El profesorado universitario español presenta altos niveles de educación inclusiva y ejerce la proactividad para que el alumnado con dificultades alcance sus objetivos, aunque las mujeres y quienes tienen más 47 años están por encima de la media del colectivo, según una tesis doctoral de Juan Carlos Varo Millán, defendida en la Universidad de Córdoba (UCO).

El trabajo, que analiza las competencias socioemocionales del profesorado universitario de España en esta materia, también pone de manifiesto que los niveles autopercibidos de competencias socioemocionales también son altos y que las universidades pequeñas, con menos de mil profesores, son más inclusivas que las medias y las grandes.

La tesis perseguía "determinar el nivel de educación inclusiva del profesorado para saber si está preparado para fomentar, educar y enseñar al ciudadano inclusivo, porque el profesor universitario no deja de ser el que prepara los futuros profesionales de la sociedad".

Para ello, bajo la dirección de los profesores Vicente J. Llorent e Izabela Zych, Varo, licenciado en Psicopedagogía, con un máster en Educación Inclusiva, maestro en Lengua Extranjera y con destino en un colegio de Córdoba, encuestó a 1.252 profesores de 49 universidades españolas, la mayoría de ellas públicas.

"Las herramientas que tenemos para medir el nivel de educación inclusiva en el personal universitario no dejan de ser opinativas", en las que "el profesor da una autopercepción de qué nivel de educación inclusiva tiene", ha explicado Juan Carlos Varo a EFE.

La tesis concluye que "las mujeres son más inclusivas y más competentes socioemocionalmente que los hombres", con puntuaciones más altas que en el total en ambas escalas.

Los profesores que tienen más de 47 años "puntúan más alto en el factor de organización del centro para la inclusión", es decir, estar por encima de esa edad "predispone al profesorado a facilitar una organización del centro más inclusiva".

También "ser prosocial te hace que fomentes actitudes inclusivas en tu aula", ya que "el autoconocimiento te da una sensación de control de las emociones que hace que puedas transmitir eso a tus alumnos y una persona con control de las emociones suele ser más empático y, por tanto, más inclusivo".

Otro factor favorable a la inclusión es disponer de un "mayor nivel de formación sobre educación inclusiva", por lo que, en opinión del autor de la tesis, es preciso contar con "la formación como pilar fundamental para generar en el profesorado actitudes inclusivas".

Asimismo, según recoge la tesis doctoral, "la experiencia en investigación sobre diversidad hace que el profesorado se reconozca como más inclusivo y hace que se tenga mejor nivel en didáctica inclusiva".

Por el contrario, "pensamos que la convivencia con minorías facilitaría una actitud más inclusiva y unas competencias socioemocionales más altas, pero el estudio nos dice que cuando, por ejemplo, se convive con minorías se puntúa significativamente más bajo en organización del centro para la inclusión y en toma de decisiones", algo que "nos sorprendió mucho", reconoce Varo.

En su criterio, "la justificación de esta respuesta puede venir en tanto que una persona que convive con una minoría puede ser más consciente de las necesidades reales, de la carencia que puede haber en una organización como su facultad, y eso haga que puntúe más bajo en el test que aquellos que no conviven con una minoría y piensan que el centro es más proclive a que haya una organización para la inclusión".

Otros dos datos destacados recogidos en el trabajo son que "las Ciencias de la Educación son el ámbito donde mejor nivel de educación inclusiva presenta el profesorado universitario" y que "ejercer en ámbitos vinculados con la salud y el bienestar se relaciona con el mayor nivel de competencia socioemocional".

Para llegar a las conclusiones de su tesis, Juan Carlos Caro desarrolló tres estudios. Uno sobre el nivel de educación inclusiva y "lo enlazamos con variables sociolaborales que nos parecen interesantes", otro que marca las competencias socioemocionales que también se vinculan con las competencias sociolaborales y un tercero que "busca descubrir cuáles son las variables que predicen la aparición de prácticas inclusivas en el aula".

Hasta ahora, se había estudiado la educación inclusiva "desde el punto de vista del alumnado", pero "nunca se había puesto el foco en el profesorado para ver si su nivel de inclusión es suficientemente alto o está suficientemente adquirido para formar a los futuros profesionales de la sociedad de manera inclusiva y, por tanto, obtener una sociedad entendemos que más inclusiva".

"Lo ideal sería darle una formación al profesorado centrada en las variables que hemos detectado que necesitan una mejora", ha argumentado, como el profesorado masculino, por ejemplo, "en tanto que se ha descubierto que las mujeres puntúan más alto que los hombres en los factores que hemos estudiado de educación inclusiva".