Poco a poco todo va cobrando normalidad. Así, las tradiciones, resentidas en los últimos años por la pandemia, comienzan a cobrar vida. De este modo, en la tarde de este miércoles, festividad de la Presentación del Niño Jesús en templo, la popular Candelaria, la hermandad de los Dolores celebró una vez más la presentación de los niños a la Virgen volviendo a abrir las puertas del camarín de la Señora de Córdoba para todo aquel que quiso pasarse bajo su manto.

El acto comenzó con una breve liturgia en la iglesia de san Jacinto donde se dieron cita decenas de niños con sus padres y abuelos, niños que portando en su mano una vela encendida seguían muy atentos las palabras del sacerdote. Tras el rezo del Ave María, se formó una larga cola en el templo para pasar a los niños bajo el manto de la Virgen. “Ya me quedo tranquila”, decía una señora tras pasar a su nieto bajo el manto de la Virgen. Emocionada recogía el recordatorio con el nombre impreso que la hermandad da como recuerdo de este día.

No solo fueron niños los que se pasaron bajo el manto, sino numerosos adultos los que se unieron a este simbólico acto, unos por primera vez y otros cumpliendo una tradición, como Luis que desde que lo pasaron con 10 años viene todos los años a cumplir con esta tradición que la hermandad de los Dolores viene celebrando desde los años 70 del pasado siglo.

Así, niños, bebés aún en los carritos y adultos se acercaron a san Jacinto en busca de la protección de la Virgen de los Dolores, una protección que un año más se encuentra bajo su manto.