«La idea es que el consumidor, cuando se echa una fruta a la boca, vea que aquello es fruta». Con estas palabras que apuntan a la importancia del sabor resume Francisco Natera, administrador de la finca cordobesa La Veguilla, una de las señas de identidad de los melocotones que producen desde los años 70.

En estos días finalizan la campaña de recolección iniciada en la primera quincena de junio y Natera explica que esta labor es posible gracias a que siembran una docena de variedades que se solapan unas con otras para posibilitar su recogida en el punto óptimo. De este modo, la cosecha se va encadenando y se mantiene un flujo constante durante toda la campaña.

«Con una única variedad solo se puede producir diez días, pero durante toda la campaña hay dos o tres variedades que se están, prácticamente, recogiendo a la vez, una acaba y otra empieza, y se mantiene un suministro estable. También hay un personal más o menos estable, empezamos con poca gente, pero lo normal es que estemos en torno a 100 personas durante la campaña de recolección, hay algunos días que menos», precisa.

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Melocotón de La Veguilla Manuel Murillo

La finca que están explotando tiene unas 230 hectáreas de extensión y, de estas, 50 se dedican al melocotón, para lo que tienen alrededor de 30.000 melocotoneros. Su responsable detalla que «son melocotones que quizá no son tan grandes, no tienen ese calibre o forma tan perfecta, pero recolectamos justo en el punto óptimo, pasamos cerca de cinco veces por el mismo árbol, cada dos o tres días pasa una cuadrilla. Hacemos hincapié en nuestra garantía de sabor, en general, en los productos que salen de aquí. Quizá tenemos unos costes más altos porque cuidamos mucho la recolección y las técnicas del cultivo», admite.

Consultado por el empleo que genera la actividad, Natera indica que se crean más de 10.000 jornales anuales. Además, recuerda que cuentan con una planta de manipulación en Posadas, que es la central frigorífica (en la finca tienen una pequeña) y allí se almacena el producto, para lo que trabajan 15 personas durante el verano.

La producción de la finca se completa con otros cultivos como las nectarinas, ciruelas, aceitunas, ajos, cebollas o patatas. Entre todos los frutos, alcanzan los 800.000 kilos y Natera destaca que la cosecha «es bastante estable, salvo que haya algún desastre como una granizada. Va todo al mercado nacional», comenta, abundando en que disponen de un punto de venta físico en La Veguilla y también comercializan los frutos a través de su página web.

Acerca del impacto de la pandemia de coronavirus, Natera recuerda que «hubo que implementar medidas especiales, como todas las empresas, pero en el cultivo y la comercialización del melocotón no hubo demasiada variación. En otros como patatas y cebollas el impacto ha sido muy fuerte, al caer la demanda en el sector horeca (hostelería y restauración), se concentró en los supermercados y las recolecciones de hortícolas y otras lo pasaron muy mal. Los precios de los mercados mayoristas se vinieron abajo, aunque la demanda en los súper fue al alza, toda la hostelería paró en seco».