La falta de mano de obra suficiente y preparada para abordar las campañas agrícolas es otro hándicap al que se enfrenta una provincia con un amplio sector agroalimentario como Córdoba. La idea de trabajar en el campo es una opción que no siempre se plantean las personas desempleadas que viven en la ciudad. Carolina Santos, técnica de Empleo de Cruz Roja, asegura que cada vez son más las empresas agrícolas que acuden a la institución para incorporar plantilla.

La última solicitud les ha llegado de una cooperativa del Valle de Los Pedroches, Olipe, interesada en contratar a 300 personas para la próxima recogida de la aceituna, que dará comienzo en noviembre. Olipe es una empresa de Pozoblanco, fundada en 1957, conocida por su esfuerzo en innovación y que viene apostando por la producción ecológica a través de olivos tradicionales.

«El trabajo del campo requiere personas con cierto conocimiento del medio, ganas de trabajar, buena forma física y disponibilidad total, ya que el tiempo que dura la campaña, unos 20 o 30 días en este caso, tienen que trasladarse al pueblo», explica Santos. En este caso, la propia empresa, que para trabajar con Cruz Roja tiene que cumplir las condiciones salariales que marca el convenio del sector, se hace cargo del abono del alojamiento.

Unas 60 personas de la bolsa de empleo de Cruz Roja en Córdoba, junto a otras procedentes de otras provincias, están siendo formadas estos días en cuadrillas de cuatro para su incorporación a la empresa en cuanto dé comienzo la recogida de la aceituna. «Hay personas más jóvenes y más mayores, pero la mayoría de los que se han apuntado son hombres», explica la técnica de Cruz Roja, «para este tipo de trabajos es más difícil encontrar a mujeres por problemas de conciliación familiar, ya que deben desplazarse a otra localidad».

En los cursos que se están impartiendo, Cruz Roja los prepara con dinámicas de grupo para el trabajo en equipo, «que es fundamental en el campo», asegura Carolina, «para desarrollar autocontrol y resistencia, ya que hablamos de jornadas de siete horas de trabajo duro con mucho esfuerzo físico» y de personas que en muchos casos no han trabajado nunca en el campo. «En los talleres, acuden en grupos reducidos que serán las cuadrillas después durante la campaña agrícola, lo que desarrolla un vínculo entre ellos desde ahora que será fundamental después», explican los monitores, «se trata de que se conozcan entre sí antes de empezar a trabajar».

Además, Cruz Roja diseña actividades específicas para que conozcan el entorno al que se van a enfrentar. «Los cursos cuentan con una primera parte sobre recogida de la aceituna, se les habla de la maquinaria que se emplea y en qué consistirá su trabajo». Además, les enseñan técnicas posturales para reducir el impacto físico de este trabajo y en los próximos días recibirán una clase de yoga como complemento. «Los preparamos desde todas las perspectivas», recalcan.

Antonio Ropero, de 52 años, es uno de los cordobeses que se está preparando para incorporarse al trabajo y se muestra muy ilusionado. «Llevo varios años entrando y saliendo del paro, desde febrero no he vuelto a trabajar», explica. Su experiencia laboral es diversa. Ha trabajado como auxiliar administrativo, en tareas de reparto y la última, como personal de limpieza en una residencia de mayores. En el campo, trabajó hace treinta años, cuando acudió incluso a la vendimia a Francia y aunque conoce el medio, porque ha vivido en entorno rural y ha cultivado huerto, llevaba años sin buscar empleo en este área. En su opinión es necesario formarse antes de empezar en cualquier trabajo y también para acudir al campo, «para saber qué tipo de trabajo vas a tener que realizar, cómo afrontarlo y porque no todo el mundo está preparado».

Esta primera experiencia puede que le valga para iniciar un camino más a largo plazo. «En principio, vamos a trabajar 20 o 30 días para recoger aceituna con esta empresa, pero nunca se sabe, no descarto que pueda enganchar después con otras campañas, así que me parece interesante», explica, «en los talleres hemos trabajado en grupo y los cuatro que formamos la cuadrilla hemos creado un grupo de whastsapp, hay un ambiente muy bueno y eso nos puede ayudar porque ya no entras a trabajar de cero, sin conocer de nada a las personas con las que vas a compartir tantas horas», sentencia. En buena forma física, no le asusta la dureza del campo, al contrario. «Estoy contento de poder empezar a funcionar, la verdad es que estoy deseando volver a trabajar», afirma. Desde que perdió su empleo en febrero, vive con la renta mínima de inserción y lo que había ahorrado, así que los ingresos que obtengan llegarán en noviembre como agua de mayo.