En Estados Unidos se implantó hace unos días un corazón de cerdo, modificado genéticamente, a un paciente de 57 años, y también a otro enfermo de similar edad le trasplantaron sendos riñones también de un porcino con genes modificados. 

El jefe de Cirugía Cardiovascular del hospital Reina Sofía, Ignacio Muñoz, pide cautela ante este tipo de trasplantes, sobre los que por ahora existen más incógnitas que certezas. Este médico recuerda que en 1964 el cirujano estadounidense James Hardy realizó el primer intento de xenotrasplante (trasplante entre especies próximas, como pueda ser de cerdo a humano), que consistió en el injerto de un corazón de chimpancé. Aquel trasplante funcionó solo durante dos horas. 

Muñoz expone que España hace muchos años se inició una línea de investigación en xenotrasplantes, que se abandonó porque entonces la ingeniería genética no estaba tan desarrollada como en la actualidad y no se consiguió modificar los genes de los cerdos para conseguir evitar el rechazo. 

Transmisión de virus

Además, este especialista apunta que no había seguridad de que los cerdos pudieran transmitir enfermedades a los humanos. «No podemos olvidar que la gripe porcina puede pasar al humano y que durante la epidemia de gripe A de 1918, se encontró ese virus en el cerdo. Y también debemos tener presente que el covid es un virus de origen animal, de ahí que cualquier investigación tenga que hacerse con la máxima cautela», recalca Ignacio Muñoz.

El jefe de Cirugía Cardiovascular del Reina Sofía manifiesta, acerca de los xenotrasplantes efectuados en Estados Unidos, que queda la duda de saber por qué al paciente que ha recibido un corazón de cerdo no se le ofreció la opción de un trasplante de corazón o del apoyo de un dispositivo de asistencia circulatoria para que mejorase su función cardiaca, que es lo que se le ofertaría en España.  

El Reina Sofía ha usado en los últimos años la asistencia circulatoria en más de 300 pacientes

España lleva años siendo líder mundial en donación y trasplante de órganos desde hace años. Córdoba también se caracteriza por tener uno de los porcentajes más elevados del país de aceptación familiar a la donación. Esto posibilita, según Muñoz, una gran actividad trasplantadora. Sin embargo, la cada vez mayor necesidad de trasplantes, por el incremento de los afectados por patología cardiovascular y la mayor esperanza de vida, provoca que haya cada vez más candidatos a este tratamiento. Para tratar de dar solución a esta situación, en España, además de los trasplantes, se han impulsado otros tratamientos que contribuyen a abordar la insuficiencia cardiaca grave. 

En el Reina Sofía en junio del 2009 el sevillano Pablo Maestre Palomar, que padecía una cardiopatía congénita y entonces tenía 17 meses, se convirtió en el primer paciente en beneficiarse se un corazón artificial (del modelo Berlin Heart), que lo mantuvo con vida hasta que apenas un mes después pudo ser trasplantado. Pablo, que ahora tiene 14 años, cursa tercero de la ESO y hace una vida como la de cualquier chico de su edad, cuenta su madre, Mercedes Palomar. Ella no olvida aquellos duros días y agradece que una donación generosa le esté permitiendo ver crecer a su hijo sano y rodeado del cariño de sus dos hermanos y de toda su familia.

El Reina Sofía ha empleado la asistencia circulatoria en más de 300 pacientes en los últimos años, lo que incluye la ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea). De esos 300 pacientes, unos 90 son niños y uno de ellos era un recién nacido. Además, a 20 de esos 300 se les implantó un Berlin Heart como a Pablo, un corazón artificial como puente hasta la llegada del trasplante. Ignacio Muñoz avanza que el Reina Sofía está trabajando en incorporar nuevas modalidades para impulsar el trasplante cardiaco, como es el trasplante en asistolia, para la extracción del corazón en pacientes que están en situación de parada cardiaca inducida.