Sergio Rodríguez García, maitre madrileño de 42 años, afincado en Córdoba, es donante habitual de sangre desde hace mucho tiempo. En enero de este año se contagió de coronavirus, pero por suerte para él la evolución de la infección cursó de forma leve y asintomática.

Tras recuperarse del covid, decidió ir a donar sangre al Centro de Transfusión de Córdoba, después de recibir el habitual mensaje que le envían periódicamente para que vaya a donar. Antes de ir preguntó si existía algún problema para donar, debido a que acababa de pasar la infección, pero le dijeron que podía ir si ya había pasado un mes desde la última PCR negativa. Ya en el Centro de Transfusión le comentaron la posibilidad de que donara plasma hiperinmune, que podía ser útil para tratar a pacientes con covid-19. Desde ese momento, Sergio ya ha donado varias veces plasma hiperinmune, algo que considera debería ser una obligación para toda persona que esté en condiciones de donar.

«Me considero una persona sana, que no ha sufrido enfermedades de importancia. No fumo, ni bebo y hago deporte. Si dentro de mis posibilidades puedo ayudar a quien sea, lo haré sin dudarlo, donando sangre o plasma», señala. «Me animé a empezar donar sangre acompañando a mi padre cada tres meses a que le realizaran una extracción de sangre para tratar un problema de salud. Después de todo lo que estamos sufriendo por la pandemia, deberíamos ayudarnos más los unos a los otros, pues hoy haces tú algo por alguien, pero otro día esa persona puede hacer algo por ti. Donar sangre no cuesta y ayuda a muchas personas. Que España esté a la cabeza de donaciones de órganos y de sangre es un ejemplo», resalta.

«Ahora mismo, gracias a las vacunas, ha bajado la demanda de este tipo de plasma para tratar a ciertos pacientes con covid, con respecto a los primeros meses de la pandemia, pero el plasma siempre es necesario, pues se usa para tratar otras muchas enfermedades», destaca.