Jesucristo multiplicó unos pocos panes y peces para dar de comer a 5.000 personas. Hoy, como cada año se realiza a modo de tradición, las hermanas capuchinas de Córdoba han rememorado la parábola de la Biblia y han entregado un total de 5.000 bollos de pan hechos por ellas, tres para cada una de las personas que se acercan a recibirlos, como celebración del día de San Antonio en el Convento de las Hermanas de la Cruz, en la plaza de Capuchinas. 

Como ha explicado Sor Gema, relata la tradición que una mujer pidió al santo que curara a un hijo que se le había puesto muy enfermo. Y en promesa, si hacía posible que este recuperara la salud, daría alimento a los más necesitados. El milagro se cumplió y la promesa hoy en día sobrevive al tiempo gracias a la labor que, desde la Orden Franciscana, llevan a cabo de forma inagotable durante cada año. 

Según ha contado la monja, estas acciones tienen lugar en «casi todos» los conventos, repartidos por todo el mundo. Sin embargo, ella percibe en Córdoba «muchísima vocación», más si cabe que en otros lugares, algo que sin duda la llena de alegría. Una devoción que, en su opinión, es recíproca y que se transmite de la gente hacia ellas y de ellas hacia una población con la que están «muy agradecidas». Para seguir por ese mismo camino de solidaridad, Sor Gema, además, ha animado a colaborar caritativamente a todo el que lo desee, con cualquier cosa y de cualquier forma.