Cuando se habla de Educación en España estamos acostumbrados a referirnos a tres tipos de centros: los públicos, los privados y los concertados, en su mayoría de tipo religioso. Sin embargo, existe una cuarta vía que, pese a no ser muy conocida, es también muy importante, «por lo que aporta a la sociedad, gracias a valores fundamentales como el del emprendimiento y la solidaridad con el entorno». Se trata de los centros educativos cooperativos de economía social, agrupados en Andalucía en torno a ACES (Asociación Andaluza de Centros de Enseñanza de Economía Social), cuyo presidente en Córdoba es Juan Manuel Pérez Copé, director del colegio Córdoba, ubicado en el barrio del Sector Sur, que hace estas declaraciones.

Las cooperativas de enseñanza han emprendido en el último año una campaña para visibilizar sus centros y dar a conocer su modelo en el marco de la Lomloe, denominada '#la otra concertada'. Con un vídeo divulgativo, ACES informa de que «con esta campaña queremos que nos conozcas, que conozcas los centros educativos que representamos, empresas educativas de economía social, que trabajamos en una educación en valores, con un modelo empresarial formado por el personal del centro, donde trabajamos por una educación gratuita y de calidad para todos». Y añaden que son «escuelas concertadas de interés social y utilidad pública que tienen un compromiso con el lugar en el que se desarrollan su actividad, conectando a la escuela con su barrio y con el entorno».

Una clase en el CES Ramón y Cajal, centro de FP en el barrio del Guadalquivir.. ÓSCAR BARRIONUEVO

Once centros en Córdoba

En la provincia de Córdoba, los centros de economía social son once, la mayoría en la capital. Se trata de las escuelas infantiles Supli (0-3 años), Baby Bee (Palma del Río) y Giner de los Ríos (0-6 años); los colegios Almanzor, Córdoba, Ferroviario y Séneca, en la capital (de Infantil a Secundaria); el colegio Espinar (Primaria) y los CES Ramón y Cajal, Lope de Vega y Greguerías (Fernán Núñez), de ESO, FP y Bachillerato.

La cooperativa decana en Córdoba es el colegio Séneca, fundada en 1979, y el resto se fueron creando a lo largo de los años 80 con la llegada de la democracia a España. Entre todos cuentan en la provincia con más de 250 profesores y una comunidad educativa superior a los 3.000 alumnos y son «ejemplos de emprendimiento y economía social en el ámbito de la Educación», según afirma Pérez Copé. De hecho, remarca, «desde la Consejería de Educación se han iniciado proyectos educativos de emprendimiento que tienen su origen en proyectos que ya hacíamos en nuestros colegios desde hace décadas».

Esta «otra concertada», dicen, tras tres décadas de existencia (dos desde que existe la asociación), sigue luchando por hacerse ver y, sobre todo, por que la sociedad le conceda el sitio que dicen que les corresponde «por su extraordinaria contribución al bien común».

Juan Manuel Pérez Copé, en una clase en el colegio Córdoba.

El colectivo aspira a desmarcarse de la «idea única» que tiene mayormente la sociedad sobre la educación concertada: «Solo se piensa en los centros religiosos y es un modelo que respetamos, pero que no es el nuestro; nosotros trabajamos los valores universales y también los cooperativos y el concierto es la herramienta administrativa para financiarnos, pero somos otra cosa diferente», insiste el director del colegio Córdoba. Y explica que «nosotros trabajamos mucho el ApS o Aprendizaje-Servicio, que son programas en nuestros colegios en los que los niños al final tienen que hacer algo que beneficie al entorno social. No educamos y ya está, educamos para crear ciudadanos responsables, críticos y solidarios con nuestro entorno, aumentando la cohesión social, como establece la UE. Somos centros que facilitamos la cohesión social y nuestra aportación está reconocida por todas las administraciones: andaluza, nacional y europea».

Alumnos en unn aula del colegio Almanzor, ubicado en la Sierra.

Cooperación y solidaridad

Respecto a la pandemia, Pérez Copé afirma que «nos está afectando en la misma medida que a cualquier otro centro educativo, aunque hay que destacar que nos está afectando especialmente el no poder poner en marcha metodologías como el aprendizaje cooperativo, algo que es fundamental en nuestros centros».

Como director del colegio Córdoba, un centro muy implicado en los barrios de Sector Sur y Guadalquivir, al estar ubicado desde 1968 en la calle Úbeda, señala que «trabajamos mucho el cooperativismo con nuestros alumnos, la solidaridad, que sepan trabajar con otras personas». El centro, en los años 60 era privado y gratuito. «El titular lo iba a cerrar y 12 profesores decidieron seguir con él en 1982, creando la cooperativa, con la que el colegio ha ido creciendo», explica Pérez Copé. Los actuales socios, 26 profesores de una plantilla de 45 docentes, son la segunda generación. El colegio, con 700 alumnos, ha evolucionado mucho en su oferta educativa, añadiendo a sus líneas de Infantil, Primaria y ESO, tres ciclos formativos y FP básica, además de dos aulas de apoyo a la integración. En unos barrios con pocos recursos, a quienes no pueden cobrar más, la cooperativa decidió aportar nuevos servicios y abrió una academia de inglés por la tarde, cogestionada con CLC Idiomas, con gran éxito, pues acuden cerca de 500 niños de toda Córdoba, además de realizar actividades deportivas y de ocio que les ayudan a financiarse para mejorar y ampliar el centro.

En el otro extremo de la ciudad, en la sierra, se encuentra el colegio Almanzor, otro colegio cooperativo de gran tradición, que funciona desde 1984. Su directora, Milagros Ramírez, explica que el hecho de que el profesorado del centro sea socio de la empresa hace que esté «muy implicado». Este centro se creó como cooperativa de enseñanza en 1984, con 8 socios y en la actualidad son 21, de un claustro de 25 profesores. «En los últimos años estamos con cambios generacionales, ya que se están comenzando a jubilar los fundadores y están entrando nuevos socios y socias», explica Ramírez, que apunta que «trabajar en tu propia empresa, pelear por que se mantenga y mejorar cada año es importante y ha hecho que vayamos creciendo».

El colegio Almanzor cuenta con una línea desde infantil a 4º de ESO, un aula específica y una de Apoyo a la Integración. Ofrecemos servicio de aula matinal y comedor con cocina propia, tan necesarios para la conciliación laboral de nuestras familias. "Los beneficios de estos servicios son íntegramente destinados a la adquisición de recursos metodológicos novedosos y a la adaptación y modernización de nuestros espacios, manteniéndonos siempre actualizados en lo referente en materia educativa", explica la directora, que destaca también el aula multisensorial para el alumnado de educación especial. «En nuestro colegio, educar y enseñar desde la diversidad para formar personas íntegras, autónomas, solidarias, con sentido crítico y actitud transformadora es lo más importante», señalan al inicio de su web como ideario. La directora añade que «somos un colegio laico, que fomentamos los valores cooperativos y sociales y por ello atraemos a alumnos de todo tipo», que viene buscando este modelo de enseñanza.

Desde la educación infantil

En ACES Córdoba se integran tres escuelas infantiles: Supli (0-3 años), Baby Bee (Palma del Río) y Giner de los Ríos (0-6 años).

La escuela Giner de los Ríos, ubicada en la zona del Brillante, es un referente en cuanto a innovación en la educación infantil desde que se creó en 1980. Fue constituida como cooperativa por un grupo de doce profesionales que quisieron ofrecer una alternativa a la guardería de tipo asistencial de entonces. «Fue la primera guardería que obtuvo licencia de 0-3 años por Educación, no por Servicios Sociales», explica su directora, Mercedes Niza. Hoy son solo 4 socios, todos educadores, de una plantilla de 13 personas que atienden a 69 niños de 0 a 6 años. «Nos vienen alumnos de todos los barrios de Córdoba, desde la Fuensanta a Villarrubia, porque buscan nuestro proyecto educativo», afirma la directora. Un proyecto, basado en los principios de la Institución Libre de Enseñanza, que se basa, según Mercedes Niza, en «la individualidad de los niños, de que aprendan a explorar, que sean sujetos de su aprendizaje, y utilicen herramientas variadas que los motivan mucho». De ahí que la enseñanza al aire libre sea fundamental para este centro, que cuenta con un hermoso patio de 1.500 metros, un huerto, frutales e incluso un rocódromo. Por las tardes ofrecen talleres diferentes, de arte, música o teatro, porque «queremos que las artes estén presentes en la escuela».

Mercedes Niza destaca la implicación de las familias, «que es muy grande, pese al covid, que impide las relaciones» más directas desde hace dos años. Su mayor problema: la baja natalidad.

La FP, también presente

Entre los centros cooperativos de enseñanza figuran tres en la provincia que ofertan también FP. Se trata de los centros Ramón y Cajal, Lope de Vega y Greguerías (Fernán Núñez).

El CES Ramón y Cajal es un centro exclusivo de Formación Profesional, enclavado en el barrio del Guadalquivir desde hace 36 años, donde realiza una gran labor social. Se constituyó como cooperativa de enseñanza en 1986, aunque los socios fundadores iniciaron su labor en 1982 como academia. Comenzaron el proyecto tres socios y llegaron hasta 16. Ahora la cooperativa, después de 36 años, se encuentra en pleno proceso de relevo generacional, «con gente nueva que está entrando que tiene mucho interés», dice su directora, Elena Moreno de Juan. De esta forma, en el CES Ramón y Cajal, de una plantilla de 48 docentes, 18 son socios de la cooperativa, «pero queremos llegar a los 22 socios en unos años», afirma Elena Moreno, algo importante para seguir creciendo.

Este centro, en el que se forman 800 alumnos, ofrece de forma concertada y gratuita la FP Básica y los cuatro ciclos de grado medio. En cuanto a los ciclos de grado superior tiene uno concertado y cuatro privados. «Nuestro centro está abierto a la ciudad y acuden alumnos de otros barrios, incluso de Palmeras y Miralbaida, porque hay becas para poder estudiar», afirma la directora del CES Ramón y Cajal. Explica Elena Moreno que les distingue «el trato individualizado al alumno, el ambiente que se respira es muy agradable, la convivencia es muy buena y ese es nuestro mayor éxito con el alumnado». El estar enclavado en el polígono Guadalquivir «nos da como cooperativa un componente social importantísimo», señala Moreno, y subraya la implicación del centro con el barrio, su defensa del aprendizaje y servicio, la formación ética y la promoción de valores sociales.

En cuanto a los ciclos formativos que imparte, destaca el de Prótesis Dental, único en la capital desde el principio, aunque ahora se haya implantado también en la provincia. La inserción laboral de este ciclo es muy alta, según Elena Moreno, lo mismo que la de los ciclos de las familias de Enfermería y Farmacia, «que arrasan» y «nos reclaman alumnos de hospitales y clínicas».

Un modelo empresarial que lleva al profesorado a ser socio de su cole

El modelo empresarial de estos colegios es idéntico al de cualquier otra cooperativa: la forma de entrar es a través de una aportación de capital y una vez dentro (tras un periodo previo de prueba) todos son socios cooperativistas con los mismos derechos, lleven el tiempo que lleven. De hecho, ACES forma parte de Faecta, la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo, en el apartado de educación. Las cooperativas en Andalucía mueven más del 20% del PIB. «La difusión del modelo de la economía social y de llas cooperativas es una labor muy importante, pues está demostrado que las cooperativas son las que mejor resisten a todas las situaciones de crisis económica», resalta el presidente de ACES-Andalucía.