Hygia pecoris, salus populi (La salud de los animales es la salud del pueblo). El lema de los Colegios de Veterinarios, que tiene más de cien años, está en la base del nuevo concepto One Health, rebautizado en el siglo XXI en inglés para apuntar esa necesidad de abordar la salud como una disciplina global que integre la perspectiva animal, humana y medioambiental. Nada ocurre en el mundo de forma aislada, mucho menos en un contexto globalizado como el actual. Si un virus puede saltar de un perro a un niño a través de un mosquito o una garrapata... si antes el mosquito vivía tres meses de verano y ahora lo hace seis por la subida de las temperaturas... si la alteración del clima hace que las aves migratorias que llegan a Almería o a Córdoba ya no sean las mismas ni procedan del mismo lugar o si el trasiego intercontinental de humanos que viajan y emigran trae consigo nuevas enfermedades... El resultado es que un pequeño cambio puede alterar todo un ecosistema. Bajo esa perspectiva, los científicos llevan tiempo intercambiando conocimientos para avanzar hacia una única salud, la del planeta y todos los seres vivos que la integran. 

La Universidad de Córdoba y tres consejerías de la Junta de Andalucía han dado ahora un paso más hacia esa integración de conocimientos con la puesta en marcha del nuevo Centro de Investigación en Zoonosis (infecciones que transmiten los animales vertebrados al hombre) y Enfermedades Emergentes, aquellas que llevaban tiempo erradicadas o en proporción mínima en un territorio y vuelven a aparecer o son de reciente diagnóstico. Unas y otras suponen una nueva amenaza para la salud pública. 

Según el doctor en Veterinaria y rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos, «la pandemia de coronavirus ha demostrado la necesidad de extremar la vigilancia para poder anticiparnos a posibles brotes de cualquier nueva enfermedad por zoonosis, como el propio covid, o emergente, que pueda suponer un riesgo para la salud pública». El cambio climático, recalca, «está determinando que zonas donde antes había inviernos muy duros, tengan ahora temperaturas más cálidas, haciendo que vectores de contagio como los mosquitos permanezcan activos más tiempo, aumentando así el riesgo». Pero cuáles son las principales enfermedades zoonósicas y emergentes que acechan a los cordobeses. Seis de cada diez enfermedades infecciosas que afectan al hombre son transmisibles del animal al ser humano y viceversa. Además, según la OMS, las enfermedades de origen infeccioso suponen la tercera causa de muerte prematura en el mundo. 

Gráfico informativo sobre la zoonosis. CÓRDOBA

Vigilancia Epidemiológica

El Servicio de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía es el encargado de prevenir la enfermedad y detectar posibles situaciones epidémicas, analizando la evolución de situaciones de salud como la derivada de la pandemia de coronavirus, evaluando la efectividad de las intervenciones que se realizan y proponiendo la elaboración de estudios que ayuden a conocer mejor la situación epidemiológica en cada momento. Según Mario Acosta, técnico del servicio, las enfermedades por zoonosis que generan más alertas actualmente en la comunidad son la criptosporiodosis y la leishmaniosis (se transmite del animal al ser humano a través de un mosquito), la enfermedad de Lyme y la fiebre exantémática mediterránea (por garrapata), tularemia (garrapatas y moscas del venado) y toxoplasmosis (moscas y curarachas). «En el ámbito de la zoonosis, no hay enfermedades más graves que otras, todas pueden serlo en un momento dado», señala.

Según la OMS, las enfermedades de origen infeccioso son la tercera causa de muerte prematura

En cuanto a las enfermedades emergentes y reemergentes, Acosta destaca el efecto de la globalización, las corrientes migratorias y el movimiento de los animales. «Por un lado, fenómenos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas naturales están favoreciendo la aparición de enfermedades emergentes, consecuencia del mayor contacto entre la vida silvestre, los animales de abasto, los animales de compañía y los humanos», señala Acosta, «por otro, la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países, así como la intensa movilidad de personas y animales y la concentración de la población en zonas urbanas facilitan la rápida difusión». Entre las más extendidas en España, aunque no en niveles de epidemia, figuran nombres conocidos como el ébola y el dengue y otras que de momento no suenan tanto como la enfermedad de Chagas y la fiebre de Cyhikungunya, así como la tuberculosis, que se creía erradicada y reemerge, o el Virus del Nilo Occidental, con un foco importante en Sevilla por sus humedales y la concentración de mosquitos. Solo en 2020, se detectaron 76 casos en Andalucía. 

El informe anual del 2020 indica que las medidas de control del coronavirus han contribuido positivamente a contener otras enfermedades de transmisión similares. Las más de 300 alertas declaradas el año pasado, el del confinamiento, afectaron a 2.615 personas y obligó a la hospitalización de 331, siendo los brotes por meningitis los que generaron más ingresos. La realidad es «muy cambiante», destaca el experto, «lo que hoy no es un problema mañana puede convertirse en un brote, de ahí la importancia de tener el máximo de información y vigilar cualquier variación». 

Un nuevo instituto en Córdoba que investigará en red sin sede física

La investigación del futuro Instituto Andaluz de Investigación en Zoonosis y Vigilancia de Enfermedades Emergentes estará centralizada y coordinada por la UCO y supondrá un paso más hacia la integración del conocimiento de la sanidad humana, animal y medioambiental. Según el rector de la UCO, José Carlos Gómez Villamandos, además de médicos y veterinarios, trabajarán conjuntamente ambientólogos, ecólogos, sociólogos y enfermeros o psicólogos. El proyecto se respaldado por tres consejerías de la Junta aspira a conseguir financiación de los fondos Next Generation «aunque no se sabe cómo se van a distrubuir», señaló Villamandos. Mientras tanto, la UCO pondrá en marcha unidades de investigación competititiva para ir adelantando trabajo. El proyecto requerirá una inversión inicial de 18 millones de euros «para incorporar entre otros recursos, un sistema de modelización que sirva para predecir lo que va a pasar y eso exige ingeniería artificial y tratamiento de Big Data». Lo que no se prevé es construir un edificio para albergar el instituto. «Hablamos de trabajo en red, la financiación irá a proyectos de investigación, personal y dotación científica, no tiene sentido levantar un edificio», según el rector.

El catedrático de Enfermedades Infecciosas de la facultad de Veterinaria de la UCO y presidente del Colegio de Veterinarios de Córdoba, Antonio Arenas, «la idea del instituto tuvo su germen en el Centro Experimental de Sanidad Animal, que se paró por falta de apoyo económico». En su opinión, «lo que hace falta para que salga adelante es financiación para contar con una infraestructura suficiente y adecuada», por lo que considera que «tener un edificio en el que trabajen todos los investigadores implicados como ocurre en el Imibic sería fundamental». Arenas se mostró molesto además porque «el proyecto se ha presentado en público sin contactar antes con el Colegio de Veterinarios ni con los grupos de investigadores».