Casi 1.600 pacientes cordobeses con diabetes tipo 1 (aquellos que no producen insulina), que representan el 90% de los diagnosticados, disponen ya del sistema flash de monitorización de glucosa, financiado por la Seguridad Social. Se trata de un parche que se coloca en el brazo y que, asociado al teléfono móvil, permite al paciente disponer de información pormenorizada sobre los niveles de glucosa en sangre en cada momento, cuándo se producen picos a lo largo de los días y ayudarles en la administración de la insulina. Según los endocrinos del hospital Reina Sofía Ángel Rebollo y Rafael Palomares, aunque en octubre pasado el Gobierno central aprobó la financiación de este sistema para los enfermos con diabetes tipo 2, la asociada a la obesidad y que se trata con pastillas, de momento no se ha organizado su prescripción por parte de las comunidades autónomas.

Este sistema constituye, según Rebollo, el principal avance tecnológico desarrollado en los últimos tiempos para mejorar el control de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes, que se liberan así de los constantes pinchazos para conocer los niveles de azúcar. Entre los enfermos con tipo 1, un 3% cuentan además con el sistema de bomba de insulina, conocido popularmente como páncreas artificial, que sirve para automatizar la administración de esta hormona. Conectada a un sensor, «mejora la precisión en cada administración, aunque requiere una formación específica del afectado para utilizarla de forma correcta y cambiarla cada tres o cuatro días», aclara Rebollo, «por lo que no todos los pacientes son aptos para su colocación». De ahí que solo un centenar de cordobeses dispongan de una de estas bombas.

Los expertos insisten en la necesidad de hábitos saludables para prevenir la enfermedad

En el Día Mundial de la Diabetes, que se celebra mañana, los expertos insisten en la necesidad de mejorar la detección precoz y concienciar a la población de la importancia de hábitos saludables como forma de prevención. Según Rafael Palomares, uno de cada dos adultos afectados por la diabetes tipo 2, que constituye una epidemia mundial asociada a la obesidad creciente, no ha sido diagnosticado. La falta de tratamiento hace que la mayoría de esos casos vean la luz cuando derivan en infartos e ictus o por infecciones de heridas en el pie, señala Rebollo, que recuerda que hay señales que «deben servir de alerta para acudir al médico como orinar con más frecuencia, pérdida de peso involuntaria, tener mucha sed, sentirse muy cansado, problemas de vista y cicatrización tardía».

Los periodos de encierro derivados de la pandemia han tenido un efecto nocivo en la población, donde se ha notado un aumento significativo de la prevalencia, según los especialistas. «Durante las distintas olas de coronavirus, no se realizaron todas las pruebas de screening previstas para detectar casos y las revisiones y análisis sufrieron retrasos, lo que ha retrasado el diagnóstico de posibles afectados y empeorado la situación de algunos pacientes», indicó Palomares, un atasco que se ha ido aliviando poco a poco. Tanto Palomares como Rebollo recalcan que «la pandemia de coronavirus ha enmascarado a la otra pandemia del siglo XXI que es la diabetes», ante la que hay que estar muy vigilantes, ya que cada vez se diagnostica a personas más jóvenes.

Se estima que el 15% de la población tiene diabetes tipo 2

Aunque no hay datos concretos del impacto, se estima que el 15% de la población tiene diabetes tipo 2. Para prevenir la diabetes tipo 2 e incluso para revertirla si ya se padece, hay que recuperar hábitos saludables como realizar actividad física diaria y cuidar la alimentación, aumentando la ingesta de verduras, legumbres, pescado, cereales y frutas y reduciendo el consumo de azúcares refinados, los productos precocinados, los fritos y las grasas saturadas.

El riesgo de una diabetes mal controlada

Las personas con diabetes mal controlada corren el riesgo de sufrir complicaciones graves y potencialmente mortales como infarto cardiaco, accidentes cerebrovasculares, pérdida de visión por daño en la retina, insuficiencia renal o afectación grave de las extremidades inferiores, conocida como pie diabético, complicaciones que se pueden prevenir o retrasar mediante un diagnóstico temprano de la enfermedad y un mejor control de la misma, según Rafael Palomares, que es también jefe de servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital Quirónsalud Córdoba. De ahí la importancia de realizar revisiones periódicas para controlar los niveles de azúcar. Tener menos de 100 mg de glucosa en sangre se considera normal, mientras que al superar en ayunas los 126 mg se entra en diagnóstico de diabetes.