¿Es optimista con la nueva normalidad tras pasar lo más duro del covid y por qué?

Creo que la sociedad siempre consigue dar el máximo posible de sus posibilidades. Y a pesar de todas las dificultades que la pandemia ha provocado, estamos consiguiendo salir con un empuje notable. Recuperarnos del duro trance por el que hemos pasado en los últimos veinte meses es y debe ser una tarea de todos, por supuesto de las administraciones públicas, que debemos facilitar y propiciar el máximo de oportunidades, pero también de las empresas, y de la ciudadanía en general. En materia educativa el impulso está siendo realmente muy importante y en investigación estamos a niveles prepandemia.

¿Qué cree que es prioritario para la economía cordobesa en estos momentos?

La salud económica de Córdoba ya venía padeciendo de algunos males estructurales que se han visto agravados con el fuerte impacto de la pandemia a nivel global. En esta situación es fundamental reforzar el empleo y diseñar y poner en marcha estrategias de futuro a medio y largo plazo. El ‘cortoplacismo’ no ofrece soluciones reales a problemas de la complejidad que se han generado. En el contexto actual se requiere una gran colaboración y coordinación de todos los actores sociales relevantes, como se ha demostrado en activos como la futura base logística del ejército, claro ejemplo de los resultados que se obtienen fruto de la suma de esfuerzos. Es más necesario que nunca trabajar en la atracción de inversiones y priorizar la apuesta por otro modelo productivo más resiliente que apueste por la digitalización y que nos permita ser competitivos en lo global y lo local, los dos polos que hoy salen reforzados.

¿Qué sectores cree que deben impulsar la recuperación de la economía cordobesa en estos momentos? En el caso de ser empresario, ¿piensa que su sector se verá más rápidamente afectado por la recuperación que otros?

Todos los sectores, en su medida, son igualmente importantes. Debemos hacer todo lo que en cualquier circunstancia haríamos, pero ahora más convencidos.

La pandemia nos mostró la vulnerabilidad de nuestra realidad si no cuidamos sectores de futuro y servicios esenciales. Hemos mirado mucho al sector turístico, que es vital en nuestro entorno, pero yo siempre he defendido la economía del conocimiento como motor estratégico. Es la clave fundamental y necesaria para poder cambiar el modelo productivo, generar una economía más diversificada, capaz de generar mayor valor añadido y empleo de mayor calidad. No podemos resignarnos a un sector servicios sobredimensionado.

Es necesario no perder el tren de la transformación digital y avanzar hacia la industria 4.0. En este sentido, la Universidad viene apostando por estrechar acciones de colaboración con las empresas y diseñar una formación de excelencia para que de nuestras aulas salgan los y las mejores profesionales que deberán dirigir el timón de este cambio de modelo tan necesario. También es muy importante aprovechar nuestras oportunidades como nudo logístico, como parte de un entorno agroganadero y en materia de cultura.

¿Qué aspectos le preocupan más de cara a los próximos meses?

La inflación. El efecto rebote de actividad y de demanda, sumado al encarecimiento de la energía y a los problemas de abastecimiento a nivel global por desequilibrios de la cadena de suministros, provisiones para algunos sectores y cuellos de distribución, conduce a un incremento de precios que, si se agudiza, llevará a una reducción del consumo por pérdida del poder adquisitivo. Por ello, es un momento importante para hacer política.