Al menos cinco mascotas diarias abandonadas. El Centro de Sanidad y Bienestar Animal de Córdoba, que depende de la empresa pública Sadeco, ha recogido en los seis primeros meses de este año 1.059 animales, la gran mayoría mascotas (perros y gatos) de las cuales un 77,15%, más de 800, se encontraban en situación de abandono. El resto, en torno al 23%, fueron entregados por sus propietarios para su adopción por diferentes motivos. Si se comparan los datos con los del primer semestre del 2020, el año de la pandemia, en el que los perros eran animales muy cotizados porque su obligado paseo permitía escapar de algún modo de las restricciones de movilidad, en el 2021 se constata un incremento del 12,6%. Según la información facilitada, la mayor diferencia entre un año y otro se detecta en junio, donde el número de animales abandonados y cedidos por los propietarios se ha disparado, de cara al verano, «registrándose un aumento del 75% respecto al mismo mes del año anterior». Es frecuente que aparezcan en la vía pública en zonas de parcelaciones y en El Brillante, donde los animales están sueltos y se escapan al abrir las puertas automáticas y si no están identificados es imposible localizar al dueño, indican.

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La veterinaria responsable del centro, Elena Jiménez, achaca el elevado índice de abandono de animales es que muchos cordobeses se aventuran a comprar o adoptar un perro o un gato sin estar capacitados ni tener los medios o el tiempo necesarios para asumir tal responsabilidad. «Es necesario mejorar la educación para que todo el mundo entienda que no todo el mundo puede tener una mascota y que el hecho de tenerla exige un compromiso, una dedicación y unos recursos económicos que garanticen su alimentación, cuidado veterinario y el bienestar del animal». En su opinión, existe en la sociedad una doble moral que, por un lado se escandaliza ante el sacrificio de un animal y por otro mantiene elevados índices de abandono. «No es viable el sacrificio cero si no llegamos antes al abandono cero», recalca, «lo vemos en la Comunidad de Madrid, donde no hay capacidad en los centros para asimilar tantos animales abandonados, lo que les obliga a cerrar sus puertas cuando se llenan». Según la Real Sociedad Canina de España, en nuestro país se abandona un perro cada cinco minutos y en el 2020 llegaron a las protectoras 286.000 perros y gatos. Las cifras son escandalosas. Para reducirlas, es importante, entre otras cosas, la esterilización de los animales que no estén en casa controlados.

Según Elena Jiménez, en el centro de Sadeco hay unos 200 animales, la gran mayoría perros y gatos, aunque también hay 11 équidos y algunas ovejas y cabras. Una parte importante de los animales que recogen son adoptados por particulares o entregados a protectoras para su distribución mientras a un pequeño porcentaje se les sacrifica por diversas circunstancias (edad, enfermedades o comportamiento agresivo no corregible).

Olaf, un cachorro amistoso de 6 meses; Amapola, una mestiza de dos años mediana y Rally, una perrita pequeña blanca de seis años son algunos de los 40 perros y 65 gatos que Sadeco anuncia estos días en su web para ser adoptados, después de que alguien los abandonara antes. Elena insiste a quienes lo estén pensando: «Un animal no es un juguete».

Informarse es el primer paso para adoptar con responsabilidad

Antes de adoptar un perro hay que informarse. La unidad de Comunicación de Sadeco lleva a cabo estos días una campaña de concienciación en las zonas de esparcimiento canino y alrededores para llevar el mensaje de responsabilidad a los propietarios de mascotas que evite los abandonos que se repiten en época de vacaciones. «En este momento, hay cinco zonas de esparcimiento en la ciudad y se está trabajando para que haya una en cada barrio», explica Verónica López, responsable de la unidad. Antes de dar el paso de adoptar, la opción más responsable para quienes quieren tener un animal doméstico, hay que saber que solo pueden hacerlo mayores de edad, que cualquier perro, gato o hurón debe ser identificado con microchip antes de los 3 meses de edad y que deben ser vacunados contra la rabia y desparasitados contra la equinococosis anualmente. Además, el adoptante no puede haber sido sancionado antes por infringir la Ley de Protección Animal. Los animales de más de 6 meses, salen desparasitados, vacunados contra la rabia, esterilizados e identificados con microchip y hay que abonar la tasa correspondiente. Si son menores, el adoptante se compromete a esterilizarlo por su cuenta.