«El número de casos de violencia grupal no es que haya aumentado, pero sí la brutalidad. Este tipo de agresiones siempre ha ocurrido, pero no con la brutalidad que estamos viendo», explica el psicólogo Mario Peña, que está especializado en este tipo de cuestiones y trabaja en el servicio de asesoría psicológica para jóvenes subvencionado por el Ayuntamiento de Córdoba. Consultado por las causas que pueden conducir a estas agresiones, apunta que se suelen barajar varias como el confinamiento de la población decretado el año pasado para frenar el avance de la pandemia de coronavirus, que en ocasiones ha tenido «relaciones traumáticas de pobreza y paro»; también señala que «la radicalización ideológica que se está produciendo en los últimos años hace que los jóvenes vean impunidad, socialmente parece que se ven autorizados a atacar a minorías», añade que «la frustración y el estrés también se puede canalizar en agresión», e indica que «ahora, con todas las variabels que pueden provocar frustración, como el paro, el confinamiento y la incapacidad de relacionarse, puede haber crecido el radicalismo, no solo político». 

Peña destaca que «otra variable que tenemos en cuenta es que estas agresiones están nocturnizadas y los que agreden están puestos de todo. El consumo de drogas está relacionado con este tipo de agresiones, se desinhiben y se ven engrandecidos para estos actos». 

Por último, comenta que se está advirtiendo «que estamos asumiendo culturas» extranjeras y alude a bandas como los Latin Kings, adelantando que «los grupos se van a hacer mas presentes en los próximos años. Son grupos ideologizados y de inmigrantes con identida de bandas y con un fuerte componente que es el de las drogas. Añadido a todo esto está la frustración y el estrés. La frustración si no hay habilidades sociales para saber llevarla se canaliza con violencia hacia los que se ven inferiores. Siempre es con minorías que perciben como inferiores o que eligen como culpables de problemas. Algunos partidos están fomentando que hay culpables de las desgracias nacionales, se acredita a estas personas para emplear la violencia con estos grupos, los que son percibidos como diferentes», detalla.

Preguntado por la forma en la que se produce la violencia, este profesional explica que «las agresiones están siendo grupales porque estos radicalismos ideológicos, si no se ven apoyados por el grupo, hay menos probabilidad de materializarlos». Así, acerca de la participación de menores de edad en estos hechos, también confirma que «dentro de los grupos siempre hay menores, porque personas adultas, maduras y con habilidades sociales ya desarrolladas no tienden a estos comportamientos».

Mario Peña apunta algunas claves para la erradicación de estos comportamientos, que en su opinión podrían ser realizar un trabajo de reestructuración cognitiva y demostrar al violento que las personas son iguales, así como mostrar que «hay un abanico de comportamientos alternativos al uso de la violencia, por lo que en ocasiones los afectados necesitan «aprender a comunicarse, ya que muchas veces estas personas no conciben el diálogo como método de resolución de problemas». Además, puntualiza que este entrenamiento no se realiza solo con los agresores, «sino que tiene que ser comuntario, habría que incluir, por ejemplo, a la familia si es que también tiene la violencia como método de resolución de conflictos», subraya este psicólogo.

Ansiedad y depresión

Mario Peña trabaja junto al psicólogo Ismael Melero en un servicio gratuito de asesoría y orientación psicológica para jóvenes de entre 12 y 35 años de edad que es financiado por el Ayuntamiento de Córdoba mediante un convenio con la delegación cordobesa del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental. Ismael Melero coordina esta actividad e informa de que desde el pasado mes de enero han atendido a 43 jóvenes, cuatro de ellos, menores de edad, mientras que la edad de mayor aparición son 24 años. Sobre el perfil de estos pacientes, también comenta que 29 han sido mujeres y 14, hombres.

«El motivo de consulta suele ser ansiedad o depresión, esto es lo más relevante», señala. Así, explica que «consultas de violencia no estamos teniendo, es una problemática secundaria, de jóvenes que están frustrados y aparecen conductas violentas dentro y fuera del hogar. La problemática de base suele ser ansiedad y depresión, chavales que están como perdidos».

Melero destaca que «estamos teniendo una demanda bastante grande» y precisa que se ofrecen entre dos y cuatro sesiones que son on-line debido a la pandemia de coronavirus. «Estas personas no hubieran pedido ayuda psicológica porque no se lo pueden permitir, lo bueno de este programa es que te da atención psicológica gratuita», valora, haciendo hincapié en que «son situaciones cotidianas que se pueden convertir en problemas más graves. Si se agrava el malestar pueden llegar a la prostitución, el suicidio, el robo, cuando hay una salida más lógica. Es un mecanismo de prevención para que casos moderados no vayan a más», indica.

Las claves del fenómeno de la violencia grupal en Córdoba

Mayor daño

Desde el Colegio de Psicólogía destacan que el número de casos de violencia grupal no se ha incrementado, pero sí la brutalidad de estas actuaciones, que pueden tener detrás diferentes causas

Servicio gratuito

La delegación de Córdoba del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental tiene un convenio con el Ayuntamiento de Córdoba por el que se ofrece asesoría psicológica a jóvenes y en lo que va de año a atendido a 43, la mayoría, mujeres

Las causas de la violencia

Los profesionales apuntan a la ansiedad y la depresión como problemas de base. Destacan que la frustración lleva, en ocasiones, a la aparición de conductas violentas dentro y fuera del hogar. 

Las soluciones

Entre otras claves, se trabaja con los agresores en el entrenamiento de habilidades para la resolución de conflictos y para que vea a los demás como iguales. Esta labor puede incluir a la familia.