Hoy, jueves, se conmemora el Día Internacional de la Juventud en unos momentos donde el alto nivel de desempleo juvenil marca la tónica de la realidad de esta parte de la población. En solo dos años, el porcentaje de jóvenes de entre 16 y 29 años que no trabajan ni estudian ha aumentado un 34%, según datos del Ministerio de Trabajo. 

Ismael Melero es miembro del Colegio de Psicología de Andalucía Occidental y coordinador del servicio de orientación y asesoramiento psicológico para jóvenes, que está financiado por la delegación de Juventud del Ayuntamiento de Córdoba. Este profesional muestra su sorpresa por los casos con los que se está encontrando, jóvenes con buena formación académica pero «muy hundidos» porque se les ha roto el esquema de vida que tenían. Dentro de los grupos de edad, el de 23 a 30 años es el que presenta más bloqueo y frustración porque es cuando acaban su formación y se preparan para acceder al mercado laboral, acompañado esto de la idea de independencia. Apunta Melero que «la experiencia laboral, exponerse a nuevas situaciones, va aportando poco a poco nuevos roles a la personalidad de estos jóvenes que, gracias a eso, poco a poco se van estabilizando, pero eso ahora no lo tienen. Se encuentran en una etapa de su vida en la que no pueden avanzar, se han estancado y no solo es que carezcan de una estructura, sino que, además, no la pueden diseñar y se ven limitados, con el consecuente chasco que eso supone».

Incertidumbre.

Mónica Rico Muñoz es una estudiante de Medicina recién egresada. En su aún cercana vida universitaria estuvo vinculada con el Consejo de Estudiantes de su especialidad. «Las preocupaciones que tenemos ahora los jóvenes son las mismas que las de todo el mundo, no saber bien qué va a pasar con todo esto de la pandemia», asegura. La incertidumbre de no saber cuánto más se prolongará la situación, de si irá o no a peor o como va a evolucionar todo «nos condiciona nuestro día a día afectándonos de una u otra manera». Y más allá de eso, lo que parece que es preocupación compartida y generalizada entre los jóvenes es el empleo, «nos preguntamos qué posibilidades vamos a tener de encontrar un empleo que nos permita tener una vida independiente respetable y digna». En su caso, obtener una plaza de Médico Interino Residente (MIR) depende de ella misma. Una vez supere esa etapa de formación especializada, «no sabré si podré tener un empleo más o menos estable o iré encadenando contratos por meses», explica recayendo sobre una cuestión fundamental, «lo que más nos preocupa es realmente las pocas probabilidades que tenemos, a pesar de tantos años de formación , para poder hacer nuestra propia vida teniendo unas condiciones que así lo permitan». 

Perspectivas de futuro

Ante un panorama que se presenta no muy halagüeño, el emprendimiento es una fórmula que ha tomado fuerza entre el público juvenil. Según datos ministeriales, el pasado año se reflejó un aumento del 12% de personas menores de 30 años interesadas en el autoempleo centrados en consultorías especializadas como diseño y artes gráficas, o marketing, comunicación y publicidad y negocios con alto componente digital y sostenible. En este sentido, las administraciones públicas ofrecen no pocos recursos para fomentar el emprendimiento de un negocio propio. Muestra de ello son, entre otras, las líneas de ayuda para trabajadores autónomos menores de 30 años que ofrece la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo autónomo.