La montillana Cándida Delia Ruiz López, aunque abogada, mantiene el ejercicio de llevar a la Cruz Roja en Córdoba a buen puerto en años de especial dificultad.

¿Cómo están afrontando esta última etapa de la pandemia?

Todas las variantes y olas de la pandemia han afectado directamente a todos nuestros ámbitos de intervención. Desde el inicio y a través del plan Cruz Roja Responde, nuestro esfuerzo se ha enfocado en adaptarnos a las nuevas necesidades y la nueva realidad, de forma que se han fomentado las atenciones telefónicas, las intervenciones online y el uso de nuevas herramientas de comunicación. Ómicron nos ha sorprendido ya que sin rebajar las medidas de seguridad, tras las vacunaciones y el estado de cierta calma en el que habíamos entrado, retomamos la presencialidad en gran parte de nuestras intervenciones.

¿Cómo se está desarrollando la atención en la calle?

Desde Cruz Roja no hemos dejado la atención en calle en ningún momento de la pandemia. Desde los diferentes proyectos donde se da esta atención (a personas sin hogar, en asentamientos y a mujeres que ejercen la prostitución), se ha intervenido adaptando los protocolos a las nuevas medidas de seguridad, formando al personal voluntario y técnico e intentando dar respuesta a las nuevas necesidades. Hemos intentado que el contexto del covid afecte lo menos posible, buscando otras formas de mantener la cercanía personal con quienes nos necesitan para guardar la distancia social.

¿Ha cambiado el perfil de quienes solicitan ayuda?

Desde que empezó la pandemia hemos atendido a nuevos perfiles de usuarios, desde personas que han cerrado sus propios negocios hasta aquellas que trabajaban en economía sumergida llevando sus gastos al día, pasando por familias que por primera vez en sus vidas han acabado en erte, ere o desempleo. También familias que han agotado sus pequeños ahorros y personas que habían salido de la situación de vulnerabilidad y que han recaído en la misma. Las consecuencias del coronavirus están afectando a todas las personas, si bien conviene resaltar que las mujeres son las que más han sufrido el impacto de la pandemia. A este mayor impacto, es necesario añadir la sobrecarga de trabajo que han supuesto para las mujeres las tareas domésticas y de cuidados durante el confinamiento. La corresponsabilidad entre los dos miembros de la pareja solo se da, en el mejor de los casos, en el 29,4 por ciento (en la tarea más compartida: el cuidado de menores u dependientes). Por otra parte, un grupo de especial vulnerabilidad son las familias monoparentales, de las que cerca del 90 por ciento están encabezadas por mujeres.

¿Ha aumentado el número de demandantes?

Sí, hemos detectado un aumento en todos los proyectos, especialmente las demandas para la cobertura de necesidades básicas, así como la de apoyo en la búsqueda de empleo. Es destacable como en el proyecto de Mujeres Víctimas de Violencia de Género han aumentado en un 27 por ciento las atenciones respecto al año pasado. Lo cual muestra nuevas realidades y consecuencias derivadas de la pandemia que empiezan a apreciarse en la población.

¿Qué es lo que más necesitan aquellos en situación de vulnerabilidad?

Las principales peticiones de ayuda de la ciudadanía están relacionadas con la cobertura de necesidades básicas, como alimentación, pago de suministros, ayudas para el alquiler, la medicación o el material escolar. Aunque también hay muchas para otras cuestiones, como el acceso a recursos públicos, el apoyo para el empleo, combatir situaciones de soledad no deseada o formación y asesoramiento en el uso de las nuevas tecnologías. De manera extraordinaria, en estas últimas semanas hemos vivido situaciones que no atendíamos desde el confinamiento estricto, como situaciones de familias completas confinadas positivas por la nueva variante que se encuentran en casa sin alimentación de ningún tipo y nos solicitan que les llevemos alimentos o les hagamos la compra ya que ellos no pueden salir de casa.

¿Qué diferencias ve entre las consecuencias de la crisis económica por la burbuja inmobiliaria de la derivada de la pandemia?

Por un lado, la crisis del 2008 supuso un incremento brusco de personas en situación desempleo, que ocasionó pérdidas de recursos que les impedían hacer frente al pago de suministros básicos o deudas contraídas como hipotecas. Una vez ya saliendo de esa situación llega la pandemia que, aunque tiene consecuencias similares con la pérdida de empleos, tiene el añadido de la crisis sanitaria, que afecta a las personas en su salud física y psicológica, o sea, es un agravante más. Todas estas situaciones han llevado a familias a situaciones de exclusión social y vulnerabilidad, y a sufrir por ende desigualdades económicas, sociales, laborales y de salud. Es destacable en este sentido el papel de las personas mayores, que, al igual que ocurrió en la crisis de 2008, siguen siendo en muchos casos el sustento económico de sus familias.

¿Qué mecanismos deberían ponerse en marcha para paliar la situación en la calle?

En primer lugar, consideramos fundamental el acceso a EPIS de toda la población y herramientas para la adaptación emocional de toda la ciudadanía. Por nuestra parte, entendemos que tenemos que centrarnos en atenciones e intervenciones integrales, de forma que aportemos de forma coordinada una intervención entre todos los planes y programas de nuestra institución, aportando a las personas usuarias no solo la cobertura de necesidades básicas en un momento dado, sino ofertándole los mecanismos necesarios para poder salir de la situación de vulnerabilidad o al menos mejorarla. En relación de esto último, este año de pandemia se ha hecho un gran esfuerzo por buscar y trabajar de forma coordinada desde nuestro servicio de inserción laboral con nuevos yacimientos de empleo y sectores en auge.

¿Cree que saldremos de esta mala experiencia siendo más solidarios?

Sin duda. Nosotros tenemos una muestra de ello, ya que durante toda la pandemia el nivel de donaciones de la ciudadanía aumentó exponencialmente, y más significativo aún si cabe fue el incremento en la solicitud de altas de voluntariado. Muchísimos cordobeses y cordobesas se acercaron a nuestras sedes para ver cómo podían ayudar, ofreciendo todo el conocimiento, habilidades y tiempo de que disponían para ayudar a los demás. Ha sido muy gratificante para la entidad poder palpar la solidaridad de la sociedad cordobesa en tiempos tan difíciles.

¿Qué nuevos retos afrontan en Cruz Roja?

Disponer de los medios necesarios para dar respuesta a situaciones de emergencia desconocidas hasta el momento, como ha sido la pandemia, y poder cubrirlas de la mejor manera posible, estando siempre cerca de las personas que más nos necesitan.