Un grupo de mujeres ataviadas con ropa deportiva salpicada de lunares y volantes tiene encendido un altavoz en el tendido diez de la plaza de toros de Córdoba. Suena Ali Ali O y las mujeres, que pertenecen a un grupo denominado Fitflamc (resultado de combinar fitness y flamenco), intentan animar a un público que todavía está bastante frío. En la mitad sombreada de Los Califas hay mujeres, bastantes, pero también hay niños y hombres, estos últimos, casi en la misma proporción que las primeras. Es un domingo de calor soportable en Córdoba y en una fecha poco habitual el coso acoge la tradicional becerrada en honor a la mujer cordobesa. Hay que echar la vista atrás apenas tres años, a 2018, para ver que en aquellos momentos la becerrada no admitía a hombres. ¿Por qué ahora sí? "Porque si no se abre para todo el mundo no se llena", comenta un experto en este mundo mientras, en la puerta, le pide a todo el que entra que se ponga la mascarilla. Ya en 2019 se permitió la entrada a todo el mundo, en 2020 no hubo y parece que este año la cosa está algo más animada. Aunque llenarse, llenarse, no se llena. No hay una razón anclada en una apertura social y de género para permitir la entrada a los hombres en un evento que siempre ha sido exclusivamente para mujeres, simplemente, tener más afición.

En esa misma puerta está también el periodista taurino Pepe Toscano, que becerradas ha visto unas pocas. Cuenta que el evento se lo inventó Guerrita. Las mujeres no podían ir a los toros, así que cuando acababa la Feria de Mayo se abría la plaza un día exclusivamente para ellas. ¿Y por qué una becerrada y no una corrida de toros? "Porque es más barato", simplifica el mismo experto de antes.

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La Becerrada de la Mujer Cordobesa en imágenes A.J.González

Algunos responsables de la plaza dan vueltas mientras llega el público. Los antitaurinos han convocado una concentración de protesta, pero no se les ve por ahí. "A ver si van a reventarlo desde dentro", advierte el experto, pero qué va, el acto da comienzo sin problema ninguno. Y es que los antitaurinos sí que han ido, pero bastante lejos de la plaza, donde los vítores cubren por completo las consignas que califican de "medieval" a la fiesta y que piden su abolición.

Dentro, el público empieza a animarse cuando aparecen varios carruajes de exposición tirados por imponentes caballos, pero lo que más le ha subido el ánimo ha sido el Soy cordobés que las Fitflamc han hecho sonar a través de su altavoz. Ese tema que los grupos siempre se dejan para cerrar conciertos aquí es una letra carnavalera de RafaelCastro a la que siempre debe responderse. Ocurre también que todo el mundo se queda muy callado y se pone de pie cuando la pequeña orquesta toca el himno de España (hay quien saca la bandera y todo) para después aplaudir cuando niños pequeños vestidos de toreros irrumpen en el albero. Y empieza la becerrada, porque es una becerrada, aunque la duda surge con el homenaje a la mujer cordobesa, que no se sabe muy bien dónde está, aunque se supone que algún día estuvo.