Menos mal que Palomo Spain se ha cabreado con el alcalde de Córdoba para animar un poquito la actualidad capitular que, quitando esa polémica, ha vivido una semana de auténtico sopor (zzzzzzz). Paréntesis: a veces pienso que los concejales están jugando al escondite porque te pasas semanas sin verlos y te parece intuir en los pasillos del Ayuntamiento las bolas del oeste mientras suena Morricone en el hilo municipal. «¿Hay alguien ahí, ahí, ahí, ahí?», pregunto con eco y solo por preguntar, cuando de repente me parece escuchar a Salvador Fuentes con su frase estelar: «Es que estamos en el tajo». Será eso, será. Cierro el paréntesis.

Bueno, esta semana hemos empezado una obra más (ya van un puñado; la cosa se anima, señores): la de la Ciudad de los Niños, que va a quedar por lo visto espectacular. Lástima que haya comenzado a mitad del mandato y no en campaña, lo que nos habría permitido ver a algún concejal montado en los columpios. Que ya se sabe lo que inspiran los periodos electorales a los políticos, que lo mismo te besan una vaca que te juegan una partida de mus con los ojos vendados. Ellos son capaces y capataces.

Otra cosa, verán. Así en general, ponerle a un evento culinario el mismo nombre que tiene una trama de corrupción (Kitchen) es una idea tan mala como ponerle a un gel íntimo el nombre de una comida que pica. Vox empezó la semana con amenaza de acudir a los juzgados por un presunto fraccionamiento de facturas en la financiación de la cita gastronómica llamada kitchen (cocina en inglés) que el Imtur llevó a la última edición de Fitur. Más allá del desatino del nombre, Vox tendrá que demostrar que lo que dice es verdad, que se fraccionaron contratos para pagar a empresas con menor control de la intervención, o si como dice Isabel Albás todo es legal.

Causas pendientes

Si Vox se va a los tribunales, habría ya dos causas pendientes de la decisión del Ministerio Fiscal que conciernen al grupo municipal de Cs en la Ciudad de la Justicia: los contratos por obras de Infraestructuras (que IU y Podemos elevaron a la vía judicial) y esta. También queda saber qué hará IU con el contrato para el nuevo montaje del Alcázar, que denunció ante un tribunal administrativo --que dijo no ser competente para juzgar su legalidad-- y que podría también llevar a los juzgados para que sea allí donde se pronuncien.

Asuntos orgánicos

En el ámbito orgánico, la cosa ha estado aparentemente repartida: paz para el PP y sexo para el PSOE. José María Bellido fue nombrado responsable de la comisión organizadora del 16º Congreso del PP-A, que será una balsa de aceite para la reelección de Juanma Moreno. Los socialistas siguen empeñados en matarse a besos.

Uno de los dos sanchistas que había en Córdoba hace dos años, Alfonso Muñoz, resumía así la situación: «Algunos nos tiramos a la piscina cuando no había agua, y ahora que hay, nos pegan codazos en el trampolín». Hágase una idea.

Además de querer dejar atrás el pasado, decía mi colega Rafa Ruiz en ABC que los del PSOE se han echado en brazos del poliamor, o sea, que se han abandonado a la práctica amatoria entre varios, de manera simultánea, sin ataduras, ni celos. Los socialistas están dispuestos a amarse en el aquí y ahora aunque antes ni se rozaran y solo con vistas al congreso provincial, donde se renovará la ejecutiva y se repartirán los cargos orgánicos como estampitas. De Fray Leopoldo de Alpandeire para ellos y de Santa Gema para ellas, porque les va a hacer falta suerte a todos.

Solo con poliamor se entiende que enemigos acérrimos se besen hoy con apasionados besos de tornillo, y que los novios de ayer ni se miren a los ojos cuando se cruzan por los pasillos de la sede. Solo añadiría que por qué lo llaman poliamor si lo que quieren decir es polisexo, y que por qué mentan la ideología, si lo que quieren es cama. Advierto, además, que algunos de los socialistas que hemos visto estos días están ya más que granaítos para las coreografías amatorias que al parecer exige el Kamasutra socialista del 2021. Cuidado y no se vayan a dislocar un hombro por lealtad a las siglas, que no sé si hay viagra para esto. Aunque, cierto es, la experiencia es un grado.

Al First Dates que se graba en la avenida del aeropuerto se ha presentado esta semana en Montilla la tercera vía, que de momento no tiene candidata y sí un muestrario de militantes que dicen representar el cambio frente a Antonio Ruiz, y que va desde José Antonio Ruiz Almenara a Teba Roldán, pasando por Paco Pulido, Rafael Llamas, Rafi Crespín o Isa Ambrosio.

¿De quién eres?

Con esta nueva opción, los militantes podrán elegir en primarias (la primera vuelta, el 21 de noviembre) entre esta candidatura o la de Carmen Campos (la del vídeo moderno), ambas de sensibilidad sanchista-espadista (que dicho así suena a marxista-leninista, no me dirán que no), o la representada por Antonio Ruiz, de corte clásico. Serán tres opciones si es que antes no se funden entre ellos (contactos hay ya, como decimos, entre los clásicos y los modernos, y los habrá entre los modernos y los de la tercera vía) o si con tanto poliamor y pocas precauciones no terminan multiplicándose. Ahora, los socialistas se preguntan unos a otros «¿y tú de quién eres?», como en la canción de Los Chanclas, porque han cambiado tanto las lealtades que ya no los conoce ni la madre que los parió. La locura total, oiga.

En el aire también dejo una duda por si alguien tiene a bien responder: ¿dónde está Rosa Aguilar y a cuál de las tres vías se apuntará? Continuará.