El Gobierno anunció esta semana su intención de incentivar la recuperación del sector de la cultura y el espectáculo con un bono de 400 euros del que podrán hacer uso los jóvenes de 17 años que cumplan los 18 el próximo 2022. Si se tiene en cuenta que 450.000 personas nacieron en el 2004, la medida supondría un gasto de 200 millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado. Claro que en esa inversión no se incluirá, como ratificó, este pasado jueves, Cultura tras reunirse con los responsables de la Fundación Toro de Lidia, la asistencia a las plazas de toros. La decisión causó un revuelo político inmediato, que no hace más que avivarse con declaraciones ambiguas como las que el ministerio de Cultura hizo esta semana a Efe. «No todos los elementos que nuestra legislación considera cultura van a estar bajo el amparo de este bono cultural».

Fran Gordon, responsable de la Fundación Toro de Lidia en Córdoba, es tajante cuando hace referencia al reconocimiento de la tauromaquia como patrimonio cultural por la ley de 2013 , así como al reconocimiento de la Unesco y de la Constitución española. «La cultura no puede depender de los gustos o ideologías del partido de turno; la medida es discriminatoria e injusta y vamos a emprender acciones legales», declara Gordon, quien se muestra perplejo ante el hecho de que la tauromaquia sea la única actividad cultural en España que «no recibe subvenciones, ni tiene ayudas directas», y recuerda las medidas que ya emprendió la Fundación contra Yolanda Díaz por negar las subvenciones por desempleo a los trabajadores taurinos durante la pandemia.

Cuestiones ideológicas y morales aparte, quienes más tienen que opinar en este asunto son los jóvenes, preocupados por su economía e independencia y a los que la noticia les ha cogido distraídos con las preocupaciones comunes de esa edad compleja. Moisés Guerrero Araque cumple los 18 el 15 de abril de 2022 y cree que, si se trata de levantar el sector cultural, «lo mejor es que esas ayudas las repartiesen directamente entre los cines, teatros y museos», ya que la gente de su edad «no suele ir a esos sitios, en general». Aun así, no ve del todo mal la iniciativa, ya que es fanático de la historia. «Me gastaría el dinero en libros de historia, porque me gustan mucho, en ir al cine o al Museo Naval de Cádiz», comenta el joven de Aguilar. 

Moisés Guerrero. Córdoba

Alberto Jiménez Cañadillas es práctico. Le gustaría estudiar una carrera, aunque todavía no sabe cuál, y es consciente del desembolso que eso supone. «¿Crees que se podrá usar el bono para la matrícula de la universidad? porque si no, creo que lo gastaría en material y en libros de apoyo que mandan en las asignaturas, porque se te va mucho dinero en ellos, sobre todo si quieres estudiar fuera», reflexiona. Es un problema que no tiene Óscar Santos Tejada, pues decidió optar por la Formación Profesional. «La medida la veo bien porque despertaría mis ganas de visitar museos o los monumentos históricos de mi ciudad», opina Óscar.

Óscar Santos. Córdoba

 Marta Gómez Cañavete, por el contrario, lo emplearía en «ver sitios que realmente quisiera visitar, porque si no no me enteraría de nada», comenta. Lo que más le convence de esta subvención es la sensación de independencia que da el no tener que recurrir a «tus padres para pedirles dinero», y aboga por la «comodidad» del formato digital para acceder al dinero, para «que no se le pueda dar un mal uso en otros aspectos», explica. A ninguno de ellos se les ve con intención de entrar en polémicas.