Si hay un sector arraigado en Córdoba es, sin duda, el de la joyería. Hay pocos cordobeses que en los años 80 y 90 no conocieran a alguien que trabajara en alguno de los cientos de talleres que había salpicados por la ciudad. Después vendría el macroproyecto del Parque Joyero, que llegó en el 2005 para aglutinar en un espacio único a más de 200 empresas del sector y que a día de hoy sigue siendo referencia y dando trabajo a más de 1.000 personas.

El joyero es un sector tradicional por excelencia, artesano, manipulable, una orfebrería de resultados exquisitos que, a pesar de todo ello, no deja de reinventarse. La adaptación al siglo XXI fue inevitable y, precisamente, el Parque Joyero es ese espacio que aúna tradición e innovación para una labor que nunca ha perdido su esencia.

Mariano Romero | Director de la Escuela de Joyería.

Mariano Romero | Director de la Escuela de Joyería. A. J. GONZÁLEZ

Ahora mismo, en este espacio, que corona un San Eloy (patrón de los joyeros) de grandes dimensiones, conviven talleres que son reflejo de esas mesas de artesano enclavadas en habitaciones de casas del barrio de Cañero y otros enclaves que vienen a aportar esa modernidad e innovación tan necesaria en tiempos actuales.

Algunos de estos enclaves tienen más historia que otros, pero todos contribuyen a que la joyería cordobesa siga avanzando y siga siendo referente. El más actual es Tracemark, una empresa que ofrece una solución pionera a las empresas del sector: proporcionan trazabilidad completa y certificada de las piezas de joyería desde el origen (desde la obtención de materias primas como los diamantes o el oro) hasta que llega a manos del consumidor, analizando todos los procesos intermedios.

La cofundadora y directora general de Tracemark, Berta Serret, explica que el objetivo es «garantizar que cada pieza certificada haya estado sujeta a los estándares éticos más elevados», incluyendo incluso la obligatoriedad de que todas las empresas con las que trabajan tengan el certificado RJC (Responsible Jewellery Council), que supone, entre otras cosas, que se cumplen una serie de requisitos laborales entre los trabajadores.

Trazabilidad y sostenibilidad son los conceptos que definen el trabajo de Tracemark, que desde septiembre del año pasado funciona en el Parque Joyero, justo al lado de la firma de joyería Facet (Pilor Partner Member de Tracemark), de Josep Miquel Serret, el otro cofundador de la empresa. A pesar de ser una sociedad joven, el futuro está garantizado. Al menos así lo considera Berta Serret, que apunta que la pandemia del coronavirus se convirtió en «una oportunidad». «Vivíamos una vida frenética. Con esta pausa nos ha dado tiempo para replantearnos cosas. La sostenibilidad ha venido para quedarse y el consumidor cada vez está más interesado», explica Serret, que recuerda que una empresa puede decir «soy ético» o «soy sostenible», pero «¿cómo pueden demostrarlo», y ahí entran ellos.

Berta Serret | Directora general de Tracemark.

Berta Serret | Directora general de Tracemark. CÓRDOBA

Precisamente, una de las empresas que ha querido certificar esa trazabilidad y sostenibilidad de sus productos es una de las grandes del sector, la catalana Tous. La vicepresidenta corporativa de Tous, Rosa Tous, explica uno de los caminos hacia los que debe andar el sector: «Acercarnos más a los clientes en un ejercicio de transparencia». Tous y Tracemark ya han sacado una colección completamente trazable y el objetivo es aplicarlos a otras e impulsar más acciones positivas que mejoren el sector en el ámbito de la sostenibilidad.

Y si dentro de la joyería cordobesa se habla de innovación, es obligatorio nombrar a la Escuela de Joyería, que es centro de referencia nacional. Su director, Mariano Romero, relata mientras visita cada una de las clases de la escuela que la clave es la «innovación formativa», algo que después se traslada a cifras tangibles: siete de cada diez alumnos acaba encontrando un puesto de trabajo y diseñando para las marcas más punteras.

La última tecnología que pueda aplicarse al sector «está aquí», asegura Romero, que recuerda que la joyería está en Córdoba desde hace siglos y que en la escuela eso se estudia y se traslada a lo visible. Mano de obra altamente cualificada es lo que hay en la Escuela de Joyería, insiste Romero, que recuerda que aquí se imparte «la mejor formación en joyería de Europa».

Rafael Ruiz | Presidente del Parque Joyero.

Rafael Ruiz | Presidente del Parque Joyero. FRANCISCO GONZÁLEZ

Y el nexo que lo une todo, desde Tracemark hasta un aula de diseño con ordenador, desde Tous hasta el taller más pequeño, es el Parque Joyero. El presidente de este espacio, Rafael Ruiz, cree que el parque «rompió con la idea tradicional del artesano» e hizo que «muchas empresas se incorporaran a la industrialización». Aun así, aclara que «no nos hemos desprendido» de ese concepto artesanal, que siempre estará presente.

El avance es inevitable y también ha cambiado la forma de trabajar. Hace unos años era impensable para un joyero cordobés hacer lo que hace la empresa de Ruiz, fabricar para otras empresas. «Cada vez somos más, pero todavía no somos mayoría», explica el presidente del Parque Joyero, que sí apunta que antes se hacía a pequeña escala, pero que ahora lo que se fabrica lo reclaman empresas de gran renombre en el sector.

Sobre el Parque Joyero y la Escuela de Joyería habla también Rosa Tous. En este caso, esa unión se resalta en que alumnos de la escuela pueden participar en la Escuela Tous de Joyería y Oficios Artesanos, que sitúa el foco en recuperar el oficio del artesano restaurador, «poniendo de manifiesto el hecho de que la sostenibilidad es un elemento intrínseco en nuestro sector porque creamos y cuidamos las piezas para que perduren», apunta la vicepresidenta corporativa de Tous.