lo alto la diversidad productiva del campo andaluz. Es una catástrofe. El sistema de ecoesquemas que se plantea hoy tampoco es coherente. No se incentiva el esfuerzo de la sostenibilidad y se obvian derechos históricos. Acceder a la bolsa de los ecoesquemas va a ser muy difícil. Esto se le ha trasladado al Gobierno central. Pero, en fin, no nos ha escuchado nunca. Esto supone la pérdida de 450 millones para el campo andaluz. No es una cuestión baladí. Los agricultores tendremos muchos problemas para mantener la viabilidad de nuestras explotaciones.

«Con la PAC nos hemos sentido discriminados. Desde el inicio nos opusimos a ella»

¿Se puede decir que Andalucía es la comunidad que más va a perder con esta PAC?

No es que se pueda, es que se debe decir. Andalucía es la región que, por individuos, más va a perder. Habrá ganaderos y agricultores que suban, a lo mejor, su nivel de cobro. Pero la inmensa mayoría perderemos. Una PAC justa es vital. Con ánimo de poder equivocarme, diría que es negativa para Andalucía a nivel global. No puede coger la campiña sevillana y la cordobesa y ponerla al nivel de Los Pedroches. Porque es injusto. Estás poniendo zonas de producción frente a zonas menos productivas. Y, probablemente, estas zonas menos productivas lo que necesiten es otro tipo de ayudas para hacerlas llegar al mercado. Es un tema de justicia social.

¿A qué se debe el rechazo de la subida del SMI?

No entendemos que podamos competir solamente con sueldos bajos y, desde luego, nuestro interés no está en absoluto en que haya trabajadores que cobren menos de los que deben. Los salarios en el sector agrícola y ganadero están regulados por los diferentes convenios del campo. Son provinciales y garantizan la paz social en el sector. Lo que no avalamos es que cada vez suban más los costes laborales mientras que no suban los precios de los productos. Yo puedo pagar si cobro. Las explotaciones deben ser rentables como cualquier otra empresa. No hay una oposición por parte de cooperativas y del sector productor a la subida del SMI, lo que decimos es que se repercuta esa subida.

¿La apertura y la calidad de nuevos mercados no está siendo suficiente para revalorizar el producto?

El producto se está revalorizando mucho en la imagen, en los lineales, pero no en el precio que percibe el productor. En todos los sectores cada vez se comercializan más envasados con marca propia y con valores añadidos para la sostenibilidad y el cooperativismo. Pero no es menos cierto que, al final, la distribución impone sus precios y que tú ves una subida en los lineales, pero de eso el agricultor y el ganadero percibe muy poco. Luego, hay un tema importante que nos está ayudando: las exportaciones. Sin las exportaciones hortofrutícolas somos la despensa europea, o sin el aceite, andaríamos mal. También sumamos a eso la llegada de productos de terceros países, que no producen en las condiciones de calidad, responsabilidad ambiental y que, además, compiten con precios más bajos de manos de obra. Vayámonos a Marruecos. Nos hacen competencia porque hay un maltrato a la mano de obra, cosa que no sucede en Andalucía. La crisis de precios no es culpa del sector, que se deja la piel cada día por producir alimentos para que la población pueda comer tres veces al día como mínimo. Es que hay un abandono de la administración. Y la distribución hace de su capa un sayo y martiriza al sector.

¿Qué falla para que el sector no aproveche el valor añadido?

La solución es que la distribución pague el producto como debe. Le sumas a eso la subida de costes y me cuentas a dónde vamos.

«Los nuevos regadíos que demanda Córdoba son de justicia. Se deben potenciar»

¿Cómo valora la relación de Europa con el campo?

Creo que los organismos europeos, con toda su buena intención, no están haciendo bien su labor. Se ejecutan normativas desde los despachos y hace falta que se apeguen un poquito al campo. Nos hemos metido en una dinámica de una política verde que me parece injusta. Nosotros siempre hemos defendido el medioambiente. El problema es que cuando lo legislas, pones más trabas que beneficios. Pero eso lo hemos tenido siempre en nuestro ADN.

¿La sostenibilidad del desarrollo compite con la renta?

Creo que no. La sostenibilidad no está reñida con la productividad del campo andaluz. El problema lo tenemos en supeditar producción agraria a mayores exigencias medioambientales, al mismo tiempo que se abre la puerta a producciones de terceros países. Creemos que perfectamente es compatible. Lo que hace falta es que tengamos más infraestructuras e inversiones en agua. La falta de un plan de inversiones y un plan hidrológico nos impide aprovechar al máximo las pocas gotas de agua. De todas formas, nuestras cooperativas son el mejor ejemplo para demostrar que la sostenibilidad y la productividad no están reñidas. Puedo poner de ejemplo a Huelva, al Valle de Los Pedroches con Covap a la cabeza, a Dcoop...

Otro tema de debate gira en torno a la alimentación. ¿Qué le parece el sistema Nutriscore?

El famoso Nutriscore. Creo que el sistema tiene muchísimas lagunas. Entendemos que el consumidor valora dar categorías al valor nutricional, pera la información real confunde al cliente final. El problema lo tenemos en qué parámetros se sustenta esto. No puede ser que bebidas edulcoradas estén al mismo nivel que productos como el aceite de oliva o el jamón ibérico. No lo respaldan informes científicos y es llamativo que no se incorpore una dieta tan saludable como la mediterránea.

«Se ejecutan normativas desde los despachos y hace falta que se apeguen al campo»

¿Qué opinión le merecen las granjas superintensivas?

En Andalucía no tenemos. Aquí no hay granjas superintensivas en el sentido que todo el mundo le puede dar a eso. Yo te puedo hablar de la ganadería extensiva, que es un sistema productor por antonomasia en Andalucía. Mi opinión es que debe ser. Hay un tipo de granjas para ciertas producciones que son respetuosas con el medioambiente y cumplen con las normativas de bienestar animal. Si no se cumplen, que sea la administración la que cambie la norma y sea quien sancione a estas explotaciones. Pero en Andalucía no tenemos. Ahora mismo tampoco hay un parámetro oficial de lo que es una granja superintensiva. Creo que somos muy respetuosos con el bienestar animal. Un animal maltratado no produce.

¿Cómo valora la última reforma laboral?

Para el campo es negativa porque, ¿cómo evalúo la necesidad laboral que voy a tener en mi explotación cuando voy a las aceitunas? Lo que dure, dura. No nos pueden meter cuestiones raras. No la entiendo, sobre todo en el tema de eventuales. Las producciones que se rigen fundamentalmente por mano de obra contratada en origen, como puede se la fresa, tenían trabajadores que venían contratados por obra/servicio y la reforma los convierte en fijos discontinuos. Pero no todos los jornaleros pueden volver la campaña siguiente. Eso va a ser malo para el empresario y para el trabajador agrícola. Ya nos contarán el año que viene como irá la campaña del olivar. Irá mal.

Este domingo hay una gran manifestación del campo programada. ¿Qué espera al respecto?

Creo que la manifestación es salir y decirle a la gente dónde estamos, que la población tome conciencia de que el sector agrícola tiene problemas. Y que hay que arreglarlos, porque al final el problema se convertirá, si no se pone ningún remedio, en un problema de la población. Si no se produce, no se come. Si no se come, habrá que recurrir a países terceros. Hay un problema serio y la administración tiene que resolverlo. Tanto para la propia sociedad como para nosotros. El tema energético, los precios... Ese es el único objetivo de la manifestación. Se trata de ir a Madrid para que la sociedad se dé cuenta.

A pesar de esta ‘tormenta perfecta’, ¿es optimista?

Llevo 40 años en el sector y hemos pasado situaciones muy complicadas. Posiblemente no tanto como estas, pero yo sigo siendo optimista. Con buena fe y con ganas de trabajar conseguiremos llegar a donde queremos, que el campo andaluz no se muera. Y, sobre todo, un sistema a ultranza del sistema cooperativo que nos mantiene vivos.