Si hay un sector atacado por el coronavirus además del turismo ese es el congresual. Desde que irrumpió la pandemia en Córdoba todos los eventos que había programados para el 2020 y 2021 se han aplazado y solo se han celebrado muy pocos. Con la llegada de las vacunas y la menor incidencia que está teniendo el virus, el sector empieza a mirar con optimismo hacia el futuro y afronta ya su reactivación. Sus previsiones son que entre el segundo semestre de este año y el primero del que viene se celebren los eventos aplazados y que la actividad se recupere totalmente en los últimos meses del 2022 y en el 2023. Para entonces deben estar acabados y en funcionamiento los dos recintos que ahora están en obras, el Palacio de Congresos de la Junta y el Centro de Ferias, Exposiciones y Convenciones (CEFC) del Ayuntamiento. Mientras ese futuro llega, el sector demanda aprovechar el presente para promocionar Córdoba como destino de congresos para atraer eventos.

El presidente de la Asociación de Organizadores de Congresos (OPC), Vicente Serrano, explica que «con la pandemia había congresos fijados en Córdoba que no pudieron celebrarse y se aplazaron al primer semestre del 2021 pensando que habría tranquilidad y que el covid estaría olvidado, pero no fue así y se volvió a aplazar todo al segundo semestre de este año». De esa forma, en los segundos seis meses del 2021 tendrán lugar el 70% de los eventos pospuestos mientras que el 30% restante se desplazarán al primer semestre del 2022. Los congresos que se celebrarán son principalmente científicos y médicos, por lo que, según indica, «hay tranquilidad porque sus participantes están vacunados». Sin embargo, ese año será «aún flojo» porque, según subraya, «no se ha hecho labor de promoción y captación».

Serrano insiste en que «en Córdoba hace falta una herramienta más, el Convention Bureau», desaparecido hace varios años, para «hacer la labor de promoción y recabar información en la capital sobre en qué circunstancias estamos». Aunque «tenemos datos», añade, «es una labor que hay que hacer a través de un organismo oficial».

A la situación de paralización del sector por el coronavirus se une la incertidumbre de tener dos recintos en obras. «A la hora de ofrecer infraestructuras adecuadas, te encuentras con la inquietud de desconocer cuándo estarán acabadas», asegura Serrano, que reclama que se den «garantías de que se van a celebrar eventos» en los dos recintos, que tienen características diferentes para acoger de distintos tipos. «El CEFC necesita un tiempo para la labor de promoción y ahora deberíamos estar vendiéndolo en el exterior», señala Serrano, que añade que «el Palacio de Congresos se está vendiendo pero su concesionario se encuentra con que no tiene la seguridad de saber cuándo será el final de obra». Al margen de estas dos infraestructuras, «quedan hoteles, el parador e instalaciones públicas pero estamos perdiendo grandes oportunidades», sentencia. Por ello, concluye que «ahora es cuando hay que vender las infraestructuras y que la iniciativa pública y privada se pongan de acuerdo».

El sector afronta el futuro con «optimismo», con la vista puesta en esa mitad del 2022 en la que espera ponerse al día de los eventos aplazados, pero con la inseguridad que le da desconocer la fecha de apertura de los dos recintos que debían estar listos para este año. «Esperemos que si hay retraso en las obras sea solo hasta el primer semestre del 2022», indica Serrano, que insiste en que «hay que intentar vender las dos infraestructuras como si fuesen a estar listas». La feria del turismo, Fitur, que se celebró en mayo, sirvió de escaparate a Córdoba para dar a conocer su potencial como ciudad de congresos.

Prevista la contratación de 25 nuevos empleados

El Palacio de Congresos prepara cinco proyectos de producción propia y dos eventos culturales temporales que prevén ver la luz en el 2022, según explican desde el centro. A partir de la entrega de la fase II de las obras, desde el recinto aseguran que esperan dar trabajo a unas 15 o 17 personas de forma directa e indefinida, y a unas 10 personas indirectamente. Del total de la nueva plantilla, pretenden que las mujeres sean un 40% mínimo y un 20%, personas con discapacidad. M.L.