La catedrática de Farmacia y Tecnología Farmacéutica en la Universidad de Santiago de Compostela, María José Alonso, poseedora de numerosos reconocimientos dentro y fuera de España, entre ellos el reciente Premio Nacional Juan de la Cierva del área de Transferencia de la Tecnología, que concede el Ministerio de Ciencia e Innovación, fue la encargada ayer de pronunciar la Lección Maimónides en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba y recibió el galardón anual del Imibic, que reconoce a un científico de prestigio.

Su lección Maimónides ha versado sobre la alianza de la nanotecnología y de la biotecnología en el desarrollo de terapias innovadoras. ¿Qué beneficios han aportado estos avances a la medicina?

La nanomedicina aporta la posibilidad de que los fármacos sean más eficaces y menos tóxicos. Se usan nanovehículos que transportan el fármaco a su diana terapéutica. Esta tecnología biomédica se aplica para el tratamiento de numerosas enfermedades (diabetes, patología oculares, para obtener vacunas de administración intranasal, para el abordaje del cáncer, enfermedades autoinmunes,... No hay límite en el foco terapéutico.

¿La nanotecnología está muy desarrollada en España?

En este ámbito estábamos muy pocos en los años 80 en España y había una diferencia espectacular con otros países, en los que había mayor desarrollo de esta ciencia. Pero esa diferencia se ha acortado y puedo decir que el Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (Cimus) en Santiago de Compostela, al que pertenece el grupo Nanobiofar, del que estoy al frente, es como cualquier otro laboratorio de Alemania u otros países punteros, aunque la financiación en España siga siendo deficiente. En la última década hemos retrocedido en financiación. A ver si se puede recuperar algo de lo perdido y se llega a ese necesario 2% por ciento del PIB nacional destinado a investigación.

¿En qué estado se encuentra el proyecto de su grupo para conseguir una vacuna frente al covid?

Actualmente no tenemos financiación para nuestra vacuna frente al covid. No se ha parado totalmente el proyecto, pero la financiación que teníamos del Instituto de Salud Carlos III era limitada. Si llegásemos a hacerlo posible sería una vacuna española de ARN mensajero, con tecnología similar a la de Pfizer o Moderna, pero con el objetivo de que fuera una vacuna termoestable y de administración por vía nasal. Contamos con experiencia previa en este tipo de modelo de vacunas por vía intranasal porque hemos trabajado con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con la Fundación Gates en este tipo de vacunas, cuya existencia sería de especial interés para los países menos favorecidos, donde se comparten jeringuillas y se pueden contraer otras infecciones.

¿Su grupo está diseñando también un fármaco para el covid?

Justamente ahora mismo, la Xunta de Galicia nos acaba de conceder una ayuda para un tratamiento experimental contra el covid, con el objetivo de usarlo en estadios tempranos y evitar casos graves de la enfermedad

En su laboratorio vienen trabajando además en una vacuna para combatir el VIH.

Sí llevamos más de diez años con esta vacuna. Se ha probado ya su eficacia en primates y funciona bastante bien por vía nasal, pero aún no ha llegado a los pacientes.

¿Por qué España no cuenta aún con una vacuna propia contra el covid?

Porque en España no se ha dado la inversión público-privada necesaria para abordar este importante reto tecnológico. Hablamos de una inversión de décadas en el desarrollo de biotecnologías y nanotecnologías, no solo de la inversión en los últimos dos años.