Diez años después, la Cruz de los Jóvenes y el icono de la Virgen María de San Juan Pablo II, emblemas de la Jornada Mundial de la Juventud, volvieron este domingo a las calles de Córdoba rodeadas de cientos de jóvenes. La cruz llegó de Sevilla hasta la parroquia de Santa Luisa de Marillac, en el Barrio del Guadalquivir; allí, tras un acto de oración, partió a la parroquia de San José y Espíritu Santo, desde donde fue trasladada a hombros de los jóvenes hasta la Catedral.

Una vez en el primer templo de la diócesis, dio comienzo la eucaristía, presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. El prelado recordó que esta cruz fue entregada a los jóvenes al término de una Jornada Mundial de la Juventud por San Juan Pablo II, destacando que «la cruz es Jesucristo que pasa por nuestras vidas y que Él ha cambiado este signo de muerte en signo de amor porque no hay más amor en el mundo que el que ha brotado de la cruz».

El paso de Jesús de la Salud antes de abandonar la Catedral. O. BARRIONUEVO

Ya por la tarde, tuvo lugar la salida procesional con el rezo del Vía Crucis por las calles de la ciudad en compañía de los grupos jóvenes de las cofradías, en un acto donde contó con el acompañamiento de la Agrupación Musical de la Sagrada Cena. La jornada se cerró con una vigilia de oración y posterior traslado de la Cruz y el icono de la Virgen al seminario mayor. 

Mientras la Cruz caminaba por las calles, muy cerca, la nueva imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud, titular de la pro-hermandad de Puerta Nueva, estaba enmarcada en la Puerta de las Palmas de la Catedral para iniciar su primera procesión de regreso a su templo tras ser bendecida por el obispo en la tarde del sábado.

La procesión fue seguida por cientos de cofrades que pudieron admirar de cerca la belleza de esta nueva imagen, obra de Manuel Luque Bonillo. La Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús de la Redención puso la nota musical a este histórico momento para la joven corporación de Puerta Nueva.