No sé si el alcalde de Córdoba le está cogiendo gusto a las remodelaciones de gobierno, pero lleva cuatro en 29 meses. Esta semana le ha tocado bricolaje (electricidad, solo el viernes, con el encendido de la Navidad) y así estamos el domingo: con agujetas y lumbago. Entiendo que remodelar un gobierno debe ser tan cansino como remodelar un piso (salvo si te limitas a verlo y son Los gemelos decoran dos veces los que se agachan en Divinity). Encima, en el caso que nos ocupa la reforma ha debido hacerse con la misma pasta e idéntico mobiliario solo que cambiado de sitio. ¿Qué te digo yo? Se ha puesto la cama en el salón; el sofá, en el dormitorio y, como ha hecho falta, la bañera en la cocina. Un poquito de chalk paint y todo ha quedado como nuevo o, mejor, como vintage a estrenar, que se estila mucho más. 

También ha habido sus peleillas, quien diga que no miente, en el reparto de áreas. Todos los ediles de Cs querían el cuarto de matrimonio y nadie la nave de los aperos, porque no es lo mismo un cura que un obispo, ni Sadeco que Infraestructuras, con lo que allí tienen montado, hombre por favor. El alcalde, lo ha tenido claro: que se repartan los marrones los que hayan pintado de ese color las paredes; no penséis que le voy a dar yo a uno de los míos ese disgusto, parece ser que dijo. 

La última remodelación --¿o deberíamos decir la penúltima como en las largas noches de copas?- ha dejado fuera del gobierno a David Dorado, que era hasta el lunes delegado de Infraestructuras, Sostenibilidad y Medio Ambiente y presidente de Sadeco. Sin competencias expresas pero con un sueldo aproximado a los 58.000 euros, el edil de Cs pasa a ser el jarrón chino que nadie sabrá dónde colocar hasta que el juez que instruye el caso Infraestructuras (que investiga presuntas irregularidades en los contratos menores de esta delegación) no se pronuncie al respecto y diga con claridad si alguien prevaricó. El alcalde --que activó también el socorrido ventilador y apuntó que las irregularidades en ese área tienen más solera que una barrica de Alvear-- ha puesto a Dorado en el pasillo de la casa capitular sin estar imputado por el fiscal, poniendo el parche antes de que le saliera (si le sale) la grieta al jarrón y después de que el exdelegado (en un gesto que el PP leyó como deslealtad y el resto, como un auténtico tiro en el pie) se negase a apoyar el cese de la coordinadora general de Infraestructuras, ésta sí, investigada y señalada por Anticorrupción y que él mismo nombró a dedo en 2019. 

Al apartar del gobierno a Dorado, el regidor pone alto el listón con el que los representantes municipales podrán ser apartados de su cargo en adelante, un aviso a navegantes --le afeó a Isabel Ambrosio pedir ahora lo que ella no se aplicó cuando fue investigada por el famoso zuncho de Obejo--, que también crea un precedente indoor, o sea, en su propio gobierno. Si aparta ahora a Dorado, tendrá que hacerlo si se volviesen a dar --dios o la madre naturaleza no lo quieran-- estas circunstancias judiciales.

Se lo insinuó el miércoles la portavoz de Vox, Paula Badanelli, como el que no quiere la cosa, al recordarle que su grupo tiene previsto llevar después de Navidad --dame el aguinaldo carita de rosa, que no tienes cara de ser tan roñosa, y si me lo das y si me lo das, que pases las pascuas con felicidad-- unos contratos que el Instituto Municipal de Turismo (Imtur) hizo en la pasada edición de Fitur y en el que aprecian los de Abascal posibles irregularidades. En otra demanda pero de esta misma causa trabajan también PSOE e Izquierda Unida, por lo que es posible que al alcalde no le dé tiempo a guardar el martillo y la segueta si los papeles terminan llegando más pronto que tarde a la Fiscalía. Qué ajetreo. Si se diese ese escenario hipotético, con un nuevo pinta y colorea que afrontar, podría ocurrir lo que algunos no entienden que no haya ocurrido aún y lo que han pedido ya los socialistas --que se han brindado incluso a apoyar al PP en los proyectos de ciudad--: que el alcalde rompa su acuerdo de gobierno con Cs y llegue a 2023 aunque sea solo, cuesta abajo, como buenamente pueda, pero sin las herramientas de bricolaje.