El doctor Antonio Rivero, que acaba de ser elegido nuevo presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), es también jefe de sección de Infecciosos del hospital Reina Sofía de Córdoba, profesor titular de la Facultad de Medicina e investigador del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic). Nacido en Sevilla, Rivero se vinculó al Reina Sofía en 1999 y es el responsable en Andalucía del estudio clínico internacional que está desarrollando una vacuna preventiva internacional frente al VIH. Ha sido presidente de Gesida (Grupo de Estudio del Sida de la Seimc); presidente de la Sociedad Andaluza de Enfermedades Infecciosas (SAEI) y participa a su vez en varios estudios clínicos e investigaciones sobre la pandemia del coronavirus.

¿Qué objetivos persigue la sociedad que va a estar presidiendo durante los dos próximos años?

Es una sociedad que integra a profesionales de dos disciplinas complementarias, los microbiólogos clínicos y los infectólogos, para abordar un problema común, las enfermedades infecciosas. En el caso concreto de la gestión clínica de la pandemia del coronavirus, los infectólogos se centran en la atención asistencial y coordinación de equipos y los microbiólogos se encargan de las pruebas diagnósticas del coronavirus y la secuenciación de las cepas, por lo que ambos expertos están en primera línea asistencial en esta crisis. Por eso, nuestra principal demanda es que la especialidad de Enfermedades Infecciosas sea reconocida por parte del Ministerio de Sanidad, tras más de una década de peticiones, pues solo España y Bélgica no la tienen reconocida en Europa. La existencia de la especialidad, a la que se accedería vía examen MIR, tendría efectos muy positivos para los pacientes y para el sistema sanitario.

¿Qué labor está realizando la Seimc frente al covid?

Los aproximadamente 4.000 socios de la Seimc han realizado y siguen haciendo una labor encomiable durante la pandemia. Los microbiólogos han optimizado nuevas técnicas de detección del coronavirus, que han permitido diagnósticos de forma rápida y certera. Ya parece lejana una primera fase de la pandemia en la que no disponíamos de los reactivos necesarios para lograr resultados de forma inmediata. Los infectólogos han sido también claves en el control de la pandemia. Su actuación, formando parte o coordinando equipos multidisciplinares en los que participaban la práctica totalidad de las especialidades médicas (cuidados intensivos, medicina interna, neumología…), ha sido esencial para dar respuesta a la grave crisis asistencial provocada por la pandemia. El modelo de trabajo multidisciplinar frente al covid está permitiendo dar respuesta a una crisis sanitaria sin parangón en la historia reciente de la humanidad.

¿Cree que puede estar cerca el final de la pandemia?

Se han dado importantes pasos. El sistema de vacunación está teniendo un enorme éxito. Las vacunas que se han aprobado en Europa son todas eficaces y además es clave estar protegido con las dos dosis frente a la variante Delta. El sistema de vacunación garantiza en una amplia población una inmunidad que va a evitar que se contraiga la infección por covid y permite el control de la enfermedad en un plazo medio. La vacunación ha reducido casi a cero la mortalidad en personas mayores de 70 años y está logrando que en ese grupo de edad apenas haya hospitalización. Sin embargo, antes de la vacunación, este grupo de población era el que más sufría ingresos y defunciones por covid. Tenemos varios grupos de población más mayores, que ya están completamente vacunados y, a medida que vayan reduciéndose las edades de los inmunizados con las dos dosis, se va a ir consiguiendo el control de la infección.

¿Qué papel deben jugar los países desarrollados en la vacunación de naciones más pobres?

Para que exista un control global de la pandemia, los países desarrollados deben participar de forma activa en la vacunación de la mayor parte de la población mundial posible. Es una tarea de una importancia vital, no solo por el gesto humanitario obligado de los países desarrollados de evitar el sufrimiento y la muerte en naciones más empobrecidas, sino porque este control de la pandemia a nivel mundial va a evitar que se produzcan nuevos brotes en países desarrollados.

"La vacunación ha reducido casi a cero la mortalidad en personas mayores de 70 años"

¿Cómo ha sido posible conseguir tan rápido una vacuna contra el covid y sigue la humanidad sin contar con una frente al VIH?

El VIH es un virus que escapa al propio sistema inmunitario, incluso cuando crea anticuerpos. Por eso, a nivel mundial se lleva varias décadas intentando lograr una vacuna frente al VIH y las que se han probado no han sido eficaces. Por el contrario, virus como el covid-19 son más simples, pero a lo mejor más letales. La capacidad de un país para producir una vacuna se mide en función del desarrollo del país o la importancia que le da esta nación a la inversión en investigación y ciencia.

¿Está preparada España para desarrollar vacunas?

España no es de los países que más invierte en investigación y adolece de la infraestructura necesaria para diseñar una vacuna de forma rápida. Vacunas como las desarrolladas frente al covid han surgido de la iniciativa de grandes empresas que están muy preparadas, mucho más que los propios estados, para utilizar un proceso rápido de detección de antígenos y de producción industrial de vacunas. La gestión público-privada está siendo clave en esta pandemia para producir vacunas. Que los estados se hayan implicado en la producción y en la investigación de las vacunas, ha permitido que compañías grandes, como las que están detrás de las cuatro vacunas que se administran en España, hayan logrado en un tiempo récord una vacuna.

¿Hace falta más inversión en investigación en España?

Sí. Es importantísimo invertir en investigación en España para que se sitúe entre los países tecnológicamente desarrollados y generar infraestructuras para participar activamente en la capacidad de producir vacunas. Desarrollar una vacuna no es algo que se improvise porque hacen falta grupos de investigación asentados y con capacidad tecnológica acorde con unos objetivos. Es una cuestión que está pendiente en España y en la que hay que intentar avanzar.

¿Se debería seguir usando la mascarilla, también en espacios abiertos, ante el repunte que está habiendo de positivos covid en población joven no vacunada aún?

La ciudadanía en general, pero sobre todo la que no está aún vacunada, debe ser responsable y seguir cumpliendo con las medidas preventivas de respetar la distancia de seguridad, uso de mascarillas e higiene de manos.