Gala cumple mañana 2 años, justo el 15 de febrero, que se conmemora el Día Internacional del Niño con Cáncer. Seguramente cuando sea mayor, esta niña no recordará que un día como el de mañana soplará las velas ni tampoco que hace apenas unas semanas, con sus tacones de princesa, recorría la planta de Oncología Pediátrica del hospital Reina Sofía, recibiendo el cariño de todo el personal que allí trabaja.

Ni los padres de esta menor, Rubén Gómez y Lorena Ruiz, vecinos del barrio del Guadalquivir, ni los profesionales de la planta del hospital se explican cómo la niña ha afrontado con tanta entereza la quimioterapia que ha necesitado después de que en el Reina Sofía le tuvieran que extraer un tumor del sistema nervioso central.

El tumor estaba alojado en el cerebro y estaba causado por una patología llamada papiloma atípico del plexo coroideo. La operación para extraer el tumor, a cargo de la neurocirujana Juana Vidal, fue un éxito. El equipo multidisciplinar que atiende a esta niña, que incluye a las oncólogas pediátricas Cristina Bicho y Elena Mateos, decidió que la niña debía recibir seis ciclos de quimioterapia, con cinco sesiones cada mes, para tratar así de evitar que la enfermedad vuelva a aparecer. El pasado 11 de enero los padres de Gala recibieron la mejor noticia. La doctora Vidal les comunicó que la niña había quedado limpia del tumor.

La pequeña Gala, con sus hermanos Héctor y Thiago. MANUEL MURILLO

Final feliz

Pero el camino hasta llegar a este final feliz no ha sido fácil. La historia de supervivencia de Gala comenzó en mayo de 2021. «Mi hija empezó a dejar de comer cuando tenía 15 meses. Había días que la llevaba a urgencias del Reina Sofía hasta dos veces. Le hacían pruebas de orina y sangre y no había un diagnóstico claro, que si podía ser un virus, que si mononucleosis. Yo no dejaba de llorar porque sabía que algo malo le pasaba. El 1 de junio la niña había perdido tanto peso que no podía sostener la cabeza. Le hicieron un TAC y la dejaron ingresada», cuenta Lorena. Los neurólogos observaron que Gala tenía mucho líquido en la cabeza, que le tuvieron que quitar, y el 2 de junio, tras una resonancia, dio la cara el tumor. «La neurocirujana nos dijo que iban a intentar quitarle todo el tumor, y de forma increíble, lo lograron extraer. Gala estuvo ocho días en la uci y de allí la derivaron a la planta de Oncología Pediátrica», apunta esta madre.

Gala, con sus padre, hermanos y otros familiares. MANUEL MURILLO

«Al principio yo no sabía ni cómo coger a mi hija. Para mí era muy impactante verla con el drenaje en la cabeza. Pero la niña volvió a comer y ya sí era mi hija. Me la habían devuelto. Aunque los ciclos de quimio eran de lunes a viernes una vez al mes, al final estábamos casi todo el mes con la niña ingresada, porque al tener las defensas bajas siempre algo le fallaba. Fue muy duro verla así, pero también estar seis meses sin nuestros otros dos hijos, que vivían con sus abuelos paternos, y a los que solo podía ver por la terraza o videollamada, ya que no podíamos dejar sola a la niña y, además, por la situación de la pandemia», relata.

«Mis hijos también lo han pasado muy mal, sobre todo el segundo, ya que tiene solo 5 años. Hemos afrontado todo esto como un equipo, con el apoyo de la familia, del colegio Andalucía, de la profesora María Dolores Jaime, del jefe de mi marido... Valoramos a los buenos profesionales que hay en el Reina Sofía, porque en la planta de Oncología se entra con mucho miedo, pero las doctoras y todas las enfermeras han sido maravillosas. Pedimos que se investiguen más todos los cánceres, en especial los más raros como el de mi hija, para que se logre diagnosticar antes y se cure», añade esta madre.