Transcurridos ya dos años desde su derribo, el Instituto Municipal de Deportes (Imdeco) está próximo a mostrar a los vecinos del distrito Sur el proyecto para la construcción y la explotación de las instalaciones deportivas que se levanten en el solar del antiguo Pabellón de la Juventud. Aunque con muchos meses de retraso, y varios mandatos acumulando promesas incumplidas, los vecinos se impacientan --se han concentrado durante el verano para exigir de nuevo la sala deportiva-- y nadie se atreve a hablar de plazos. El gobierno actual los dio al entrar a Capitulares (dijo que la nueva sala deportiva estaría en 2021), pero la pandemia, la confrontación con la realidad de su propia gestión y la burocracia administrativa los ha llevado a recalcular ruta. «Se nos olvida que hemos tenido un año de pandemia y no nos gusta poner fechas», puntualiza el presidente del Imdeco y delegado de Deportes, Manuel Torrejimeno (Cs), que pese a todo cree que la infraestructura puede estar funcionando en la primavera del 2023, «en marzo o abril», aventura. Antes, habrá que terminar el estudio de viabilidad, consensuar la idea de nuevo con los vecinos, sacar los pliegos de licitación, adjudicar el contrato, construir el edificio y abrirlo al público. Mucha tarea para una plantilla, la del Imdeco, mermada como todas en la Administración local. «La única excusa de estos meses de retraso es que estamos a veinte cosas y el Imdeco tiene el mismo personal. Pagar las subvenciones a los clubs o el arreglo de las salas deportivas que ya tenemos, como la de Ciudad Jardín, la más antigua de Córdoba a la que se le va a arreglar el suelo, la de Fátima o la de Valdeolleros, eso es prioritario. No damos para más», reconoce el edil.
Un estudio para las 12 salas
El pasado mes de agosto la empresa Lidera resultó adjudicataria de un contrato licitado por el Imdeco para el análisis de la viabilidad de doce instalaciones deportivas municipales y de la construcción del Pabellón de la Juventud.
Dicho estudio comprende un análisis económico financiero, la valoración de las reparaciones y mejoras de inversión necesarias para su mayor sostenibilidad, el asesoramiento técnico administrativo y de edificación necesario para su implantación en los futuros procedimientos de licitación y la redacción del plan de mantenimiento de las mismas. Se trata de mostrar al Imdeco cuál es el modelo de gestión más adecuado para cada sala de barrio, así como iniciar el proceso de licitación en función de la modalidad de gestión elegida.
«Buscamos un modelo que permita la construcción y la gestión de la instalación en el Pabellón de la Juventud y barajamos que en vez de poner un canon positivo para su explotación, se establezca un canon negativo, es decir, que a la empresa que construya la obra y explote la sala cada año le tendremos que aportar un dinero para que sea rentable el negocio y resulte atractiva la explotación. Creemos que la rentabilidad puede girar en torno al 20% y que la construcción de la sala costará unos 4 millones», explica de manera gráfica Torrejimeno.
Demanda vecinal
El presidente del Imdeco tiene claro que respetará la demanda vecinal de que la futura sala tenga una lámina de agua, es decir una piscina de chapoteo, y espacios para la actividad deportiva (gimnasio). Como el espacio físico del que se dispone es reducido, los equipamientos irán distribuidos en dos plantas.
Por otro lado, el Imdeco garantiza que el servicio público y los precios que se oferten deberán ser acordes al contexto socioeconómico de la zona, lo que obliga a irse a una fórmula de colaboración público-privada y a que el Ayuntamiento compense, como hemos dicho con ese canon negativo, las posibles pérdidas del concesionario con una asignación anual.