Están muy pendientes de nosotros, nos llaman y nos vienen a ver para saber cómo estamos y recordarnos que hay que beber mucho líquido y estar atentos si tenemos síntomas de agotamiento o calambres», explica Ángeles, una de las casi 1.600 personas mayores de Córdoba a las que los enfermeros del Servicio Andaluz de Salud realizan seguimiento dentro del plan de prevención de altas temperaturas, que se activa el 1 de junio y se prolonga al 15 de septiembre. Rafael Molero es el profesional de Palma del Río encargado de visitarla periódicamente. «Existen tres niveles de vigilancia durante los meses de calor que dependen de las patologías que presenta el paciente y la medicación, si vive en una casa climatizada y si vive solo o cuenta con algún cuidador», señala, «contamos con dispositivos donde trasladar a los mayores cuya vivienda no esté preparada en caso de necesidad, aunque la mayoría de las viviendas están adaptadas».

En función de ello, se establece la periodicidad de las llamadas y la necesidad de visitas presenciales. En esas sesiones, los enfermeros no solo ofrecen a los mayores consejos para amortiguar los efectos del calor como deshidratación o insolación sino recomendaciones para la conservación correcta de los fármacos y de los alimentos, que pueden provocar intoxicaciones durante el verano. «Les explicamos que estén atentos a cualquier quemadura, sarpullido, agotamiento muscular o calambres que puedan estar provocados por el calor y el exceso de sudoración», señala Molero, «y les recordamos que no salgan de casa en las horas centrales del día, que lleven ropa clara, de algodón y transpirable, que después de hacer la compra no deben romper la cadena de frío para garantizar la calidad de los alimentos o cómo llevar a cabo la descongelación».

Lola, hermana y cuidadora de Ángeles y su marido, ambos de riesgo por las enfermedades que padecen, ella ha sido operada de cadera varias veces y se mueve en silla de ruedas y él tiene insuficiencia renal y recibe diálisis, confirma la estrecha vigilancia que reciben del personal sanitario durante estos meses. «No sé cómo se las apañan porque tienen a muchos pacientes, pero están pendientes de todos», asegura, «estamos muy contentos y tanto ellos como los cuidadores nos sentimos seguros sabiendo que hay alguien controlando de cerca la salud de los mayores».

Los niveles de alerta sanitarios se establecen en función de los días en que se superan los umbrales de máximas y mínimas. Con tres días por delante superando ambos, Córdoba se encuentra en aviso naranja el día 12, en aviso rojo el 13 y el sábado y domingo podría bajar a naranja o seguir en rojo.

Para determinar qué pacientes son vulnerables, Atención Primaria realizó antes del mes de junio un proceso de valoración en el que identificó de oficio a las personas en situación de riesgo «para un seguimiento proactivo», recalca Rafael Molero.