El precio del aceite de girasol se ha duplicado en las últimas semanas como consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y el desabastecimiento de este producto, que España importa, en buena medida, de Ucrania. Desde el sector agroalimentario confirman que esta es una de las consecuencias económicas de la guerra y alertan de sus efectos en la industria, pero también en otros negocios como los de restauración. Unos y otros podrían verse obligados a sustituir esta grasa por otras para la elaboración de productos.

El presidente de Cooperativas Agroalimentarias, Rafael Sánchez de Puerta, explica que «España consume mucho aceite de girasol y la dependencia de Ucrania es absoluta, más del 70% viene de aquel país. Esto ha provocado un desabastecimiento importante y la restricción ha motivado que el tirón haya sido mayor. Ha aumentado muchísimo el consumo y muchas industrias se han visto sin existencias», señala, aludiendo a negocios como las freidurías, chocolaterías y pastelerías.

La solución ahora es «buscar productos alternativos» y Sánchez de Puerta avanza que «tendremos que restablecer el equilibrio, se tendrán que abrir otros mercados. Entrarán aceites de semillas de otro tipo que no se han consumido históricamente en España, como el de colza, palma y cacahuete». Además, este responsable recuerda que la situación «tiene un efecto arrastre» sobre el precio del aceite de oliva. Sánchez de Puerta comenta que «el precio del aceite de girasol se ha duplicado, está habiendo subidas muy importantes en origen», pero advierte también de que «está subiendo todo. Para el consumo no es positivo y tampoco para la estabilidad de los mercados, porque puede bajar la demanda si suben los precios».

El secretario general de UPA, Miguel Cobos, detalla que «el kilo de aceite de girasol está por encima de los dos euros, cuando hasta hace poco estaba a 1 euro». De este modo, también señala que el coste de los aceites de oliva ha subido alrededor de 10 céntimos en la última semana y se ha elevado unos 20 céntimos desde que empezó la campaña, el pasado mes de noviembre, como consecuencia de la guerra y de la sequía. Según destaca, el aceite de oliva virgen extra se encuentra a 3,45 euros por kilo «y está subiendo día a día por la mayor demanda». El virgen tiene un precio de 3,20 euros y el lampante, de 3,10 euros. «Esto es bueno para el olivar, porque llevamos muchas campañas vendiendo por debajo de los costes de producción. En la campaña pasada y la actual los precios son justos, pero ha habido muchos años con pérdidas», recuerda.

Para el gerente de Aceites Canoliva, José Cano, se están viendo «precios de guerra». En su opinión, «el ama de casa está acaparando a lo bestia, se está vendiendo algo que no es normal y la gente va a estar varios meses sin comprar. Es de locos todo». Este profesional subraya que «todo ha subido, pero el consumo fuerte, fuerte es de aceites refinados, sobre todo, por la industria de la conserva y las freidurías. Al no haber girasol, hace falta lo que sea», precisa, y «te pagan lo que sea». José Cano coincide con otras fuentes y afirma que «es imposible saber lo que puede pasar» próximamente, aunque advierte del impacto negativo que podría tener la huelga anunciada en un sector del transporte de mercancía por carretera.

Por último, Juan Morales, agente comercial especializado en aceite, detalla que el precio de la grasa de girasol «se ha duplicado y no se encuentra. Lo que se está encontrando ahora al doble de precio es lo que ha quedado en las envasadoras. Las refinerías no cotizan, al no tener producto». En este sentido, este profesional aclara que las refinerías en España trabajan con el aceite de girasol crudo que viene de Ucrania «y no va a poder venir por la guerra, los barcos que no hayan salido, no salen. Esto ha provocando que contratos que había para largo plazo no se van a poder servir», avanza.

La demanda se dispara en el súper

Los efectos de la guerra de Rusia contra Ucrania no han tardado en llegar a las economías domésticas, que están comenzando a percibir un aumento de los precios de diferentes productos y en algunas ocasión, incluso, la limitación de la compra. Así, en los últimos días diferentes empresas han adoptado medidas con el aceite de girasol, que España importa en buena parte de Ucrania y cuyo abastecimiento, por tanto, se ha visto afectado por el conflicto bélico. En algunas superficies se pueden observar las estanterías vacías por la elevada demanda.

En este sentido, Deza afirma que su venta de aceite de girasol ha subido un 40% en las dos últimas semanas (la guerra empezó el 24 de febrero) y detalla que «ha cundido el pánico y se han vaciado las estanterías desde primera hora de la mañana, una cosa tremenda». Todo ello, a pesar de que este producto representa apenas un 15% de la venta de aceite en estos supermercados y el de oliva, un 85%. Esta situación le llevó el martes pasado a limitar la compra a dos botellas por cliente y día, pero la medida ha sido retirada porque «la ley no lo permite», aclara esta fuente. El miércoles probaron a establecer una cuantía mínima de compra para poder adquirir el aceite de girasol, pero tampoco funcionó, por lo que ayer pusieron carteles para concienciar a los ciudadanos de que adquieran solo lo necesario.

La misma fuente indica que Deza ha evitado subir el precio del aceite de girasol, como ha ocurrido en otras superficies, donde ha aumentado en torno a un 33%, según apunta. Además, señala que por el momento no hay otros productos que estén siendo tan demandados. «No hemos subido el precio de nada. Tenemos almacenes muy grandes y bastante producto, si el día de mañana hay que hacer una nueva compra y nos lo venden más caro, evidentemente, habrá que subirlo», admite.

Por su parte, fuentes de Mercadona informan de que la venta de aceite de girasol y de semillas se ha limitado a cinco litros por consumidor y compra, detallando que «Mercadona es un comercio minorista y no tenemos permitida la venta al por mayor. No podemos vender aquellas cantidades que excedan de un consumo habitual doméstico».

En cuanto a la repercusión de las subidas de los costes de la energía y de las materias primas, las mismas fuentes explican que «todos somos conocedores del fuerte incremento continuado que están teniendo los costes en toda la cadena de suministro, tanto para los proveedores como para los agricultores y, por tanto, en Mercadona hemos tenido que proceder a repercutir esos incrementos que nuestros proveedores están realizando en el precio de algunos de nuestros productos». A esto añaden que algunos productos están bajando de precio.