"Si seguimos contaminando el planeta de este modo, ¿Cuánto podría tardar la Antártida en derretirse?" ha incidido preocupado un joven de secundaria a los responsables del equipo militar y científico de la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, una vez abierto el turno de preguntas, tras la explicación de las labores que el equipo realiza desde uno de los continentes más fríos del mundo.

Estudiantes de los institutos Blas Infante, La Fuensanta, Averroes y Séneca han podido conocer de cerca los proyectos de apoyo a la comunidad científica que el Ejército de tierra lleva a cabo en Isla Decepción, a 13.000 kilómetros de España, gracias a una videoconferencia, en directo, puesta en marcha este jueves en el salón de actos del rectorado de la Universidad de Córdoba, que ha inaugurado la delegada territorial de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, Inmaculada Troncoso; junto al vicerrectorado de la Universidad de Córdoba y el coronel jefe del Regimiento Acorazado, José María Martínez, así como autoridades militares y personal de la delegación de Educación.

Los jóvenes asistentes han dirigido sus inquietudes al impacto del calentamiento global en las especies de animales de la Antártida, sobre todo en los pingüinos, que han despertado simpatías gracias a la campaña de apadrinamiento impulsada por esta unidad del ejército para concienciar a la población civil sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Pero sobre todo han quedado impresionados por el despliegue logístico de los 13 militares que de noviembre a marzo, meses de verano en la Antártida, viajan tan lejos de sus casas para apoyar los proyectos de investigación de geología, biología, sismicidad, entre otras áreas de conocimiento.

Cambio climático y deshielo

Según los últimos avances, el cambio climático efectivamente está provocando el deshielo de partes importantes de la Antártida aunque, paradójicamente, también está provocando un aumento de las capas glaciares en zonas en las que no corresponde. En una zona como Isla Decepción, donde la actividad volcánica es muy elevada, los alumnos quisieron conocer los protocolos de emergencia que lleva a cabo el personal de la base en caso de erupción. Asimismo, mostraron interés por las rutinas físicas o la alimentación, cuyos desperdicios son calcinados en una incineradora de una forma específica para evitar cualquier contaminación de la zona de operaciones.

La Base Antártica Española del ejército de Tierra Gabriel de Castilla opera en la Antártida desde 1988. Sus labores de apoyo a la comunidad científica son posibles gracias a un tratado antártico internacional firmado en 1960 por varios países, al que España se sumó en 1982, y por el que se estableció en la comunidad internacional el pacto de no utilización de armas en esa zona, de modo que solo se pudiese operar en ella para la obtención de datos, que deben ser de conocimiento público, en la comunidad científica internacional.

"¿Hay algún tipo de beneficio económico en estas operaciones?", ha preguntado otro estudiante. La respuesta ha sido un rotundo no. El objetivo es meramente científico y, en el caso de actividades como esta, divulgativo.

La conexión antártica con la comunidad educativa se viene realizando desde hace 8 años y siempre es un aliciente tanto para la comunidad escolar, por la curiosidad y el interés que despierta, como para el propio equipo militar y científico, encantado de contar lo que han experimentado desde la cima de un volcán glaciar u observando a un pingüino pasearse alrededor de la bandera de España.