Antonia Gutiérrez, presidenta de Acued (Asociación Cordobesa de Centros de Día y Servicios Sociales para la Dependencia), no tendrá vacaciones este verano. No cree que las cosas estén como para alejarse de la residencia de mayores que dirige en Villanueva de Córdoba, el centro Virgen de Luna, aunque su mirada y su voz acusen el cansancio que arrastra después de año y medio de lucha contra la pandemia, al lado de los más vulnerables, intentando mantener a flote un negocio en el que lamenta que se hayan puesto todos los focos para exigir, pero pocas ayudas.

Parecía que el fin de la pandemia estaba más próximo, pero seguimos en medio de una ola, la quinta ya. ¿Cómo están los directores de las residencias de ancianos después de tantos meses?

Estamos todos muy cansados, la verdad, de vivir con miedo, con preocupación. Hay situaciones en la vida en las que no te queda más remedio que tirar para adelante, pero a veces no merece la pena por dinero ni por nada. Yo me pregunto cómo no se han ido de su puesto los directores de residencias que están contratados, que no son propietarios porque esto no hay quien lo soporte, es algo horrible lo que estamos viviendo, la incertidumbre constante... En el momento en que entra un contagio, la gente no se imagina lo que nosotros tenemos que organizar en los centros. Y todo con falta de personal porque no encontramos a quién contratar, no hay profesionales sanitarios en paro. Ahora, las auxiliares que hay están todas cubriendo vacaciones. Por no hablar de lo económico, porque cuando hay un profesional en cuarentena, eso supone nóminas dobles, seguros sociales dobles, gasto de epis... Es horroroso contra todo lo que luchamos cada día. Yo no sé hasta dónde vamos a poder llegar. Anímicamente, está todo el mundo desbordado. El otro día hablé con la directora de la residencia de Pedroche, donde han fallecido nueve personas, y me dio mucha pena porque cuando tuvieron el día más grave del brote, murió su madre. Y no tenían gente para trabajar, no encontraba personal.

¿Qué perfiles profesionales se requieren para trabajar en las residencias de mayores?

Principalmente, auxiliares de clínica, que escasean. Y enfermas, pero ya de eso, ni hablamos, no hay para contratar porque las pocas disponibles están todas en el SAS, donde tienen mejores condiciones laborales. Y encima, el Colegio de Enfermería se está dedicando a decir que los auxiliares están haciendo trabajos de enfermería y eso es un problema... Pero ¿cómo lo hacemos? Los centros de salud no acuden si los llamamos porque tampoco tienen personal. Solo para urgencias. Los que tenemos suerte de contar con alguna enfermera, intentamos que no se vaya ofreciendo mejoras salariales o no trabajar los fines de semana o descansar por las tardes... lo que sea para que no se vayan. Y organizando el trabajo con las auxiliares, que son magníficas profesionales. Entendemos lo que dice el Colegio de Enfermería, pero ¿qué hacemos si no hay profesionales?

¿Cuál ha sido la etapa hasta ahora más dura para las residencias?

La peor fue la primera ola porque luchábamos contra algo desconocido para todos, pero a nosotros se nos exigía que fuéramos medio adivinos para saber cómo funcionaba el covid. Se nos exigió desde primera hora todo. Si había contagios, inspecciones, sanidad, de servicios sociales... Si un trabajador había cruzado de una zona a otra y se ha contagiado: 3.000 euros. Si faltaba una raya verde para separar dos áreas, otros 3.000 euros. Eso es lo que hemos recibido de la administración. No sé de otro sector en el que haya habido contagios de coronavirus al que se haya sancionado, solo a nosotros.

¿Ha habido muchas sanciones?

Muchísimas e inspecciones todas las semanas. Preparábamos un plan de contingencia y venía Salud y decía «a mí este plan no me gusta». Sin ser técnicos, lo modificábamos según nuestro criterio y entonces venía Servicios Sociales y lo mismo: «Esto no me parece bien, volved a cambiarlo». Y así día tras día.

¿Sigue pasando?

Ahora ya no porque tenemos todos los planes modificados cuarenta veces por unos y otros.

Después de esa fase, vino la de los aislamientos, en la que se cuestionó también mucho la actuación de las residencias.

Eso también fue muy dramático. Esta Navidad, nosotros teníamos un brote en la residencia. Yo tengo dos hijas y pasamos las fiestas cada una en su casa, aisladas, y los mayores encerrados solos cada uno en su habitación. Eso es muy fuerte, pero tenemos unos mayores que son fantásticos, yo diría que son los que mejor han llevado la pandemia, los que nos han animado a seguir. He de decir que hubo aislamientos absurdos y personas que murieron por el aislamiento y no por el covid. Pero por más que decíamos que les iba a costar la vida, no nos dejaban. A mí siempre me quedará la espina de una señora que estoy segura de que murió por el aislamiento.

El plan de humanización de Andalucía ¿no fue efectivo?

Hacer un plan o una ley en una mesa es muy fácil. Lo difícil es aplicarlo. Nosotros trabajamos con personas y la humanización la aplicamos de siempre. Los mayores deciden lo que quieren. Ahora tenemos una señora que no quiere que le cambiemos el pañal por la noche porque dice que la molestamos. Y yo digo que si para ella es más importante el descanso, hay que respetarlo y si cambia de opinión, nosotros también. Si eso se lo cuentas a un inspector, no sé qué dirá. Con el covid ha pasado igual. Por la mañana teníamos un BOJA o un BOE y por la tarde, otro contradiciendo al anterior: Visitas sí, visitas no. Salidas sí, salidas no. Una locura diaria.

¿Habéis tenido a las familias de vuestro lado?

La inmensa mayoría de las familias han sido maravillosas, han entendido la dificultad y nos han apoyado mucho. Ha habido quejas en algunos centros por el aislamiento, pero es que nuestra opinión en esos casos no valía para nada porque había que cumplir los protocolos.

¿La situación se ha normalizado en este momento?

Sí, porque sabemos los procedimientos, actuamos con rapidez y ahora solo tenemos los contagios de Pedroche. Estamos intentando recuperar la normalidad, las visitas están funcionando con cita previa. En Villanueva, ha sido la feria hace poco y hemos hecho una cena en el centro, llevamos un grupo a cantarles en el parque y procuramos que no echen de menos nada.

El virus suele entrar a las residencias por los trabajadores. ¿Qué porcentaje está vacunado?

Están todos vacunados. No se puede trabajar en una residencia de mayores sin la vacuna. Existen sanciones y otras medidas.

Se esperaba que con la vacuna llegara la calma. ¿Ha sido decepcionante?

Cuando empezaron los contagios entre los vacunados nos alarmamos, pero es verdad que los efectos son mucho menores con la vacuna.

¿Hay más reparos a la hora de dejar a un mayor en una residencia?

Cuando se nos queda una plaza libre, se ocupa rápido y nadie se ha llevado a los mayores que teníamos antes de la pandemia, así que yo diría que no.