Si hay algo que define al coronavirus es que no hay normas que se puedan aplicar a todos los casos y que, cuando se trata del covid-19, cada persona es un mundo. La variante Ómicron y la multiplicación de contagios registrada en la sexta ola ha traído consigo un aumento importante de las reinfecciones en personas que superaron las enfermedad y en muchos casos, pese a estar vacunados, han vuelto a contagiarse. Inmaculada Tarín tiene 16 años y se ha infectado dos veces, en septiembre del 2020 y en enero de este año. «Los síntomas fueron diferentes, la primera vez no tenía tos, pero sí un dolor de cabeza muy fuerte y perdí el gusto un tiempo», recuerda, «se contagió mi hermano y luego caímos todos en casa». Pasó unos días malos, con mucho cansancio y luego fue mejorando poco a poco aunque estuvo dos semanas confinada. La segunda vez, ya vacunada, ocurrió tras salir de fiesta con las amigas, muchas de las cuales se han reinfectado como ella. «Estuvimos en un pub y nos relajamos, así que ha caído todo el mundo», confiesa, incluida su madre, que también lo había pasado antes. Esta segunda vez «ha sido como un resfriado con dolor de cabeza, mucho más leve». En este momento, ambas están confinadas aunque el miércoles se hará un test y si da negativo, podrá volver a clase el jueves.

Fernando Carrillo dio positivo por primera vez el Lunes Santo, después del brote del instituto de Doña Mencía. «Lo pillaron las hijas y nos contagiamos mi mujer y yo», señala, «pero todos fuimos casi asintomáticos, con un poco de dolor de cabeza, como un resfriado». En septiembre, toda la familia se puso una dosis de la vacuna, como establece el protocolo. El 31 de diciembre, Fernando volvió a presentar síntomas (dolor de gargantea y de cabeza y un test desveló que era positivo aunque solo una de sus hijas se contagió. «Los síntomas han sido peores ahora, con fiebre, dolor de articulaciones, garganta y mucho cansancio», afirma. Ayer se incorporó al trabajo, «y aunque he dado negativo, me quedan unos golpes de tos que me dan un par de veces al día y que antes no tenía», afirma.

Mª Ángeles Mata., contacto estrecho y negativo.

Agustín Repullo, de 37 años, ha pasado dos veces el covid, con un año justo de diferencia. «El 6 de enero del 2021 di positivo y el 9 de enero del 2022, otra vez», explica. Menudo regalo de Reyes. «La primera vez, creía que era un enfriamiento porque días antes, en plena Filomena, subí corriendo a las Ermitas y cogí frío», recuerda, «fui a hacerme una prueba para descartar el covid, por precaución, y di positivo aunque no sé cómo me contagié». Poco después caería su mujer, «que lo pasó peor», y sus dos hijas. «Estuvimos un trimestre de cuarentena entre unos positivos y otros aunque lo llamativo es que mi hija pequeña, pese a ser asintomática, estuvo dando positivo durante tres meses». En ese momento, ninguno estaba vacunado. En enero de este año, salieron a cenar con unos amigos en una terraza y cuando se sintió febril, Agustín pensó que era enfriamiento, pero volvió a dar positivo. Tres días «griposo» y a la semana, dio negativo otra vez. «Nadie más en casa se ha contagiado esta vez». Según su relato y el de otros consultados, el seguimiento médico fue mucho más exhaustivo la primera vez. «La segunda ha sido más fácil hacer la baja, pero nadie nos ha llamado para ver cómo estábamos».

Las reinfecciones de personas vacunadas suelen cursar con síntomas más leves que la primera vez

Macarena, que no se ha vacunado ni lo piensa hacer, ha pasado ya dos veces el covid. «La primera vez el verano pasado», explica, «tuve dolor de cabeza, cansancio y dolor de huesos, como una gripe». Había sido contacto estrecho de un positivo y ella y su pareja se contagiaron. La segunda vez «ha sido peor, con fiebre de 40º y dolor de cabeza y de huesos más fuerte», explica, «pero he pasado gripes así antes». Para ella, auxiliar de veterinaria y peluquera canina, lo peor es «que te tienes que confinar aunque te mejores por el trastorno que provoca en tu trabajo, en mi caso, ya he estado de baja dos veces». Juanma García, enfermero del Reina Sofía, ha estado confinado tres veces por covid. «La primera vez fue en Madrid, donde trabajaba, al principio de la pandemia, fue la peor, tardé mucho tiempo en recuperarme», comenta, «la segunda vez han sido muy seguidas, a finales de noviembre del 2021 y a principios de enero de este año, las tres vacunas y tres semanas de diferencia». Cada contagio «ha tenido síntomas más débiles», afirma, «la última un poco de dolor de cabeza un día y poco más». Viendo la evolución, Juanma confía en que «viendo que los síntomas van a menos, pronto la enfermedad pase a ser como una gripe, sin mayores consecuencias».

Fernando Carrillo se ha contagiado dos veces.

El colectivo de maestros tampoco se libra. Isabel Bernal se infectó en octubre del 2020, aún sin vacunar, y en noviembre del 2021. «La primera fue mucho peor, con fuertes dolores de cabeza, fiebre, mucosidad... mi marido se contagió y estuvo con neumonía bilateral ingresado». La segunda fue mucho más leve, «una gripe repentina, de un día para otro, con catarro, nariz y mocos, creía que no era ni covid», comenta, «pero es difícil en un entorno como el nuestro, rodeados de niños, muchos sin vacunar, que no cojamos el virus».

A.M.L., de 55 años, también se ha infectado dos veces y tiene secuelas. «Me contagié en noviembre del 2020 y me recuperé bien», recuerda, «pero en enero del 2021 volví a dar positivo cuando mi hija se contagió en el colegio y acabamos infectados toda la familia, incluido mi marido que sufrió neumonía». Aún no había vacunas, comenta, «salimos adelante, pero el cansancio y la fatiga no se fueron hasta pasado algún tiempo. Lo peor, señala, es que «me ha tocado la memoria a corto plazo y estoy yendo al neurólogo para ver si se puede hacer algo».

Alfonso Ramírez, resistente al virus.

Carmen Millán se ha infectado dos veces aunque vive con una hija superresistente al virus. La primera vez lo pasó peor que la segunda. «Cogí el virus primero en agosto del año pasado creo que en el AVE en dirección a Pamplona porque viajé con mascarilla quirúrgica», recuerda, «tenía mucho miedo a lo desconocido y lo pasé con fuerte dolor de cabeza». Su marido se contagió, pero sus dos hijas no, así que se confinaron por grupos. «Eso es lo peor del covid, si tienes hijos, los tienes que atender y es muy complicado hacerlo y mantener la separación de espacios», señala, «por no hablar del trabajo». En enero de este año, se volvieron a contagiar ella y su marido tras una reunión con amigos. «Esta vez, he tenido una tarde de fiebre muy alta con irritación de garganta y dolor de cabeza y luego nada». Ella no ha tenido secuelas, pero su marido «sufrió un tromboembolismo pulmonar después del primer contagio y parece que está relacionado». La otra cara de la moneda es su hija de 14 años, que ha estado varias veces en contacto estrecho con positivos y no se ha contagiado. «Hace poco, me llamaron para incluirla en un estudio de personas a las que parece que el virus no les afecta», asegura, «parece que su sistema inmunológico es más fuerte y el virus no la ataca».

Según Rafael Giménez, jefe del servicio de Medicina Interna del hospital Cruz Roja, «no son frecuentes lo ingresos de personas reinfectadas aunque sí llegan casos a la consulta que presentan síntomas leves, sobre todo, si están ya vacunados». La resistencia al virus, en su opinión, «depende del sistema inmunológico de cada persona aunque sabemos que la vacuna protege de la enfermedad grave, pero no da inmunidad total». Inmaculada Salcedo, jefa de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital Reina Sofía, coincide en que la reinfección provoca sintomatología muy leve en pacientes vacunados «que pueden ser mayores en los no vacunados o en aquellos que tienen patología de base», por lo que «estas reinfecciones no comprometen la actividad en los hospitales, ya que se tratan en los centros de salud». En su opinión, «la vacuna es un escudo muy potente» si bien recomienda a los reinfectados «cumplir las medidas de seguridad, sobre todo la ventilación, y aislarse 7 días para evitar la transmisión a otras personas».

Agustín Repullo, dos contagios.

Contactos sin contagio

No es la única que parece repeler al virus. Alfonso Ramírez lo ha visto muy cerca y también pasó de largo. «Primero me confiné con mis dos hijos en vacaciones, el verano pasado, cuando la niña dio positivo», recuerda, «me hice varios test y nada». En Navidad, le tocó el turno a su hijo, que estudia fuera. «Fui a recogerlo a Murcia y estuve con él y dos amigos comiendo y en el viaje y al volver empezó a tener síntomas y los tres dieron positivo, pero no sé tampoco esta vez, pese a que Ómicron es más contagiosa, me ha dado». Mª Ángeles de la Mata también se resiste al covid. «Mi marido y mi hija de 17 dieron positivo en Navidad, pero a mí me ha respetado», bromea, «los tres estamos vacunados, creemos que él se contagió en el trabajo y lo trajo a casa, pero aunque dormimos juntos antes de saber que era positivo, lo cogió mi hija y yo no».

Otro cordobés invicto frente al covid es José Aumente, estudiante de Medicina en Salamanca. «En mayo del año pasado, mis tres compañeros de piso dieron positivo y aunque yo estuve con ellos en el sitio donde se contagiaron, me libré», señala. Las prácticas del hospital, donde el virus pulula, han pasado sin que él se contagiara. Por último, «esta Navidad, mi hermano dio positivo también y aunque estuve con él antes en casa, se contagió mi hermana y yo he vuelto a dar negativo».