José Larios Martón, conocido en Córdoba como Pepe Larios, lleva 42 años en la lucha activista ecologista en defensa del Medio Ambiente. Una intensa trayectoria, la de este profesor jubilado de Secundaria, que ha sido reconocida por la Universidad de Córdoba, concediéndole su primer premio UCO-Medio Ambiente. El mismo día que se celebraba el acto de entrega de este premio, Larios entraba en quirófano para un trasplante de hígado, del que se recupera favorablemente. Su lucha sigue.

De su incansable lucha activista ha pasado en los últimos tiempos a dar a conocer con vídeos y fotos la biodiversidad del Guadalquivir a su paso por Córdoba, ¿qué quiere transmitir con ello?

En principio lo hice como un complemento y desahogo de lo que preparamos en la Fundación Transición Verde que presido, que es un ciclo para septiembre sobre alimentación segura y sostenible para Europa. Para compensar todas las cosas complicadas que estamos preparando en la transición energética, un día decidí coger la cámara, pues a mí siempre me ha gustado mucho la fotografía, porque necesitaba descomprimir. Y me dediqué a pasear por el río e ir descubriendo la gran riqueza de biodiversidad que tenemos, que se van plasmando en fotografías y en episodios de vida, como la época de cría, los anidamientos, los pájaros que llegan nuevos. Y si salen fotografías bonitas y de calidad, las voy difundiendo, y esto ha hecho que amigos y amigas de Córdoba, a través de las redes sociales, vayan descubriendo una biodiversidad muy cercana en el casco urbano de la ciudad que era desconocida.

¿Córdoba sigue desconociendo todo lo que implica el río?

Últimamente hay mucha gente paseando por la Ribera pero observan poco. Si observaran, y estuvieran pendientes de lo que se oye, de lo que se mueve, verían muchas cosas. Por ejemplo, que tenemos una familia de nutrias viviendo desde hace muchísimos años en el río y que se suelen ver en las inmediaciones del Puente Romano. Tenemos galápagos de Florida, de haberlos soltado en el río. Y la riqueza de pájaros es impresionante. Hay una colonia grandísima de Martinetes, un tipo de garzas que en otros sitios son difíciles de ver. Este año han anidado una pareja de espátulas en el dormitorio, en el que amigos de la Consejería de Medio Ambiente han censado en una noche 2.500 garcillas bueyeras que iban a dormir ahí, en el entorno del Molino de Martos. Es una auténtica maravilla en cuanto pongas un poquito de atención. El paseo desde el Molino de Martos al puente del Arenal es una atalaya privilegiada para ver gallinetas, el calamón o el gallo azul.

¿Va a publicar todo este material gráfico sobre el río?

Había una propuesta, antes de la pandemia, que era exponer 24 fotografías de exposición permanente en la casa de la naturaleza que hay en el parque de La Asomadilla. Pero se ha frustrado. También el día que me hacían el trasplante tenía previsto en la plaza de las Tazas hacer también una exposición con 84 fotografías.

El mismo día que se sometió a un trasplante le entregaban el premio UCO-Medio Ambiente, ¿qué ha supuesto en tu trayectoria este reconocimiento?

Por venir de quien viene, la Universidad, tiene un plus importante. Me sentí sorprendido. Me llamó el vicerrector Antonio Cubero, sobre las 9 de la noche, y me dijo, esto no es una broma, que la UCO hace por primera vez un premio de Medio Ambiente, y está aquí el jurado y te lo ha concedido a tí. Yo creía que me llamaba para ser jurado. Viniendo de la Universidad siempre piensas que van a ir buscando posiciones más academicistas. Es verdad que yo llevo muchos años trabajando en la divulgación de una variedad de temas amplísimo, pero no pensaba que se iban a fijar en un activista.

Y es que Pepe Larios es conocido como histórico activista ecologista, con una gran trayectoria. ¿Cuesta tanto concienciar a la sociedad?

Cuesta bastante. Además de activista tuve responsabilidades en la Consejería de Medio Ambiente, donde fui el primer director general de Educación Ambiental de un Gobierno autonómico, y ves que es muy complicado. En aquel momento también intenté sacar la Educación Ambiental del marco exclusivo de los niños y la juventud para pasarlo también a la población adulta. Si los que están tomando decisiones ahora son los adultos, no podemos esperar a que las decisiones vengan de las generaciones que están por llegar. Así que intenté impulsar la educación ambiental con asociaciones de vecinos, sindicatos... pero es muy difícil cambiar hábitos de vida y unos supuestos beneficios que asumimos todos de la sociedad depredadora de recursos en la que vivimos. Los habitantes somos responsables de los problemas ambientales que tenemos, muy complicados, muy difíciles de solucionar, y creo que va a costar mucho salir ligeramente bien parados de la situación, pero no somos los culpables. Los culpables son un sistema económico y unas grandes corporaciones de la energía, automovilísticas, corporaciones que impulsan el consumo desmedido, que hacen que el resto de la población lo admita como bueno. Y que estemos en una continua ansiedad vital, que supuestamente se soluciona con consumo/compras. Y eso tenemos que cortarlo porque no da la felicidad del ser humano. Cuando doy charlas pregunto ¿cuántos residuos crees tú que produces diariamente? Y la gente te dice un kilo o un kilo y medio. Yo les digo, sí, eso es lo que sacas en la bolsa de basura de tu casa, pero cada uno generamos de media en España 40 kilos de residuos al día, 20 de ellos gases, y los otros de minería, agrícolas...

Estamos en la primera ola de calor del verano en España, con temperaturas muy por encima de los 40 grados, ¿qué análisis hace de ello?

Esto va a ser cada vez más frecuente. Todos los datos de los expertos climatólogos ya venían avisando de que en la zona del Mediterráneo las olas de calor van a ser cada vez más frecuentes como consecuencia del cambio climático, que no son solo la elevación de las temperaturas sino otros efectos climáticos extremos. Estamos viendo inundaciones bestiales, porque el ciclo del agua está dopado por la temperatura. El aumento de un grado en la temperatura media hace que se evapore un 7% más de agua y eso provoca periodos de sequía bestiales acompañados con periodos de lluvias torrenciales. El verano, según la Aemet, se ha ampliado nada menos que en 5 semanas, que es una auténtica barbaridad, comiendo a la primavera y al otoño. Y si no se actúa, y hasta ahora se ha hecho de forma muy débil, en Córdoba vamos a tener las temperaturas medias de Bagdad. La Consejería de Medio Ambiente ya tiene pronósticos para Córdoba de que en determinadas zonas, en verano, la temperatura podría subir entre 7 y 8 grados a partir del año 70, dentro de 50 o 60 años, en verano, y tres o cuatro más en invierno. Lo que es una barbaridad para las personas y los ecosistemas que nos rodean. De ahí la necesidad de que ciudades como Córdoba y otras del Mediterráneo tengamos que adaptarnos a ese clima. Este espacio de los jardines de Orive debería ser normal y habitual en Córdoba. Un almez por ejemplo equivale en una calle a 12 aparatos de aire acondicionado.

Pero Córdoba se resiste a contar con amplias zonas verdes de sombra...

Necesitamos muchísimas más zonas verdes. Y en las calles arbolado, y no solo decorativo, como los naranjos, sino que tenga sombra y mucha masa de hojas para que permita la evapotranspiración que hace que baje la temperatura de una forma importante, además de que hace una ciudad más amable. Está demostrado que tener una ciudad con arboleda produce un relax importante en las personas. Tu vas paseando por Córdoba por unas zonas durísimas que hay y entras en los jardines de Colón o de Orive y te da, además de frescor, el haber llegado como a un oasis de tranquilidad psíquica.

El informe de estos días del panel de expertos de la ONU viene a certificar que el calentamiento global está provocando fenómenos meteorológicos extremos, algo que ya se venía diciendo. ¿Qué aporta de nuevo este informe?

Primero, decir que el IPCC es un órgano muy conservador, no es ecologista. Se creó por la ONU, al impulso de algunos gobiernos, para controlar la transmisión pública del fenómeno del cambio climático a la población. Ya en 1988, un grupo de climatólogos se reunió en Canadá y planteó en aquel momento que había que reducir las emisiones un 20% sobre las de aquel momento para el año 2000, porque el clima se estaba desbocando. Y lo que se saca ahora es de investigaciones de 7 años y no está incorporado lo de los últimos años, la mejor ciencia. Siendo un informe conservador y consensuado por los propios gobiernos está transmitiendo una situación desoladora, diciendo que tenemos que cambiar nuestro modelo económico de crecimiento continuo que es insostenible si queremos controlar el clima. Y vamos muy tarde, ya lo dice el informe, pues el límite de un grado y medio entre un clima peligroso y muy peligroso -pasarlo sería muy peligroso- es muy difícil que se consiga. Si a eso le sumamos la vida media de las infraestructuras energéticas, vehículos, etc. que tenemos en marcha, por lo que van a seguir emitiendo, todo es muy complicado.

¿Es pesimista entonces respecto al futuro climático?

No, no soy pesimista, soy un realista informado. Pesimista es decir que no hay nada que hacer, y entonces ya estaría calladito y dedicado a mis pájaros, esperando que tarden mucho en desaparecer. Porque muchos entornos están desapareciendo, zonas como la Amazonía se están convirtiendo en emisoras de dióxido de carbono con incendios. Este año están ardiendo todos los bosques boreales, que es una cantidad de masa arbórea que está desapareciendo. En Siberia, que se han alcanzado hasta 40 grados de temperatura sobre el suelo, han ardido más de 500.000 hectáreas. Si a eso sumamos los incendios de Canadá, los del Mediterráneo o en California, es una auténtica barbaridad.

Da una sensación de impotencia porque hay programas y proyectos en teoría, pero no se ve la efectividad de las acciones.

Menos mal que ya comienza a ser un elemento de debate público y de asunción, al menos verbal, en las políticas. Yo recuerdo un tiempo en que a los técnicos de la Aemet les tenían prohibido oficialmente hablar de cambio climático. En el 2008, en el instituto de estudios trasnacionales en Córdoba, organicé un ciclo donde trajimos expertos de la Aemet y de todos los campos, y hasta ese momento los propios climatólogos tenían limitada su capacidad de expresión pública de lo que estaba ocurriendo. Y hablamos del 2005, 2008... y hemos tenido gobiernos en este país negacionistas y fuerzas políticas también, y algunas débilmente han ido cambiando. Hace poco, yo publicaba en las redes que las emisiones desde el 2015, cuando fueron los acuerdos de París, que supuestamente significaban un gran avance, sin embargo las emisiones de dióxido de carbono han seguido aumentando a un ritmo similar al anterior y esos acuerdos no han supuesto nada en la reducción de emisiones globales. Incluso las energías renovables están sirviendo para aumentar la oferta de energía en vez de reducir los combustibles fósiles. Todavía el 86% de toda la energía que se utiliza en el mundo procede del carbón, petróleo y gas natural, a pesar del incremento de las energías renovables desde hace muchos años. Por eso digo que hay complicaciones de tipo social, que la sociedad tiene que asumir que tiene que cambiar sus niveles de consumo, que la clase política tiene que cambiar la diferencia entre lo que se dice, lo que se plasma legislativamente y lo que después se hace. Los objetivos se trasladan para después siempre, cuando no saben si van a seguir gobernando los mismos.

Y a nivel individual, ¿qué podemos hacer?

Pues, primero, ir cambiando nuestros hábitos de consumo, bajar nuestros niveles de consumo, consumir de productos cercanos, para evitar el traslado durante miles de kilómetros de productos alimentarios. Por ejemplo, kiwis que nos llegan de Nueva Zelanda o tomates de invierno o naranjas de zonas que no son de aquí. Las camisas no se rompen, por lo que yo no necesito tener 200 camisas, ni tener el armario cargado de ropa. Lo mismo pasa con los vehículos. En la medida en que se gana eficiencia en los motores y gastan menos energía lo compensamos haciendo un coche más grande.

¿Qué le pareció el efecto Greta Thunberg?¿Se necesitan referentes medioambientales?

Sí, claro que sí, y si son mediáticos mejor que mejor. En su momento hubo mucha gente que criticó a Al Gore, cuando empezó a dar conferencias con empresas, con gobiernos, buscando compromisos, sacó la película Una verdad incómoda, publicó varios libros... y 2006 supuso un avance importantísimo. Se publicó además el informe número 4 del IPCC y justamente también se produjo un informe del Gobierno británico sobre los costes económicos del cambio climático. Hubo un boom en la comunicación y en la percepción del cambio climático por la sociedad. Y el hecho de Greta Thunberg también, y además porque está incorporando a sectores juveniles que son los que se van a ver más afectados por el cambio climático. Yo empecé a escribir sobre cambio climático en 1993 y voy a cumplir 68 años, y estoy viendo y voy a ver, si sigo con mi vida, cambios todavía más bruscos y violentos en el clima. Pero estas generaciones jóvenes van a soportar de una manera insoportable las consecuencias del cambio climático.

Desde Transición Verde, que preside, han presentado una demanda contra el sector eléctrico.

Sí, hemos presentado, junto con Facua, Grenpeace y Adega, una demanda contra el sector eléctrico en nuestro país pidiendo a las eléctricas que devuelvan lo que han cobrado de más en los costes de transición a la competencia. En este país, en 1997, se hizo un cambio de la ley del sector eléctrico para liberalizarlo que ha tenido unos efectos nefastos, y en aquel momento las eléctricas decían que iban a tener pérdidas por el cambio de legislación y pidieron que se cargara en el recibo de la luz una cantidad económica adicional al coste cotidiano para que se fueran enjuagando esos gastos. Pues estaban calculados en torno a unos 6.000 millones de euros y han cobrado más de 8.000 millones de euros. Por ello, esta alianza de organizaciones hemos presentado la demanda.

Vamos a terminar con el cementerio nuclear del Cabril, que fue con lo que empezó en su lucha activista. ¿Qué se ha logrado?

En primer lugar, tengo que contar una anécdota. Y es que el día que me estaban trasplantando y me daban el premio de Medio Ambiente hacía 42 años de mi primera intervención pública en un mitin, en el campo de fútbol de Hornachuelos, el 3 de junio de 1979. Se había producido un accidente en Estados Unidos en la isla de Harrisburg y el movimiento internacional antinuclear que estaba naciendo lanzó una campaña mundial antinuclear para el 3 de junio en todo el mundo. En España se hicieron movilizaciones y nos concentramos gente de toda Andalucía en Hornachuelos y di mi primer mitin. Es verdad que cuando ves que no acabas de conseguir frutos, la gente se desanima. Pero ha habido un riego económico en la zona y en toda Córdoba por parte de Enresa y el BOP que ha hecho que se vaya atenuando la respuesta. Y hemos conseguido varias cosas, en primer lugar, que salvo el Cabril no haya ningún almacenamiento nuclear más en todo el Estado. Además, el ATP (almacenamiento temporal centralizado) se ha abandonado y han buscado una solución intermedia que son los ATI (almacenamiento temporal individualizado) que se hacen en las propias centrales. Incluso lanzamos una campaña contra pararrayos radiactivos en colegios y lugares públicos, que quisieron almacenarlos en Brihueva y hubo también movilizaciones y no se pudieron hacer. Los ayuntamientos de la zona tienen que agradecernos al movimiento ecologista que hayan tenido una lluvia de millones.

¿Qué futuro tiene el Cabril?

Esperar que no haya ningún accidente, que alguno ha habido, con escape de aguas radiactivas. Y esperar que aguante 300 años el hormigón. Pero además, que se dejen de producir residuos. Todas las centrales nucleares en España tienen agotada la vida para la que fueron creadas, que estaba prevista para 30 años, algunas ya se plantean más de 40 años. Los dueños de las centrales nucleares están recibiendo unos sobrebeneficios del orden de un millón de euros diario porque las centrales están amortizadas. Si cuesta a 13 euros el megavatio, sin embargo hoy se le va a pagar a 112, luego van a tener un sobre beneficio de 100 euros sobre cada megavatio producido. Así están encantados, ¡cómo van a cerrar las centrales nucleares!