Los cordobeses Laura Prados y Antonio Moyano ya han sido padres dos veces y están esperando un tercer hijo. Aunque los dos primeros embarazos no llegaron a término, sus dos primeros niños siempre vivirán en sus corazones. Durante su primera gestación, el corazón de Marco, que es el nombre del primer hijo de esta pareja, dejó de latir a los 170 días de gestación, por lo que a Laura le tuvieron que provocar el parto en el hospital Reina Sofía, sabiendo ya que su primogénito no había podido salir adelante. En la segunda ocasión que se quedó embarazada, Laura perdió a su bebé a las ocho semanas y apenas era un pistachín, como ella y su marido lo llaman cariñosamente, pero grande o pequeño para esta pareja siempre será su hijo.  

Laura Prados es la delegada en Córdoba de Matrioskas, asociación andaluza de apoyo al duelo gestacional y perinatal, colectivo formado por mujeres y hombres que han vivido situaciones similares a la de estos dos cordobeses y que quiere que se dé visibilidad y naturalidad a la pérdida de un hijo, a la vez que reclama mayor apoyo sanitario y psicológico desde la sanidad y sociedad para estas familias. 

Prados explica, con motivo de la conmemoración este viernes 15 de octubre del Día Internacional del Duelo Gestacional y Neonatal, que una pérdida perinatal es toda aquella que ocurre desde el inicio del embarazo hasta el primer mes de vida del bebé. «De lo que no se habla parece que no existe. A la sociedad no le gusta comentar de que no todos los embarazos acaban bien o que un niño puede morir en el parto. En los hospitales y centros de salud hay profesionales que carecen de la formación adecuada para atender a las familias que pasan por una situación como la que nosotros hemos vivido porque no existe un protocolo de atención y debería haber uno común para todos los centros», resalta Laura. 

Protocolo común de atención

«Muchos profesionales que atienden a familias que afrontan una pérdida perinatal desconocen los aspectos legales a los que tienes derecho, como la baja por maternidad, que se concede si la gestación es de 180 días en adelante, por lo que a mí no me correspondió en mi primer embarazo. Yo obtuve esa información por mis medios porque en el hospital no tenían conocimiento de la misma», indica Laura, que demanda además que se actualicen los requisitos para la baja por maternidad, porque, «al margen de la edad de gestación, cuando pierdes a un hijo se rompe tu proyecto de vida y eso te puede dejar secuelas físicas, pero sobre todo psicológicas».

«Las familias también deberían tener opción de decidir acerca del destino del cuerpo de su bebé, independientemente de la edad gestacional, del peso o de si ha nacido o no con vida. Deben saber que pueden entregarte las huellas, la pinza del cordón umbilical, dejarte verlo, porque el ritual de la despedida es importante para intentar superar un dolor así. El cuerpo debe tratarse siempre como algo humano, que no puede ser enterrado o incinerado con otros restos y que debe ponerse a disposición de los padres si ellos lo desean para despedirlo como consideren, incluso aunque se le realice la autopsia», añade la delegada de Matrioskas en Córdoba.