¿Qué supondrá el acuerdo entre EEUU y la UE sobre aranceles para la agricultura española?

El acuerdo sobre los conflictos en materia de subvenciones a la producción de aviones civiles es muy importante porque ha tenido una repercusión negativa e injusta sobre el sector agroalimentario español, que es el que ha recibido estos aranceles suplementarios desde octubre de 2019 hasta la suspensión, que tuvo lugar en marzo de este año. Este acuerdo da tranquilidad, da confianza en el futuro y para España es particularmente importante porque los aranceles estaban gravando a algunos de los productos estrella de la agroalimentación española y, particularmente, a algunos en los que tenemos presencia muy fuerte y donde estábamos creciendo. El mercado norteamericano es un escaparate de cara a otros mercados y nos interesa mucho incrementar nuestra presencia.

¿Cuál ha sido el impacto económico de estos aranceles?

A pesar de los aranceles, las exportaciones agroalimentarias de España a EEUU en 2020 sumaron 2.181 millones de euros, es decir, 6 millones más que en 2019. Lo más interesante es que conseguimos aumentar el superávit a 576 millones de euros. El acuerdo supone que por cinco años no se aplicarían aranceles para el aceite de oliva español envasado, para nuestros vinos, nuestros quesos, aceituna verde, cítricos, carne de porcino o conservas de pescado.

¿A partir de cuándo se notará este acuerdo en las exportaciones españolas?

De hecho, están suspendidos desde marzo como consecuencia del acuerdo provisional con la Administración Biden. Ya no se aplicaba este 25% de aranceles. Es una gran noticia porque, por ejemplo, en aceite de oliva se podía exportar a granel, como han hecho muchos productores, con aceite de otras procedencias. Lo que se valorizará más ahora es nuestro aceite de oliva envasado, que es la fuente mayor que tenemos de valor añadido y de ingresos para nuestros productores e industria. En otros sectores como los vinos y los quesos se ha notado en el año 2019 y 2020 la caída de exportaciones. Ahora volvemos a la normalidad, lo que es una excelente noticia en una campaña marcada por las excelentes salidas de aceite y a un precio medio que es el más importante de los últimos años.

¿A cuánto asciende el impacto de los aranceles en los mercados agroalimentarios españoles?

Se hicieron evaluaciones anteriores a la entrada en vigor y teníamos algunas proyecciones. Por ejemplo, cuando se impusieron los aranceles, estimamos que las exportaciones afectadas suponían aproximadamente, en el caso de España, unos 800 millones de euros y se gravaban en unos 200 millones. En algunos casos, como el vino, para no perder mercado han sido absorbidos en parte por los propios exportadores e importadores norteamericanos. Es muy difícil hacer una evaluación de conjunto. Por eso es una excelente noticia el acuerdo.

Faltaría por resolver el arancel a la aceituna negra.

La aceituna negra es un expediente separado, no estaba situado en el marco Airbus-Boeing, sino que es consecuencia de denuncias de empresas norteamericanas por antidumping y ayudas de la PAC y se impusieron aranceles que han sido muy gravosos. España planteó a la Comisión Europea llevar el tema a la OMC y estamos esperando para los próximos meses el fallo de la OMC sobre la denuncia efectuada por la UE a petición de España. Es un sector muy importante para España y, particularmente, para Sevilla y Córdoba.

¿Qué enseñanzas deja esta crisis comercial con EEUU?

Esta crisis nos refleja varias cosas. La importancia del multilateralismo. El comercio es una fuente de riqueza y una fuente de estabilidad económica y de renta para los países y, además, el comercio agroalimentario es una gran necesidad. Lo digo en la perspectiva de ser el ministro de un país que es el cuarto exportador de la UE y el octavo exportador del mundo. El año pasado nos situamos en más de 54.000 millones de euros en exportaciones agroalimentarias. Somos una gran potencia agroalimentaria, pero necesitamos un comercio basado en reglas y eso es muy importante. La pandemia del covid-19 nos ha dejado lecciones sanitarias y también del suministro de las cadenas de valor. La alimentación es uno de los sectores que ha funcionado mejor en este contexto de crisis. Las cadenas de suministro de España, junto a las de Canadá, son de las más desarrolladas del mundo. El sector agroalimentario es no solo un pilar de resistencia, sino que tiene que ser uno de los pilares de la recuperación de España después de la pandemia.

El acuerdo es volver a la situación anterior a esta crisis, en la que España estaba muy consolidada en países como EEUU.

EEUU es un gran escaparate y en las secciones de alimentación, pero también de salud, cada vez se habla más del aceite de oliva y estamos empezando a llegar y popularizando, cada vez más, un producto en EEUU y en otras sociedades desarrolladas al ser muy atractivo y saludable. Además, es un faro que atrae al resto de los productos de la dieta mediterránea. Se produce la constelación de productos vinculados al aceite, estoy pensando en el ibérico, en los quesos y en los vinos, frutas y verduras y otros productos que constituyen un ejemplo de esa expansión.

Quedaría por resolver el problema con Rusia de la fruta de hueso.

El tema de Rusia y la fruta de hueso es distinto tras las sanciones de la UE por lo que pasó en Crimea y ha sido eso lo que ha producido una escalada de acciones que tienen difícil arreglo a corto plazo. Espero y deseo que se pueda solucionar. Soy globalmente muy optimista. Pensemos que en los años noventa España era un país que tenía una balanza agroalimentaria negativa. A principios de los 2000 conseguimos equilibrarla y, en los últimos diez años, prácticamente, hemos multiplicado por cuatro las exportaciones agroalimentarias. El futuro está ahí, pero no hay que ser en modo alguno complaciente y por eso las campañas de promoción están destinadas a España y fuera de España. Creo que el futuro pasa por la imagen de calidad, de solidez y la atracción gastronómica y también cultural que tiene España.

Solucionado el problema de los aranceles, queda la PAC.

Lo único que puedo decir es que en los dos últimos días, en el consejo informal de Bruselas, hemos estado conversando con la presencia del presidente de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, el comisario de Agricultura y todos los ministros. Hemos tenido muchas conversaciones para llegar al cierre de la PAC. He puesto en valor el inmenso esfuerzo que estamos haciendo los ministros. La semana que viene tienen lugar tres reuniones muy importantes y espero que se pueda ultimar el acuerdo y los ministros nos reunimos el 28 y el 29 en Luxemburgo y confío en que, bajo presidencia portuguesa, podamos llegar a un buen acuerdo para la UE y los agricultores.