Este martes 22 de junio un total de 162.970 estudiantes cordobeses, desde Infantil a Bachillerato, y 12.868 docentes de 775 centros, tanto públicos como concertados y privados de la provincia, dirán adiós al curso escolar 2020-21, un segundo curso marcado por la pandemia del covid-19, que deja un sabor agridulce, entre el esfuerzo realizado por profesores y alumnos por seguir la rutina escolar entre medidas de seguridad y sanitarias y la satisfacción de haber superado este difícil año con menos contagios y aulas cerradas de lo que se esperaba.

Según los datos de la Delegación de Educación, solo se han cerrado a lo largo del curso 8 centros debido al covid, de los 775 existentes, y unas 750 aulas sufrieron aislamientos o cuarentenas a causa de contagios, del total de 7.390 existentes. Es decir, un 10,3% de las aulas se han visto afectadas de alguna manera por el virus, mientras que el 90% ha funcionado con normalidad. El 60% de las aulas afectadas han sido de Infantil. En cuanto a cierres totales de centros, la incidencia fue solo del 1%.

La delegada de Educación, Inmaculada Troncoso, mostró a este periódico su «gran satisfacción» por este índice tan bajo de incidencia del covid en los centros de enseñanza cordobeses, «lo que indica que las cosas se han hecho muy bien por parte de los centros y la comunidad educativa en general».

Escuelas infantiles

En cuanto a los 8 cierres de centros durante todo el curso, manifestó que «han sido temporales, durante el tiempo que los protocolos sanitarios han establecido» y cinco de ellos eran escuelas infantiles. Troncoso destacó la labor del profesorado y de los equipos directivos, pero también el esfuerzo del alumnado, «que han demostrado ser un ejemplo para toda la sociedad». Igualmente, subrayó todos los recursos que la Consejería ha puesto a disposición de los centros este curso, con refuerzo de limpieza, contratando a 168 profesionales; el refuerzo de 538 docentes más, además de orientadores, obras de inversión y material higiénico sanitario que se ha ido poniendo a disposición de los centros.

Como reconocía a este periódico la presidenta de la asociación de directores de colegios de Infantil y Primaria de Córdoba (Asadipre), Isabel Bernal, ha sido un año difícil, agotador para profesores y alumnos, en los que los directores han sido «malabaristas emocionales», recibiendo «todos los sentimientos de los diferentes miembros de los centros, cada uno con una situación personal y una forma de enfrentarse a la pandemia e intentando acompañar en todos los procesos personales hacia el objetivo de seguir adelante con el proceso educativo».

Así, en colegios e institutos hubo que crear y mantener durante meses una conciencia colectiva de prudencia y de cumplimiento de las normas que establece el protocolo; flexibilizar las enseñanzas, tener a segundos profesores dentro del aula, buscar desdobles, agrupamientos flexibles para garantizar una enseñanza de calidad y adecuar espacios y recursos materiales para enseñanzas sincrónicas o semipresenciales. Según una encuesta elaborada por el sindicato CSIF Córdoba, primera fuerza sindical en la provincia, casi el 95% de los docentes cordobeses ha tenido durante este curso escolar sentimientos de estrés, hartazgo y angustia. «Gracias al encomiable trabajo y esfuerzo del profesorado, las clases y la atención al alumnado se han desarrollado con la mayor normalidad posible dentro de las circunstancias, aunque los profesionales hemos echado en falta una mayor dotación de recursos humanos y materiales», señala la responsable del sector de Educación de CSIF Córdoba, Elena García.

El profesorado, artífice del éxito

Desde la junta de personal docente, en la que se integran todos los sindicatos con representatividad en la enseñanza cordobesa, su presidente, Antonio López, asegura que «si ha habido un éxito en la gestión de la pandemia en el ámbito educativo, no hay duda de que el profesorado es su verdadero artífice». 

Valora «positivamente» la junta de personal docente la implantación en los centros educativos de los recursos covid, pero «demandamos su consolidación en el sistema pues, más allá de la coyuntura actual, vienen a paliar un déficit histórico y colaboran en la tan necesaria reducción de las ratios». Igualmente, celebran las inversiones en infraestructuras educativas e «instamos a las administraciones a atender con especial diligencia las demandas de los centros y enseñanzas que, por la antigüedad de sus equipamientos, requieren de una adecuada modernización», asegura López. Además, los sindicatos «seguimos denunciando la pérdida de unidades que soporta en exclusiva la escuela pública y que, en la última década, supera ya las 400. Y lo hacemos pues, más allá de criterios técnicos, responde también a criterios políticos». 

El clima contenido durante el curso en el sistema educativo se rompió en marzo, cuando comenzó el proceso de escolarización para el próximo curso 2021-22. Padres y sindicatos han mostrado desde entonces, con numerosas protestas, concentraciones y comunicados su malestar por la supresión de unidades escolares, que cifran en 8 o 9 en la capital para el próximo curso.

Los sindicatos coinciden también en reivindicar una bajada de las ratios, ante el descenso cada vez mayor de la natalidad.