La nueva ordenanza municipal de venta ambulante, que perfila el gobierno local y espera tener para otoño, incluirá el visto bueno a la venta de productos alimenticios en los mercadillos cordobeses con algunas restricciones. El concejal de Gestión, Antonio Álvarez, insiste en que éste es solo uno de los aspectos de la norma, «el que más ha llamado la atención», pero que hay otros más importantes como la adaptación a la ley andaluza. «La nueva ordenanza no exigirá más requisitos que los que la propia ley pide y adaptará las declaraciones responsables para las revisiones anuales de los permisos que hay que hacer a final de año; ahora será mucho más ágil». A la postre, la adaptación a la ley andaluza permitirá al Ayuntamiento concurrir a las ayudas a la venta ambulante de la Junta de Andalucía (unos 50.000 euros anuales). 

En cualquier caso, el Ayuntamiento de Córdoba no prevé que haya muchos cambios ni mucha demanda para puestos de alimentación una vez aprobada la ordenanza en cuanto a la venta de alimentos, para la que se deberá contar con licencia municipal y puesto. En la actualidad hay en Córdoba 722 puestos de mercadillo y 336 titulares de permisos que están vigentes hasta 2026. «Los vendedores que hay no van a cambiar de actividad, con lo cual lo único sería que sacáramos nuevas adjudicaciones de las plazas que se hayan ido extinguiendo o caducando», comenta Álvarez, para añadir que en principio no está previsto porque no hay «muchas» vacantes ni siquiera por la crisis. 

El concejal explica que la actual ordenanza «tenía numerosas prohibiciones» y prohibía la venta de cualquier tipo de carne, refrigerada, lácteos, queso, pescados... (solo hay puestos de fruta y verdura, y de encurtidos). «Los puestos de churros, de hecho, están ubicados cerca del mecadillo, pero no dentro, y los autoriza otra delegación, Movilidad y Vía Pública». Con la futura norma, en los mercadillos se podrá vender «cualquier producto», pero se prohibirán aquellos que conlleven transformación industrial. De este modo, podrán instalarse en los mercadillos los conocidos food trucks o camiones restaurante siempre que los productos que ofrezcan no se elaboren allí o tengan servicios añadidos. «Por ejemplo, se podrían vender caracoles, pero no guisarlos, ni ofrecerlos como un servicio de hostelería para el consumo». Según Álvarez, se permitiría una mínima elaboración, por ejemplo de bocadillos o perritos.

Críticas de carniceros y pescaderos

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La posibilidad de que haya venta ambulante de alimentos no gusta de entrada a quienes tienen carnicerías o pescaderías, que ven la idea con recelo. Fermín, de Pescadería Fermín en la plaza de la mosca, cuestiona la medida: «Nos afectaría mucho y dudo de que Sanidad permita la venta, aquí desde luego nos tienen aburridos; así que en la calle, imagínate, cómo van a pedirles un lavamanos o el control de la temperatura». «Yo no lo veo viable y menos en Córdoba porque Sanidad está a saco. No es lo mismo, que en el norte, donde he visto venta ambulante de pescado en furgoneta», dice.

Moisés Martín, de la Carnicería Moisés de la Corredera, tampoco ve bien la idea. «No creo que allí en el mercadillo le exijan tanto como a nosotros;de hecho ya pasa con los puestos de fruta. El nivel de exigencia sanitaria es brutal y hay que ser licenciado para llevar una carnicería de la cantidad de papeles, libros de trazabilidad, que hay que tener. ¿Van a hacer análisis de agua y de temperaturas en el mercadillo? Creo que es una competencia desleal para el que está en la calle que echan 15 horas diarias», concluye.