El periodista madrileño Alfredo Cabanillas Blanco (1895-1979), ligado a Córdoba por su matrimonio con la mezzosprano Graciela Fernández Vergara, renegó de sus ideas republicanas, después de desempeñar importantes cargos en la II República, para poder regresar a España tras veintisiete años de exilio en Argentina.

Así lo expresa en una entrevista con la Agencia Efe el historiador y académico Francisco Durán Alcalá, que ha leído su presentación como correspondiente por Priego de Córdoba en la Real Academia de Córdoba sobre la figura del periodista que, tras un amplio bagaje profesional, ocupó destacadas responsabilidades en la República, en la que fue vicepresidente de Unión Republicana.

La protección de personas perseguidas en el Madrid sitiado durante la Guerra Civil "le va a costar la persecución y va a salir al exilio a Argentina, donde continuará su labor periodística, llevando diversos diarios, como 'Cartel', de influencia franquista, para hacer méritos para volver a España", señala Durán.

Desde el "comienzo de la Guerra Civil va a salvar a muchas personas que van a ser recluidas en la 'cheka' y, a través de la Embajada francesa, los va a refugiar y a sacar del país", según precisa el propio académico en 'El legado de Alfredo Cabanilla: 1894-1979, vivencias de un periodista republicano' (Diputación de Córdoba-Patronato Municipal Niceto Alcalá-Zamora, 2011), escrito junto a Carmen Ruiz Barrientos.

La visión de "los cuerpos tirados en las cunetas", algunos de "periodistas de significación derechista", para Cabanillas, "un periodista profesional, católico y republicano", debió "de coadyuvar para que su rechazo, por aquellas muertes, se expresara de forma activa".

Este es el juicio de Rafael Cordero Avilés en su tesis doctoral 'Periodismo y periodistas republicanos en el Madrid de la Guerra Civil (1936-1939)' -Universidad Complutense de Madrid, 2018-, quien atribuye el salvoducto para salir de España a Indalencio Prieto, al que conocía de su etapa de redactor en 'El Heraldo de Madrid'.

Ello pese a que "Cabanillas conocía bien a muchos de los generales sublevados y deja bien claro que la sublevación, cuyo motivo se decía que era la defensa de España contra las maquinaciones del comunismo soviético, no tenía ningún sentido, puesto que la República había nacido de las urnas por la libre voluntad del pueblo, y el Frente Popular no estaba constituido por una mayoría comunista sino por 350 diputados republicanos y una minoría de 16 diputados comunistas", escribe el académico en el libro de 2011.

El periodista madrileño Alfredo Cabanillas Blanco (1895-1979).

El periodista madrileño Alfredo Cabanillas Blanco (1895-1979). Patronato Alcalá-Zamora

Francisco Durán, gracias a la reconstrucción de Cabanillas en 'Historias de mi vida: memorias' (Espuela de plata, 2011), y a la documentación que María del Carmen Romero donó al Patronato Alcalá-Zamora, reconstruye varios casos en los que la que salvó la vida a detenidos en la 'cheka' o recluidos en sus domicilios.

Su papel durante la República, consejero nacional de Cultura y jefe de prensa del Gobierno de Manuel Azaña, además de colaborador cercano de Diego Martínez Barrios, entre otros, le permitió moverse con libertad por Madrid y, merced también a sus "habilidades dialécticas y diplomáticas", lo hizo posible.

Uno de estos casos fue el de los padres del entonces coronel José Ungría, que conoció por estar refugiado en la Embajada de Francia, país que le reconoció en 1921 con su máxima distinción literaria, las 'Palmas Académicas', por su libro 'Ocaso de sangre'.

"El intervenir por los padres de Ungría, que luego llegaría a general y jefe del servicio de inteligencia militar de Franco, hizo que le debiera un gran favor, porque los salvó del hambre al estar encerrados por los milicianos", explica Durán, para quien "este hombre va a ser esencial para que pueda volver del exilio".

Aunque "para que eso pueda suceder, aunque Ungría habló directamente con Franco, se le pide que colabore publicando 'en honor del glorioso alzamiento' y todo lo que es el franquismo y Cabanillas es consciente que le va a traer muchísimos perjuicios, incluso pedirá disculpas a algunas personas por artículos que hizo forzado para poder regresar" .

Para Durán, el motivo para renegar de la República es meridiano: "La supervivencia era económica, claro que sí, pero hay que tener en cuenta también que los todos los exiliados quieren volver".

En su opinión, "esto no solo le ha ocurrido a este hombre, sino a muchísimas personas que tuvieron que renegar de sus ideas por supervivencia".

En su intervención de presentación en la Academia lo incluyó en aquella 'Tercera España', el colectivo de los incomprendidos por unos y otros, cuyo mayor exponente es Niceto Alcalá-Zamora, que sí murió en exilio, en la misma Argentina que Cabanillas abandonó en 1966 para regresar a la Córdoba de su esposa Graciela, donde ejercería el periodismo colaborando con 'ABC' hasta su muerte en 1979.

Esa Córdoba que considera que "tiene una pequeña deuda con Cabanillas", apunta Durán, por su papel de embajador en Madrid tras regresar a la capital después de cubrir el conflicto del Rif y por los beneficios que obtuvo para la ciudad y provincia cordobesas, entre otros, el antiguo edificio del Banco de España, aún en pie.