Cada vez son más los ciudadanos de Córdoba que optan por abandonar el núcleo urbano para vivir en la periferia, una tendencia que se ha observado de forma más evidente a raíz de la declaración de la pandemia de coronavirus, en marzo del año 2020, pero que se viene registrando desde hace años en la ciudad. La información del nomenclátor o población del padrón continuo por unidad poblacional, que publicó este lunes el Instituto Nacional de Estadística, recoge esta evolución y refleja que el núcleo urbano de la capital ha perdido 8.488 habitantes en la última década (entre los años 2011 y 2021) y en estos momentos cuenta con 289.322 vecinos, un 3% menos en términos porcentuales. Sin embargo, las seis barriadas periféricas que lo integran, que son Cerro Muriano, El Higuerón, Alcolea, Santa Cruz, Villarrubia y Santa María de Trassierra, tienen 18.838 habitantes y este dato representa un aumento del 3% y la llegada de 575 residentes en cifras absolutas durante el periodo analizado.

En líneas generales, los barrios del exterior y algunas urbanizaciones de forma más destacada están logrando mantener e incluso incrementar su población a pesar de que la provincia tiene ahora 29.068 residentes menos que hace una década, al contabilizar 776.789 habitantes, lo que se traduce en una bajada del 4%. En la capital residen 322.071 personas, 6.588 menos que en el 2011, y en este caso la caída ha sido del 2%, la mitad que la media provincial.

Los barrios de la periferia y algunas urbanizaciones mantienen e incluso incrementa su población

Sin embargo, Alcolea tiene 6.069 residentes, 233 más en una década (+4%); Cerro Muriano tiene 858 después de incrementar su población en 125 personas (+17%); El Higuerón tiene 4.564 vecinos, 209 más (+5%); en Santa María de Trassierra hay 787 personas empadronadas, 95 más que en el 2011 (+14%); en Villarrubia hay 5.966, por lo que la población ha subido en 15 habitantes (+0,25%) y en Santa Cruz, 594, por lo que es la única barriada periférica donde ha bajado el número de residentes, con 102 personas menos en la última década (-15%).

Además de estos barrios, como se ha referido, en la estadística sobresale la evolución experimentada en otras zonas como Nuestra señora de Linares, donde se encuentran empadronados 3.065 habitantes, 999 más en los últimos diez años (+48%), o Las Quemadas, con 2.165 vecinos, 296 más (+16%).

Los datos del INE no reflejan variaciones significativas de la población en las barriadas periféricas respecto al 2019, el ejercicio previo a la pandemia de coronavirus, a pesar de que los colectivos vecinales confirman que se ha producido un trasvase. La explicación reside, según manifiestan desde el Consejo del Movimiento Ciudadano y la Federación de Asociaciones de Vecinos Al Zahara, en que muchos nuevos vecinos no habrían modificado su empadronamiento para no perder el acceso a servicios básicos (por ejemplo, el colegio de su elección) por el cambio de domicilio.

«Ahora es difícil encontrar vivienda y ha subido el precio»

El presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Al Zahara, Antonio Toledano, afirma que el aumento del interés por residir en la periferia ha motivado que sea «difícil» encontrar inmuebles para el alquiler o que los precios de compra se hayan encarecido, aunque también señala que una vez superados los momentos más complicados de la pandemia de coronavirus, «ha bajado un poco la demanda». Toledano alude a la complejidad para conocer las cifras reales del movimiento de la población, dado que en muchos casos se trata de familias que se han trasladado a segundas residencias sin empadronarse, y explica que «hay muchas personas que han decidido vivir en la periferia», pero también se dan casos de familias que, al relajarse la crisis sanitaria, han regresado a sus hogares. En su opinión, la periferia «ya contaba con bastantes déficits en los servicios y esto hace que aumenten».