El comercio de cercanía sufre aún los coletazos de la gran crisis económica del 2008 y la pandemia del coronavirus no ha hecho más que ahondar en una herida de la que muchos no han logrado recuperarse. Sin embargo, a veces se cumple el dicho de que "no hay mal que por bien no venga", aunque no todos vivan de la misma forma esta realidad. El comercio esencial de barrio, principalmente el de alimentación, fue el refugio de muchos cordobeses cuando el confinamiento asoló medio mundo. Las autoridades recomendaban comprar lo más cerca de casa posible y esa cercanía se encontraba en la panadería, la carnicería o la frutería del barrio. Todos los centros comerciales abiertos de la ciudad coinciden en esta máxima, pero no en todos se ha mantenido esa querencia por la tienda de barrio.

El presidente del centro comercial abierto de la Viñuela, Manuel Calvo, cree que la clave está en la "confianza" que adquirieron los clientes en los meses de confinamiento. "Antes les costaba más trabajo acercarse", pero durante la pandemia se dieron cuenta de que el frutero o el zapatero del barrio tienen los mismos precios o mejores y que comprar en sus negocios es totalmente seguro. Y es algo que se ve, en este caso, en todos los sectores, no solo en el de la alimentación.

Posición parecida tiene el presidente del centro comercial abierto de Ciudad Jardín, Ramón Luque, quien sí apostilla que el sector de la alimentación es "la estrella" y que al resto habrá que analizarlo detenidamente. "Las tiendas de ropas o zapatos tenían más clientes al principio de la pandemia", recuerda Luque, que además apunta a un hecho innegable, de la misma forma que el confinamiento acercó a los vecinos a sus barrios, también les acercó las compras por internet.

Opiniones diametralmente distintas tienen en los centros comerciales abiertos de Santa Rosa-Valdeolleros y del Centro. El vicepresidente del primero, Alfonso Alcaide, sí recuerda que la alimentación vivió una subida "masiva" de las ventas en los primeros meses, pero que cree que ahora está "igual que el resto". Y el resto está, advierte, "abocado al cierre" porque "la venta online nos ha comido terreno".

Mientras, el presidente de Centro Córdoba, Manuel Blasco, también incide en esa posible lluvia de cierres si las administraciones no ponen de su parte y activan ayudas para el pequeño comercio. Blasco cree que al menos el comercio esencial, ese que sí pudo abrir cuando el resto cerró, al menos pudo volver a colocarse "en la línea de salida" después de pasar años muy malos. También recuerda que el comercio por internet ya estaba ahí cuando llegó la pandemia, pero ésta ha servido "para que muchos aprendan a usarlo y los hay que han seguido comprando por ahí y otros a los que no les ha gustado".

"Cuando comenzó la pandemia hubo un refugio en el comercio de cercanía, pero ya no existe", dice el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados. Y no existe, insiste, desde que comenzaron a relajarse las restricciones. Bados sí reconoce que "es posible que una parte de los consumidores se han quedado", pero recuerda que la mayoría "han vuelto al punto de partida". La situación del pequeño comercio, advierte el presidente de Comercio Córdoba, "es complicada" y también hace referencia a esa aceleración de las ventas a través de internet durante la pandemia.