Entre lloros y pataletas, con la esperanza de que en unos días llegue la sonrisa, los más pequeñines, de entre 0 y tres años, han comenzado este miércoles 1 de septiembre el cole, en unas escuelas infantiles que les han dado la bienvenida con los brazos abiertos, algunas con globos en la puerta para animarlos, en una jornada de poquitas horas, de adaptación, porque la separación de los padres tras un largo verano es dura los primeros días.

Las 249 escuelas infantiles de la provincia han abierto sus puertas, la mayoría adheridas al convenio con la Junta, en un curso que comienza con un 36% de desocupación, pero con más fortalezas frente al covid, ya que la experiencia del año pasado ha interiorizado los protocolos y los profesionales están vacunados.

La delegada de Educación, Inmaculada Troncoso, ha abierto oficialmente el curso del primer ciclo de Infantil en la escuela infantil Las Viñas, de Montilla.

Adela Pérez muestra a Inmaculada Troncoso la nueva caldera del centro. JOSÉ ANTONIO AGUILAR

Según los datos aportados por Troncoso, un total de 7.848 menores de tres años han iniciado el curso escolar 2021/22 en las escuelas y centros de Educación Infantil de Córdoba, 259 escolares más que en el pasado año académico. En declaraciones a los periodistas, la delegada ha informado de que hay una tendencia al alza en las matriculaciones en el primer ciclo de Infantil, que según las previsiones de la Consejería podrían alcanzar más de 96.800, cifra que corresponde a antes de la pandemia. En este sentido, ha recordado que continúa abierto el plazo para solicitar plaza para alguno de los centros y ha animado a las familias a que escolaricen a sus hijos e hijas porque se trata de una etapa de carácter educativo y no solo asistencial.

Este curso, Córdoba cuenta con 249 centros públicos o privados adheridos al programa de la Junta para el fomento de la escolarización en el primer ciclo de Educación Infantil, 4 más que en el curso anterior.

Los más pequeños en las escuelas infantiles. MANUEL MURILLO

La delegada de Educación ha explicado que entre las medidas puestas en marcha en estos centros destaca que las clases se organizarán en grupos de convivencia escolar, los centros organizarán las entradas y salidas para evitar las aglomeraciones, tras la entrada de los menores se procederá al lavado de las manos con agua y jabón y deberán ir directamente a su aula y de ella a la salida cuando finalice su jornada.

María Ángeles Torres, propietaria de la escuela infantil Mi Casita, en la avenida de Trassierra, abría con ilusión las puertas de su centro a las 10 de la mañana, en un barrio joven con padres trabajadores. "Animo a todos los padres a que e escolaricen a los niños en este nivel, que es muy beneficioso para ellos, que pierdan el miedo, que somos espacios muy seguros y están atendidos por profesionales".

Este año, como el pasado, los padres no pueden entrar en las clases en la jornada de adaptación, por las medidas frente al covid, por lo que los pequeños acusaban más esta vuelta al colegio. La dueña y profesora de Mi Casita señalaba que "estamos notando los efectos de la pandemia en los niños, sobre todo en los de dos años, vienen con más desfase madurativo, de haber estado más tiempo en casa, más flojitos, por eso les viene muy bien para volver a socializar, a nivel emocional y de desarrollo".

Este año, como el pasado, los padres no pueden entrar en las clases en la jornada de adaptación, por las medidas frente al covid, por lo que los pequeños acusaban más esta entrada al colegio. Las profesoras se esforzaban en calmar a los pequeños, a los que la palabra mamá no se les iba de los labios, tras una separación que «ellos no entienden ni saben para cuánto tiempo es». Solo una horita o dos el primer día y los siguientes, hasta que los pequeños van ganando seguridad y la sonrisa vuelve a sus caras.

Elvira había dejado a su pequeña de un año en Mi Casita, donde entró con 6 meses. «Cuesta un poco pero la dejo con la tranquilidad de que sé que va a estar bien», reconocía. Explicó que no tiene más remedio que escolarizarla porque ambos progenitores trabajan, pero «a ellos les viene muy bien antes de entrar en el colegio en Infantil, se les nota mucho». También Silvia, que volvía a recoger a su hijo, de un año, reconocía que la guardería «les viene estupendo», aunque al principio «le cuesta y es de llorar bastante». Es su tercer hijo y a las otras dos mayores las llevó también a la escuela infantil, "lo que les vino muy bien, se les nota más sueltos y aprenden mucho".