La Universidad de Córdoba solo ha activado el protocolo para la prevención y protección frente al acoso sexual y por razón de sexo nueve veces en los nueve años que lleva en funcionamiento, según la información facilitada por la Unidad de Igualdad de la UCO. El protocolo se publicó en el año 2013 y se ha incluido de nuevo en el segundo Plan de Igualdad, en el marco del cual recientemente se impartió un curso dirigido al Personal de Administración y Servicios para ayudar a identificar conductas de violencia de género.

El protocolo de la UCO prevé acciones de difusión de carácter preventivo y establece los pasos a seguir en caso de que algún miembro de la comunidad universitaria (profesorado, PAS o estudiantes) tanto si se produce una denuncia de la presunta víctima de acoso como por parte de terceras personas o de oficio, si alguien de la propia institución tiene constancia de alguna situación susceptible de ser investigada por este motivo. Según el documento que desarrolla este protocolo, se considera acoso sexual "los actos de coacción que ignoran la voluntad de la víctima, atentan contra su dignidad, niegan el respeto a su integridad física y psíquica y convierten el sexo o la orientación sexual en objeto de hostilidad provocando una serie de consecuencias negativas en el contexto laboral y relacional de la víctima".

Las denuncias deben dirigirse a la directora de la Unidad de Igualdad de la UCO en el plazo de seis meses desde la comisión de los hechos aunque en casos excepcionales debidamente justificados se pueden admitir a trámite casos que excedan este plazo. Se puede presentar por escrito o verbalmente, en cuyo caso se redactará un acta firmada por las partes y si la presenta una tercera persona, la víctima será informada de inmediato para que ratifique los hechos.

Según fuentes de la Unidad de Igualdad, desde que se puso en marcha el protocolo, apenas se han producido denuncias, la última hace año y medio, y cuando se han dado, la mayoría de los casos abordados se dan entre alumnos.

Las situaciones de violencia machista entre los jóvenes es una práctica habitual. Según un estudio de la Fundación de Ayuda a la Drogadicción, más del 80% de los jóvenes afirman identificar violencia machista entre parejas de su edad aunque uno de cada tres jóvenes no cree que controlar a su pareja sea violencia de género, ya que a menudo se confunden prácticas como el control de horarios de la pareja, los mensajes o del tiempo que pasa con otras personas con una muestra de interés en lugar de una conducta machista.