La agencia Tu fin de curso lo prometía en su publicidad: «El viaje que cambiará tu vida, provocamos experiencias inolvidables, creamos historias alucinantes y recuerdos imborrables». Según Antonio José Millán, alumno del IES Góngora, «pensamos que sería imborrable, pero no por lo que ha pasado». Una hora después de salir del ferry, mientras esperaba el momento del test de antígenos, explicó que «el trayecto en el barco ha sido largo, pero cómodo y seguro, con distancias de seguridad y mascarillas», aseguró, «estamos agotados y con muchas ganas de llegar, hemos salido del hotel a las 6 de la mañana y todavía nos queda mucho hasta Córdoba». Tras siete horas de barco, la previsión era poder montarse en el autobús para iniciar el camino por carretera en torno a las 20 horas. Como otros chavales, comenta que cuando llegaron a Mallorca el día 22 de junio, después de los conciertos de regetón y 48 horas antes de que saltara la noticia del macrobrote, les sorprendió que «la gente por la calle no llevaba mascarilla». «Parecía la normalidad que había antes de la pandemia, era un poco chocante al principio, pero nosotros íbamos con un test negativo y nos juntábamos entre nosotros, así que era difícil que pudiéramos contagiarnos», explicó. Solo disfrutaron de su viaje de fin de curso tres noches. «Lo mejor de este viaje han sido las risas mientras duraron esos tres días», sentencia Antonio José, «lo peor, el momento en que nos dijeron que teníamos que quedarnos encerrados sin saber muy bien por qué». A la pregunta de qué le ha enseñado este viaje, contesta: «A mirar bien lo que firmo porque los documentos que nos daban eran confusos».