Hace 35 años un grupo de artesanos se unió para regularizar su situación y conquistar sus derechos, y hoy la asociación, encabezada por Luisa García, afronta el reto de recuperarse del impacto de la pandemia de coronavirus tras haber sobrevivido a un año con pérdidas casi totales y con una mejoría por delante que la representante del sector estima a largo plazo, poco a poco y, eso sí, unidos.

¿Qué ha supuesto el 2020 para el sector artesano?

La mayoría de los artesanos han tenido prácticamente cero ingresos, por lo menos un 80% menos.

¿Cómo se presenta el avance en la vacunación y la relajación de restricciones?

Desde esta primavera se está notando una mejoría en el tema de encargos y se están moviendo un poco más los visitantes, pero respecto a ventas de cara al turismo, nuestro comprador principal es turista extranjero. Claro, ese turismo no está llegando en la cantidad que tendría que llegar y dudo que llegue hasta otoño. Respecto a eso seguimos un poco a la espera. Luego los mercados de verano no se han convocado todos los que deberían haberse convocado.

¿Qué grado de dependencia tiene de ese turismo el sector?

Pues nuestros clientes en un 75% son extranjeros. Los otros ya son turismo nacional.

Con un 25% en el mejor de los casos de clientela en la pandemia, ¿cómo ha sobrevivido el artesano?

Hemos sobrevivido con las ayudas que han dado a los autónomos e intentando cada uno buscar. Algunos compañeros han reactivado las ventas on line, aunque tampoco ha sido para volverse locos. Yo, por ejemplo, he reactivado más el tema de clases en mi taller, que me ha funcionado y me ha complementado un poco los ingresos. Dándole vueltas al ingenio y buscando opciones diferentes.

¿Están satisfechos con las ayudas recibidas?

Sin la ayuda que se ha hecho a los autónomos, no hubiera sido posible. Pero tenemos quejas porque a nosotros no se nos ha considerado uno de los sectores para las ayudas que anunció el Gobierno de pronta implantación. A nuestro sector no se le tuvo en cuenta como uno de los más afectados por la crisis y no hemos podido recibirlas.

El sector está conformado por pymes en su mayoría. ¿Cree que pasa desapercibido?

Exactamente, y muchas veces no saben ni dónde ubicarnos ni con quién vincularnos. De hecho, en la Junta hemos pasado por un montón de consejerías, nos han mandado de unas a otras sin saber dónde colocarnos. El artesano siempre está ahí como una figura que se utiliza para cuando les interesa un poco. Pero luego no nos tienen en cuenta en las cuestiones principales.

¿En qué punto están los artesanos en materia ‘on line’? ¿Está el sector integrado?

Todavía haría falta igual algún empuje más, pero la mayoría de artesanos lo conocen y quien ha querido lo ha implantado. La venta on line funciona, pero tampoco es la panacea. Nuestro artículo es que también requiere el momento de verlo, enamorarte de la pieza, querer llevártela. Es otro tipo de venta. Tiene que haber una relación entre el cliente y el artículo. Y eso on line es un poco más complicado que físicamente.

El pasear y visitar la ciudad.

Claro, los clientes no nos entran a la tienda que tenemos en el Zoco Municipal a comprar algo, el cliente entra a ver la artesanía. En ese momento es cuando ve algo y se lo quiere llevar.

¿En qué situación está el Zoco con el Ayuntamiento por las reformas previstas?

Estamos a la espera de retomar conversaciones con ellos. Lo último que tuvimos entre manos con ellos fue al poco de declarar la pandemia, cuando se puso en contacto con la asociación una arquitecta para que le explicáramos las necesidades que había para remozarlo un poco y comenzar a trabajar. Es un poco un lavado de cara que hay que hacerle. Una vez que se hiciera, se empezaría a trabajar en el tema de ocupar los locales vacíos y de reactivar aquello como un centro de artesanía, pero no se han vuelto a poner en contacto con nosotros. Ahora volveremos a insistir, a ver si volvemos a la lucha de que el Zoco sea un valor más potente en la ciudad.

¿Se sienten olvidados?

Exactamente. Un proyecto tan bonito, que es el único que funciona en toda España de cuando empezaron a hacerse esos mercados y que no haya manera de reactivarlo es una pena. Y es un sitio que le encanta al turismo. Es una pena que las distintas corporaciones no hayan sabido sacarle más jugo y más provecho a este recinto.

Volviendo al impacto de la pandemia, ¿hay expectativas positivas a corto plazo?

Pocas. Con que saquemos para cubrir gastos en la exposición que tenemos en el Zoco nos vamos a dar por satisfechos. Luego, poco a poco, se irá retomando la situación anterior. Y nos gustaría que se recuperara con cabeza. Que no sea ese turismo agresivo, masivo. A nosotros no nos aporta nada.

¿El 2022 será un año bueno o complicado?

Creo que será todavía un año complicado. Creo que para que sea un año parecido al 2019 van a pasar, por lo menos, tres o cuatro años. Creo que esto no es tan fácil como nos han dicho, que no va a ser la recuperación tan rápida. El temor ese que ha habido siempre queda, el no gastar tanto. La gente tiene en la cabeza el miedo que ha pasado. La artesanía es el último gasto que se hace, va después del dormir, del comer... Somos un producto, digamos, de lujo.

¿Qué números reflejan la caída del sector?

En ingresos en el 2020, la última vez que lo estuvimos viendo por lo alto era como un 90% de pérdidas de ingresos respecto al 2019.

¿Ha conllevado algún cierre de negocios?

De nuestra asociación todavía, gracias a Dios, no hay ninguno que vaya a cerrar. Lo que sí pasa es que muchos que tenían edad para jubilarse y no lo pensaban, cuando llegó la pandemia, se jubilaron. Lo hicieron tres en marzo.

¿Puede recordar cómo surge esta asociación?

La Asociación Cordobesa de Artesanos surge en 1986 por la necesidad, como surgen las asociaciones, para tener más fuerza y conseguir más cosas de cara, sobre todo, al Ayuntamiento. Por aquella época muchos estaban vendiendo en la calle, había muchos problemas, y se unen. Así se consigue el proyecto del Zoco. Poco a poco, hemos conseguido, no solo los de Córdoba, sino los de toda Andalucía, que se haga una ley específica de artesanía en la Junta. La ley nos reconoce como sector y eso supone que anualmente la Junta libra un dinero para subvenciones y proyectos. Otra cosa muy importante era que estuviéramos en un registro para que no haya intrusismo. [...] En Córdoba somos ahora mismo 16 socios.