En la época estival los hábitos de vida y el entorno cambian. Viajes, exposición al sol y al aire libre o las comidas, al final todo influye en la posible aparición o empeoramiento, en caso de ya padecerlas, de determinadas alergias más propias de esta época del año. Aunque es tiempo de descanso y de disfrutar no por ello hay que dejar de tener en cuenta que hay muchos factores que pueden causarnos alergias durante estos meses. Entre ellos hay que destacar la exposición a determinados pólenes, las alergias alimentarias, los problemas cutáneos (urticaria, eccema) o las picaduras a abejas o avispas. 

La alergóloga del Hospital San Juan de Dios, Cristina de Castro, alerta de la gran incidencia de alergias alimentarias, con especial cuidado a los niños “con los frutos secos, cada vez hay más ocultos en los helados, por ejemplo. Hace unos años falleció una niña por este motivo por lo que hay que estar especialmente vigilantes con ello”. Y siempre habrá que llevar consigo un autoinyector de adrenalina en caso de estar diagnosticado de anafilaxia por algún alimento que habrá que utilizar en caso de presentar síntomas graves (dificultad para respirar o mareo) tras una ingesta accidental o inadvertida. Y también mucho ojo con el anisakis, “un parásito que vino de Japón pero que ya está por todo el litoral español, cada vez existen más especies y además son más resistentes”. Recuerda la necesidad de que el pescado que se consuma haya estado previamente congelado durante cuarenta y ocho horas para evitar  parasitosis o alergias. En este punto recuerda que “muchos de los espetos que hacen en los chiringuitos no los congelan”. Pilar Serrano, alergóloga del Hospital Universitario Reina Sofia apunta que "en verano son frecuentes los viajes, las excursiones, las comidas fuera de casa, lo que supone un cambio de rutina que favorece una posible relajación en las medidas de vigilancia recomendadas en las personas que sufren alergias alimentarias. Es muy importante en estos meses estar correctamente informado". 

La mayor permanencia al aire libre hace que sean más frecuentes las picaduras de himenópteros (abejas y avispas).  “Aquí hay que decir que cuando nos pican tenemos una reacción tóxica, no alérgica, aunque a veces son muy exageradas y necesitan tratamiento, normalmente con antihistamínicos orales se eliminan sin tener que usar corticoides” explica De Castro. En caso de sufrir una picadura se recomienda retirar el aguijón (si es una abeja) y aplicar posteriormente frio en la zona y lavar con agua y jabón.

Y con menos frecuencia se puede padecer alergia solar, que se debe a un mecanismo de hipersensibilidad que da lugar a dermatitis fotoalérgica y a urticaria solar. Según Cristina de Castro, “para evitar esta reacción y de paso quemarnos, es recomendable tomar el sol antes de las once de la mañana y después de las cuatro de la tarde”. Para las personas que tengan urticaria solar se les recomienda que tomen betacarotenos, “ya sea con alimentación o suplementos externos”.

Por el contrario, señala la doctora Serrano es mucho más habitual la erupción polimorfa solar que consiste en la aparición de lesiones cutáneas (urticaria, pápulas, papulovesiculas) en escote, pecho, brazos y antebrazos que persisten durante 7-10 días. Es recomendable siempre que la exposición solar sea progresiva, evitando las horas de mayor intensidad y utilizar protección solar adecuada. El picor se puede calmar con antihistamínicos. Los pacientes con dermatitis atópica pueden sufrir un empeoramiento tras baños prolongados en la piscina ya que el cloro es un irritante que empeora esta afección. "Se recomienda en estos casos aclarar muy bien la piel en la ducha de agua dulce tras cada baño en la piscina, secarse cuidadosamente y hidratar la piel posteriormente con cremas especiales para pieles atópicas con la finalidad de mantener la barrera cutánea" recuerda Serrano. 

Las alergias respiratorias, rinitis y asma, son también propias de verano. Estas se manifiestan más en determinados entornos por ejemplo, “los alérgicos a los ácaros del polvo pueden sufrir síntomas en las zonas de costa, donde la humedad es mayor”.  Aunque la alergia estacional por polen es más propia de primavera, en verano se acusan de manera especial las reacciones a las gramíneas, “el césped puede producir urticaria o rinitis, pero todo de forma muy breve”.

Recomendaciones de los expertos

Para tener un verano tranquilo y seguro, los alergólogos recomiendan:

  • Llevar contigo tu medicación para tu enfermedad alérgica (antihistamínicos, broncodilatadores, corticoides tópicos, autoinyector de adrenalina)
  • Informar a familiares, amigos, cuidadores de tu proceso alérgico.
  • Tener siempre a mano un informe médico que describa el tipo de alergia que padeces, así como el tratamiento recomendado en caso de reacción adversa.
  • Conocer el nombre de los alimentos a los que eres alérgico y asegúrate siempre de que los alimentos que ingieres estén libres de ellos.
  • Tener cuidado con los insectos.
  • Usar siempre protección solar y no abusar de la exposición al sol.